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Las Ideas Politicas En La Argentina


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2011  •  3.305 Palabras (14 Páginas)  •  740 Visitas

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La línea del liberalismo conservador

La oligarquía aparecida a partir de la codicia de los gobernantes sabía que era inestable, no tenía una base social sobre la cual sostener su poder, pero a la vez creía que era mejor que ellos mismos representaran al país antes que los recién llegados de Europa. Con la presidencia de Roca, los antiguosideales liberales se fueron confundiendo y modificando, siempre con el temor de que los inmigrantes le sacaran el poder a la oligarquía. Así, separaron de plano las cuestiones políticas y económicas. Las primeras orientadas en un camino conservador; con respecto a las últimas se tomaron medidas renovadoras.

Los oligarcas de turno consideraron prudente evolucionar en el aspecto económico. Por esta razón impulsaron la llegada de capital extranjero al país a pesar de los riesgos que esto podía acarrear. En cuanto a la política, se renovó el sistema jurídico para adaptarlo a la nueva sociedad que se estaba formando en Argentina; además pretendían eliminar la influencia de la Iglesia sobre el Estado a fin de que el poder de éste quedara solamente en manos de la oligarquía.

Para conseguir la concentración de poder en la presidencia Julio A. Roca y Miguel Juárez Celman recurrieron al unicato. Este sistema político basado en el autoritarismo, el fraude y la violencia se reservaba para sí toda la autoridad para tomar decisiones, y provocó la desaparición del régimen republicano y la centralización del poder de una manera casi absolutista.

Ante esta posesión anticonstitucional del poder ciertamente no había una oposición bien definida que luchara por devolver a la patria los derechos y valores que le habían sido arrebatados. Obviamente, los partidos políticos, como la Unión Cívica Radical; los diputados, como Eduardo Wilde; y aquellos que reconocían en las actitudes de la nueva generación de presidentes poco interés en la nación pero muchas ansias de riqueza eran los opositores al sistema surgido en los últimos años.

Para alcanzar sus ideales de fortuna, debieron lograr que las tierras aumentaran su valor y a la vez conseguir quien las trabajara, de ahí la necesidad de una política inmigratoria. Con el objeto de atraer capitales extranjeros que modernizaran el país, se ofrecieron beneficios muy provechosos para los que quisieran invertir, pero que a largo plazo iban a traer pérdidas a la nación. Los empréstitos destinados a la edificación de obras públicas debían ser devueltos en algún momento pero aún así continuaban endeudándose.

Después de la crisis de 1889, vieron que no eran convenientes las medidas económicas extremistas y se moderaron sin renunciar a sus anhelos iniciales. Así, los capitales extranjeros empezaron a llegar una vez más, proporcionando enormes beneficios a la oligarquía. En 1902, las primeras manifestaciones obreras que reclamaban mejores salarios y jornadas más reducidas fueron fuertemente reprimidas, poniendo a la vista el lado más conservador de los gobernantes. A pesar de esto, tuvieron un pensamiento muy liberal en el momento de sancionar las leyes de Registro Civil y de Educación Común, las cuales fueron largamente discutidas. La consecuencia de estas sanciones fue la disminución del poder de la Iglesia en la sociedad argentina.

La crisis de la oligarquía se produjo por la contradicción que se fue acentuando entre los ideales liberales y los democráticos. El presidente Pellegrini (1890-1892), quien en un principio era un arduo defensor del liberalismo y los principios antidemocráticos, cambió de parecer ante los reclamos democráticos del pueblo y modificó el sistema electoral. Estas modificaciones fueron suprimidas por el presidente Manuel Quintana durante su presidencia (1904-1906). Joaquín V. González, ministro de Interior durante la segunda presidencia de Julio A. Roca (1898-1904) y ministro de Justicia e Instrucción Pública durante la de Manuel Quintana (1904-1906), también reconoció la importancia de los problemas sociales que empezaban a desarrollarse.

Las actitudes que tomaron Pellegrini y González fueron las primeras que reivindicaron la decisión del pueblo, pero no las últimas. Por el contrario, ahora que la oligarquía se debilitaba era innegable la necesidad de perfeccionar el sistema electoral. En 1912, Roque Sáenz Peña (1910-1914) sancionó la ley de voto secreto y obligatorio, que le hizo perder su poderío a la oligarquía.

En 1916, Hipólito Irigoyen llegó a la presidencia por medio del sistema de voto establecido por Roque Sáenz Peña. Él estableció el nacionalismo como sistema de gobierno, y promovió un personalismo que provocó el desprecio de algunos hombres de otros partidos políticos. El liberalismo, sin embargo, siguió presente en los ideales de otros partidos políticos; el seguidor más activo de estas ideas fue Lisandro de la Torre, fundador del Partido Demócrata Progresista.

La línea de la democracia popular

La crisis que se abalanzó sobre la sociedad argentina en 1889 y 1890, agravada por las medidas económicas negligentes tomadas por la oligarquía, arrastró al país a una situación de miseria generalizada. A la vez, la indignación pública crecía ante las reiteradas demostraciones de descaro y codicia por parte del unicato. Esto trajo como consecuencia que los ciudadanos tomaran conciencia y se comenzara a organizar un movimiento popular en contra del gobierno.

Los sectores identificados con este movimiento eran algunos grupos de la antigua elite que estaban en contra de la oligarquía, la juventud de Buenos Aires, la clase media, los grupos obreros y los católicos. Todos ellos estaban representados por la Unión Cívica, un partido político que cobró importancia en 1890 con la presidencia de Alem. La revolución que organizaron y llevaron a cabo con apoyo militar y del pueblo fue reprimida, pero desembocó en la renuncia de Juárez Celman.

Los ideales de la revolución encabezada por Mitre eran la lucha contra la oligarquía, la aparición de la democracia formal y la libertad de sufragio. Sin embargo pequeñas diferencias entre los distintos grupos que formaban la Unión Cívica causaron la división de esta en 1891, así apareció, entre otros, la Unión Cívica Nacional dirigida por Mitre y la Unión Cívica Radical, gobernada por Leandro N. Alem. Los seguidores de la Unión Cívica Nacional buscaban un acuerdo con la oligarquía que llevara a un régimen de legalidad y honradez. La Unión Cívica Radical, en cambio, se negaba rotundamente a un acuerdo y se guiaba por un principio de intransigencia.

El Partido Socialista Obrero agrupaba

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