La mujer en su condición de mujer
Loren Aguilar H.Tarea3 de Mayo de 2023
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LA MUJER EN SU CONDICIÓN DE MUJER
Bibliografía.
Spivak, G. (1998). ¿Puede hablar el sujeto subalterno? Orbis Tertius.
Esquivel, L. (2012). ¡Sea por Dios y venga más!
La autora hace énfasis en la posición de la mujer, proteger la mujer negra del hombre negro es lo que debe hacer el hombre blanco, sin embargo; ella es subalterna, puede hablar físicamente, pues su habla no adquiere un “estatus” dialógico. En el texto ¡sea por dios y venga más! De Laura Esquivel se puede dar cuenta de una mujer sumisa, que pretende que el amor es soportar cualquier barbaridad y que un acto de amor es dejarse pegar. El centro de poder que se ha construido en la sociedad y la dominación que se ha venido marcando por la opresión del hombre hacia la mujer da cuenta de la sumisión con que actúa la mujer frente a las actitudes de su esposo.
En el texto de Spivak, la mujer no puede hablar porque no existen las condiciones de discurso para que sea así. La manipulación, el machismo, la dominación, son temas que se pueden evidenciar en ambos textos. La mujer de alguna u otra manera siempre está siendo menospreciada, la supremacía del hombre sobre la mujer ha sido empleado para designar una jerarquización. Además, se da cuenta como la mujer asume el patriarcado como algo natural, ya que esta es la posición que la sociedad ha demostrado. La mujer de alguna manera siempre está sirviendo al hombre, vive para él, vive para el otro.
La mujer que no se casa y no tiene un hombre a su lado, debe cuidar de su madre, “debe servir en algo” la mujer no se realiza si no se casa. Mientras el hombre si se casa exterioriza una superioridad moral y social, pues el hombre siempre es el que debe tener la razón y la mujer callar. La mujer es postergada a un segundo plano y termina aceptando siempre que el hombre piense por ella. En el cuento de Esquivel podemos ver como la mujer en vez de culparlo lo defiende y lo justifica porque según ella lo hace desesperar y por eso le pega, involucra la violencia como algo normal y personal.
Asimismo, Esquivel manifiesta como la sociedad patriarcal acepta la infidelidad masculina, exaltando así el poder, como se lee en ¡Sea por Dios y venga más!: “Él siempre me quiso. A su manera, pero me quiso. Nadie me va a convencer de que no. Si tanto hizo para que aceptara a su amante, era porque me quería.” (Esquivel, 2012)
Esto permite dar cuenta del eje dominador, exaltando la hombría y resaltando la desigualdad entre el hombre y la mujer, pues ambos en su papel de infidelidad cometen actos que la mujer asume con humillación mientras el hombre ante este acto la abandona. Para la sociedad el hombre es sinónimo de poder, autoridad, es gobernante, superior; mientras la mujer en este caso de infidelidad es rechazada, denigrada, desobediente, y por ningún motivo el hombre la puede aceptar como su esposa, ya que sería la peor humillación para el hombre y sin duda alguna lo deja en vergüenza con los demás individuos de la sociedad.
La mujer subalterna no tiene un lugar desde el cual hablar porque entre el patriarcado y la opresión la figura de la mujer desaparece. La inferioridad siempre se presenta y los ideales patriarcales que suprimen el valor femenino de deben rechazar de manera que se tenga una igualdad. Ambos textos son escritos por mujeres, en donde se describe la vida de las mujeres y el dominio al cual son sometidas por el hombre, la legitimación de la mujer y sus derechos son un gran avance; sin embargo, falta mucho camino por seguir hasta el punto que se tenga una equidad y el hombre no vea a la mujer como sujeto. Hacer hablar al silencio es lo que se necesita.
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