La escuela como formadora del caracter.

La escuela como formadora del carácter.

Una gran mayoría de chicos y chicas atraviesan la adolescencia sin experimentar dificultades de alto impacto; la búsqueda de identidad y autonomía son unos de los procesos que la adolescencia acarrea y están mediados por el contexto social en el que el adolescente se ubique; el hecho de que el adolescente tenga que enfrentarse a estos cambios puede que desarrolle problemas emocionales o comportamentales. Entender las causas de dichos trastornos requeriría de estudiar cada problemática por aparte, lo cual no sería una tarea sencilla, sin embargo, más útil resulta enfocarse en los factores implicados en dichas problemáticas.

Un factor para el desarrollo adecuado de un sujeto es la familia, que se puede definir como la base fundamental para la configuración de la singularidad del sujeto, así que la débil formación desde este núcleo fundamental, afectaría procesos elementales que se dan durante el recorrido natural de la vida y de esta forma, propiciar la llegada de problemas psicosociales durante la adolescencia, por lo tanto, los cambios en la familia y en su dinámica pueden ser los procedentes de problemas psicosociales o emocionales, es de gran importancia, entonces, formar desde esta institución el carácter, lo que enseñaría al chico o chica a enfrentarse a los problemas, expresarse y buscar soluciones sin recurrir a los métodos “fáciles”.

Asociado al ámbito familiar, la escuela es otra institución en donde se presenta esta problemática; en muchas ocasiones, la escuela atrofia la capacidad de esfuerzo de los estudiantes; prueba de ello es la aprobación del decreto 230 de “Promoción Automática”, con el que básicamente, se le dice al alumno que no es necesario esforzarse puesto que la escuela tiene el deber de promoverlos así sus calificaciones sean malas. Actúa entonces como padre permisivo y protector de los alumnos y es aquí donde se ve la incapacidad formada en el alumno para enfrentar situaciones complejas y tomar decisiones.

En consecuencia y debido a la débil formación en el ámbito familiar y escolar, se aumenta la aparición de factores particulares tales como fragilidad, soledad y depresión, que son incompetencias ante situaciones difíciles, interpersonales e intrapersonales, respectivamente.

Es necesario, entonces, durante el desarrollo del sujeto, interiorizar enseñanzas como, amor por sí mismo, por los demás y por la vida, las cuales posibilitan un mejor desarrollo psicoemocional, formar características que fortalezcan él carácter. Pues es natural que un adolescente piense en salidas fáciles para sus problemas y es en este momento en donde se presentan dichas problemáticas psicosociales como el consumo de sustancias psicoactivas, el suicidio, el cutting, entro otros. Si el alumno posee dicha característica de personalidad significa que son óptimas sus habilidades para superar problemas tanto con los demás como consigo mismo. Por esta razón es de gran impacto para la formación del sujeto, desde la niñez, enfrentarlos a los problemas, mostrarles que las situaciones no siempre son fáciles, pero, aunque sean difíciles, son superable, esto formará el carácter del joven próximo. La expectativa de poder alcanzar nuevos retos es una contribución importante desde los primeros años de escuela, pues ayuda a disipar la falta de confianza en uno mismo y la ansiedad producida por el temor de ser incapaz de vencer.

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