La recepcion de la paz de Panikar
mirriskyDocumentos de Investigación22 de Junio de 2017
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CAPÍTULO I
“La paz no es algo que se impone, que se da o que se merezca: la paz es un don que se recibe por la gracia, gratuitamente”
La paz se recibe, pero para poder recibirla es necesario tener lo que Panikkar llama, una “actitud femenina”. Esta actitud no es solo referida a todo aquello exclusivo de las mujeres, sino a aquella actitud que un ser humano puede tener frente a un hecho, una actitud receptiva frente a la vida, las cosas y las actitudes, una actitud transformadora para asimilar, crear y seguir adelante.
Es una gracia, algo inesperado, algo que sorprende. Es algo grato. Pero no es uno mismo quien se puede “dar la paz”, la voluntad de paz no alcanza para recibirla. La paz no puede venir de nosotros mismos como resultado de nuestra voluntad, pero tampoco nos llega como una dádiva del poderoso, o algo que nos lo regalan como una limosna. La paz no existe, no florece en el reino de la heteronomía.
La paz no existe si se impone, si no se tiene una actitud femenina, si no hay una armonía entre nosotros y la realidad circundante, difícil acto frente a un hombre moderno, un hombre del mundo nuevo. Un humano domesticado, quien destierra lo divino y está sometido a lo material, un hombre que ha mutado a través de la historia del mundo, un hombre subordinado a la tecnología, así entonces, aparecen nuevas reflexiones, la metanoia, sobre la cuestión de los fines de la vida y la realidad, sobre el cambio político, la civilización, tanto política como religiosa.
Respecto a esta útlima, la paz, la paz religiosa, la búsqueda de ésta, es una “revolución”. Es decir, el camino hacia la paz no es algo fácil, es un camino donde debe suprimirse la injusticia, el egoísmo, debe ser activa esa búsqueda y no solo un relevo solo de guardia. La paz no puede construirse, como el hombre moderno construye todo lo demás.
La filosofía clásica, racional, lógica, de explicaciones claras y concisas se contrapone a aquello que plantea Cicerón cuando da a conocer la “nueva filosofía”, una filosofía que corrompe a la tradicional que tiene como base al alma cultivada por el espíritu, la armonía como constructora de la realidad, la “Philosophia Pacis”. Ésta es una observación activa, que tiene conexión con la memoria, con el pasado pero como puente para aprender y crecer. El pasado no como herramienta de resentimiento sino como creador de nuevas formas de “ser”. Un ser auténtico, que debe estar íntegro y no desgarrado por el pasado. Un ser presente y liberado, porque como aclara Panikkar, “la verdad es liberadora”. Para el autor “todo está relacionado” la libertad, el pasado, la memoria, la paz interior, la paz externa, el desarme cultural, el perdón, es por eso que crea los nueve sutras de la paz. Estos sutras están enlazados entre sí, son hilos conductores unos de otros, y constituyen entre todos una joya a la que llamamos “paz”.
- “La paz es la participación en la armonía del ritmo del ser”
Nosotros somos responsables, somos constructores de la armonía del universo, transformando y cooperando con éste para conseguir la paz. No una paz homogeneizadora, no una paz referida a la “no-violencia”, no una paz “ausente de fuerzas o polaridades”, sino una paz constitutiva y transformadora, activa, movilizada, hacia una armonía cósmica nueva.
- “Es difícil vivir sin paz exterior; es imposible vivir sin paz interior. La relación es no-dualista (advaítica)”
La paz exterior y la paz interior tienen una relación no-dualista, por lo tanto no hay una sin la otra. Es decir, si no hay paz interior, no hay paz exterior. Si hay paz interior se puede sobrevivir, sin ella, el ser se desintegra. Cuando la violencia es exterior, es difícil sostener la paz interior, parece ser solo una realidad ficticia un estado exclusivamente psicológico.
- “La paz no se deja conquistar para uno mismo ni imponer a los demás. La paz se recibe, a la vez que se descubre, y se crea. Es un fruto (del Espíritu)”
Debemos considerar a la paz como una construcción, una creación y principalmente como una situación no acabada. La paz no es inerte, sino que debe estar en continuo movimiento. No es una situación ya acabada, debe ser alimentada e incluso creada. No se reproduce cual fotocopia, no es un juguete que se hereda, ni tampoco algo que recibimos simplemente. La paz es siempre una nueva recreación.
- “La victoria jamás conduce a la paz”
La victoria es victoria, no paz. La mayoría de las guerras se han hecho en “nombre” de la paz, pero solo busca la victoria, el reconocimiento de aquel que “gana” esa guerra. La victoria es sobre la gente, sobre los derechos y las culturas.
