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La incidencia de la Capacitación y Formación en Oficios, desde el enfoque Andragógico y su incidencia en la autonomía económica y laboral de mujeres, residentes de la Región Metropolitana


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2021  •  Documentos de Investigación  •  3.161 Palabras (13 Páginas)  •  108 Visitas

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La incidencia de la Capacitación y Formación en Oficios, desde el enfoque Andragógico y su incidencia en la autonomía económica y laboral de mujeres, residentes de la Región Metropolitana.

Johanna Muñoz Pajarito

Karen

Daniel

Facultad de Trabajo Social, Universidad De Las Américas

Taller Integrado de Investigación

Marcela

23 de Septiembre de 2021

Índice

1.- Planteamiento del problema y su justificación.        3

2.-JUSTIFICACIÓN Y PROPÓSITO DEL TEMA.        5

2.2 Contextualización Disciplinar        8

2.3.- Pregunta de investigación        10

Bibliografía        11


1.- Planteamiento del problema y su justificación.

“Si la mujer ha franqueado en gran medida la distancia que le separaba del varón ha sido gracias al trabajo; el trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad concreta” (Beauvoir, 2017 (1949)).

Siguiendo las palabras de la Filósofa Simone de Beauvoir, el trabajo es un elemento fundamental, para lograr la autonomía económica de las mujeres, la cual ha sido una lucha de décadas, que si bien se ha plasmado con antecedentes históricos, gracias a los movimientos feministas y grandes hitos, cómo la quema de la industria en Estados Unidos, por lo cual hoy en día se conmemora el “8M”, es un precedente que sigue existiendo, el trabajo, ya sea dependiente o independiente, es un factor que facilitará la libertad y la autonomía económica, puesto que permite financiar gastos personales y familiares, pero también brinda la capacidad de auto superación, otorga mayor conocimiento y permite plasmar las competencias y habilidades con la que cada persona cuenta, pero el trabajo sigue siendo un factor de desigualdad de género, debido a las brechas existentes, ya sean salariales o desigualdad en la distribución de cargos.

A lo largo de la historia la mujer ha sido oprimida y explotada en el ámbito laboral, al igual que el hombre, producto del capitalismo,   pero aun así dentro de esta misma opresión, existen diferencias, la mujer, es doblemente explotada, por el capitalismo y el patriarcado, puesto que socialmente ha tenido que cumplir el rol de “dueña de casa” y de encargada de la crianza de sus hijos, pese a que los roles, a medida que ha pasado el tiempo se han ido decontruyendo, aún se atribuye lo privado (quehaceres del hogar) a la mujer, solamente por el hecho de ser mujer.

Gracias a la industrialización, se comenzó a visibilizar la autonomía económica y laboral de la mujer, puesto que empezaron aumentar las plazas de trabajo, principalmente desde la fábrica manufacturera y textil, pero su incidencia en el mundo laboral es anterior y se desenvolvía laboralmente como hilandera, modista, orfebre, cervecera, pulidora de metales, productora de botones, pasamanera, niñera, lechera o criada en las ciudades y en el campo tanto en Europa como en Estados Unidos, pero no fue hasta en el siglo XIX que se la observa, se la describe y se la documenta con una atención sin precedentes. La mujer trabajadora fue un producto de la revolución industrial, no tanto porque la mecanización creara trabajo para ella allí donde antes no había habido nada, como porque en el transcurso de la misma se convirtió en una figura problemática y visible, producto de  su participación en movimientos sociales, sindicales. (Scott, 1993).

Pero a medida, que han ido pasando los años, la realidad de las mujeres en el ámbito laboral, ha ido progresando, desde los años ‘90, este aumento ha tenido un impacto positivo en cuanto a la disminución de las brechas de género que existían, a su vez, se ha acompañado de un incremento en los años de escolaridad que registra la población femenina, lo que, impacta en las posibilidades de inserción laboral que ellas tienen, potenciando su autonomía y contribuyendo a disminuir las brechas de género en otras dimensiones de la vida social (INE, Departamento de Estudios Laborales, Departamento de Estudios Sociales, 2015).

En cuanto a lo mencionado anteriormente, si lo llevamos al caso concreto de Chile, respecto a la autonomía y la educación, un elemento fundamental a considerar es la educación terciaria, referida a la capacitación, la cual hoy en día brinda una gama de posibilidades, tanto desde el sector privado, como desde el sector público, y es esta instancia a la que se hará referencia, relacionando con el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, SENCE, quien depende del Ministerio del Trabajo y fue creado en el año 1976 con el objetivo de “procurar un adecuado nivel de empleo, con el fin de hacer posible, tanto el progreso de los trabajadores como la mejor organización y productividad de las empresas y la eficiencia de los servicios e instituciones del Sector Público. Esta iniciativa marca un cambio radical respecto de la función del Estado en la formación laboral de los adultos, pasando de una condición de operador directo a otra de regulador y cofinanciador de actividades de capacitación, demandadas por las empresas y ejecutadas por organismos privados, denominados “Organismos Técnicos de Ejecución (OTEC)” (SENCE, 2003) y para poder ampliar la oferta y lograr la equidad este Servicio, en el año 2018 crea con el fin de promover y coordinar temáticas y criterios de igualdad de género en las políticas y programas del Servicio, la Comisión para la Igualdad de Género, lo cual ha servido para denunciar casos de vulneración, pero aun así no es suficiente para poder equilibrar el porcentaje de hombres y mujeres capacitados, ejemplo de ello es la cantidad de personas que efectuaron cursos en el Programa de Capacitación de Oficios línea regular, el cual fue de un total de 1014 personas, siendo 547 hombres participes y 454 mujeres (SENCE, 2021).

Pese a los antecedentes históricos y política pública implementada, aún existen brechas económicas, laborales, es por ello que para generar una real autonomía que favorezca la resiliencia, es necesario que aquella persona , en este caso mujer, que asuma la responsabilidad de capacitarse, lo debe efectuar de manera consciente y critica, debido a que la educación tomada como una obligación no generará una mayor incidencia en los cambios que se puedan efectuar a futuro, es por esto que uno de los principales problemas presentados en la educación es la réplica de un modelo centrado en aprender para producir y el modelo por competencia, y no aprender para aprender (AaA), por tanto el enfoque de la educación, debe ser orientada a la andragogía, ya que esta tiene como centro el sujeto a educar y se fundamenta en el “aprendizaje basado en problemas”. Los “problemas” son el punto de partida para la adquisición e integración de los nuevos conocimientos y a su vez, también permite educarse, mediante el reconocimiento de la experiencia empírica, pero también se educa, para estar en constante aprendizaje y autoformación.

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