La escuela y la (des)igualdad

“La escuela y la (des)igualdad”

Juan Casassus

En el capítulo 2: “El estudio de la desigualdad”, Casassus comienza haciendo referencia a la situación de desigualdad que predomina en el Caribe y en América Latina, enfocándose más en este último. “Pese a que la mayoría de los países lograron expandir su economía y aumentar el gasto social durante los años noventa, América Latina no logro modificar la distribución del ingreso” (Casassus: 2003).

El autor hace énfasis en la condiciones de vida injustas que existen dentro de esta región y lo que esto implica en la calidad de la educación: “Se ha ido generando una distancia cada vez mayor entre, por una parte, los que tienen una buena educación y buena situación económica, y por otra parte, los que están en el doble riesgo de tener una educación deficiente y vivir en la pobreza” (Casassus: 2003).

“Los que tienen menos están limitados en sus posibilidades de existencia pues son los que reciben menos” afirma Casassus.

Al no tener una adecuada comprensión acerca de la compleja relación entre pobreza y desigualdad, los gobiernos consideran la magnitud de la ésta en torno al desarrollo de políticas compensatorias. “Sin embargo, existen dudas acerca de la eficacia de las políticas implementadas (…). Por ello es necesario concentrar la atención en la comprensión del tema de la desigualdad educativa e imaginar formas para superarla” (Casassus: 2003).

Casassus (2003) empieza por cuestionar el concepto de “calidad” de la educación. En paralelo a esto, surge una nueva forma de ver la educación y el desarrollo, la cual consiste en plantear que: “a mejor educación, mejor capacidad de resolver los desafíos presentados por el crecimiento económico y la integración social”, es decir, mejor calidad educativa, mayor competencia. Esta visión, aunque es aceptada socialmente, implica una interrogante: “¿Cómo medir calidad?” (Casassus: 2003).

Ante esta pregunta, el autor postula que: “Calidad en la educación aparece así como uno de esos conceptos (…) cargados de fuerza emotiva y valórica. Su fuerza y riqueza radican precisamente en su ambigüedad, porque reflejan el “algo mas” que es necesario construir socialmente como todo objeto de construcción cultural” (Casassus: 2003).

Por otro lado, Casassus (2003) toma en cuenta la ambigüedad del concepto de “igualdad” y llega a la conclusión de que: “igualdad/desigualdad es a la vez un derecho, y un resultado objetivo”.

Dentro del estudio de la desigualdad en el logro educativo, el autor se percata que la educación actual mantiene latente una “promesa de funcionamiento meritocratico o de democratización fundada en el merito”, a lo que concluye que:

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