La unión civil y su inclusión a la sociedad peruana

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              Si  bien a lo largo del tiempo la sociedad ha ido y va mejorando en temas de inclusión de las sociedades más vulnerables (mujeres, niños, comunidades marginadas, etc.), en cuanto se dice de las orientaciones sexuales diferentes a la heterosexual es casi imperceptible dentro de la sociedad peruana. No obstante, en los contextos urbanos del país, especialmente en Lima han surgido diferentes movimientos y grupos que finalmente están integrados en la comunidad LGTB (Lesbianas, gays, trans, bisexuales) en busca de un mayor reconocimiento ante la ley.

Hay algo que debemos reconocer y es que esta comunidad no es aceptada socialmente por la sociedad peruana sea o no con la existencia de una ley. Y diversos autores describen esta situación. Precisamente, el artículo de Jorge Flores, El derecho a ser diferente, expresa que màs del 60 de peruanos cree que las parejas homosexuales no deben tener los mismos derechos que los heterosexuales y menos del 20% cree que las lesbianas y gais logran hacer valer sus derechos. Entonces como podemos pensar en la unión entre estas personas si “la igualdad ante la ley no pasa de ser una mala broma para las lesbianas, travestis, gais y bisexuales” (Romero 2013:5)  [pic 2]

Por su parte, Flores nos muestra como los medios de comunicación y sus discursos que  generalmente se manifiesta en el uso de palabras como: machona o maricón para referirse a las lesbianas y gais contribuyen a un mayor rechazo social a la comunidad LGTB. Lo que ocasiona también que estas personas sean relacionadas con los términos enfermedad, perversión, delincuencia y drogadicción, prostitución, sida, violencia, alcoholismo, etc. y que por ende, no merezcan atención ninguna ante la exigencia de  sus derechos.

Esta imagen termina siendo un estereotipo cuando nos referimos a los integrantes de la comunidad LGTB y como consecuencia que las actitudes, pensamientos y maneras de cómo estas personas se vean asimismos sean negativas. Justamente, Castro describe su situación y la de sus entrevistados como una vida de inseguridad, baja autoestima, soledad y marginación: “Hay una gran soledad, te sientes incomunicado, ya que eres “raro, cabro, maricón” Estas palabras pesan mucho internamente (…)” Ante esto podemos evidenciar que existe un asunto aun más complejo que considerar y no es la unión civil sino la inexistencia de una verdadera identidad homosexual que permita que estas personas vivan conformes a su alternativa sexual.

En conclusión, la solución ante la exclusión de la comunidad LGTB no es exigir la promulgación de una ley que acepte el matrimonio entre los activistas. Más bien, propongo que una verdadera inclusión se inicia generando diálogos de diversas voces, presentando análisis, cuestiones y respuestas que conlleven a una meditación donde se alcance una construcción colectiva de la comunidad LGTB Perú. Y finalmente  considerar la unión civil como una meta final a todo este proceso de integración social.

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