La paz no es el resultado de ningún proceso dialectico, ni la suspensión de las guerras proporciona la paz, ni viceversa. Los vencidos no gozan de la paz de los vencedores.
- “El desarme militar requiere el desarme cultural”
El desarme cultural, es un requisito para lograr la paz lo que no significa que volvamos al primitivismo, sino a crear una crítica constructiva a la cultura, a romper fronteras, y como dije anteriormente, a pedir perdón, a comprender otras culturas, otras formas de vida, respetarlas y aceptarlas. Tenemos que desarmar nuestras culturas y a así suprimir el uso de armas.
- “Ninguna cultura, religión o tradición puede aisladamente resolver los problemas del mundo”
La búsqueda de la paz no puede ser determinada por un único fenómeno. No es la religión, ni una cultura, ni una tradición la que trae con si la paz. Ninguna de éstas es autosuficiente. Todos somos responsables, desde el lugar que ocupamos en el mundo en la búsqueda de la paz.
La religión intenta despojarse del colonialismo, del imperialismo, pero indirectamente son ellas mismas las que imponen y marcan que “la paz solo se puede conseguir si es a partir de la religión, de aquello que desciende sobre nosotros y nos lo es dado”.
- “La paz pertenece esencialmente al orden del –mythos- y no al del –logos-“
La paz tiene múltiples sentidos. Uno religioso, otro bélico, otro social. Y es a la vez pluralista, es decir, que tiene muchas interpretaciones, que son doctrinalmente incompatibles. Al parecer la paz es un mito unificador de los tiempos actuales. Aquello que intenta hacer que la comprensión sea comprensible, que la razón sea razonable, que sea convincente.
- “La religión es un camino hacia la paz”
Todas las religiones de alguna u otra manera intentan llegar a la paz. La paz es, universalmente, uno de los símbolos más reconocidos y buscado para ser alcanzado.
En el pasado las religiones solían ser un factor de paz interna y búsqueda de guerras exteriores, con la excusa de “búsqueda de paz”. Pero a partir de estos preceptos, lo que se busca es que a partir de la religión se busque una revolución. Una revolución para llegar a la paz, una revolución que genere armonía y no acabe siendo solo un relevo de guardia.
- “Solo el perdón, la reconciliación y el dialogo continuo conducen a la paz y rompen la ley del –Karma-“
Que quede claro que la paz no es la restauración de la sociedad, ya que la sociedad tiene un movimiento continuo y es dinámica, pero el hecho de conocer la historia, la cultura, el perdón, el dialogo, la memoria, la “restauración” de todos nosotros, seres que habitamos el mundo, es necesario para comenzar el camino de la paz.
CAPÍTULO II
: “Introducción y tesis”:
- La guerra como problema religioso:
La guerra constituyo un problema religioso. La paz social es considerada un asunto meramente político. La ultima guerra mundial y la guerra americana de Vietnam puede ser ejemplo de guerras que no son explícitamente religiosas, pero que tienen un carácter religioso; tenían un ethos religioso que era salvar la civilización, la democracia y la libertad.
No hay una separación explícita entre lo religioso y lo político, toda guerra es civil y religiosa al mismo tiempo, ya que las guerras siempre apelan en nombre de Dios.
En el caso de las guerras no religiosas, se dan una razón política. Las instituciones religiosas, han apoya siempre a las empresas militares.
Sin embargo un tratado de paz significa el fin de la guerra, pero sigue perteneciendo a la guerra, todavía, y no a la paz.
La guerra es un problema religioso aunque, la conciencia religiosa pueda declararse en contra de la guerra. El carácter religioso de la guerra es manifiesto. El hombre y la sociedad humana se ven confrontados con los problemas de la muerte, la vida, la justicia, la fidelidad, la obediencia, etc.
Las guerras políticas eran en el fondo también guerras religiosas, la religión se encontraba siempre en el centro y era tomado hasta como un acto de ritual.
El guerrero era aquel que luchaba contra las fuerzas caóticas para mantener el orden cósmico, es un hombre noble que representa el poder al servicio de la autoridad, la autoridad devenida por Dios.
- La paz como asunto político:
La paz política tenía poco en común con la paz religiosa. Esto no se cuestionaba y no se planteaba como un problema para las religiones. La paz consistía en la ausencia de guerras. La paz religiosa se consideraba una actitud interna, una tranquilidad personal, un poder moral, una condición.
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