Legalización de la marihuana y la filosofía

Javier Saldaña Herrera 164573

El debate de la legalización de la marihuana en México

Durante mucho tiempo la legalización de la marihuana (cannabis) ha sido un proceso que no se ha aprobado por completo en todo el mundo e incluso en México actualmente se está buscando que esta droga se legalice para su uso lúdico y esto ha generado muchas opiniones tanto de expertos, políticos y gran parte de la población.

Como lo menciona el diario Excelsior (2018), en muchos países la marihuana ya es legal para uso recreativo y/o medicinal como en: Australia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, España, Estados Unidos, Holanda, India, Israel, Jamaica, Portugal, República Checa, Uruguay, incluyendo a México, pero sólo para uso en laboratorios para su investigación.  

En la actualidad, en México, se busca legalizar el cannabis para su uso recreativo, con sus respectivas restricciones al consumirla. Esto se ha debatido por varios años, y durante el sexenio de presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), se busca hacerlo posible. El día 4 de marzo del 2020 ha salido en varios diarios como en ABC Mundial (2020) o en Forbes México (2020) que, el Senado aprobó de forma general la regulación del cannabis. El Senado de la República aprobó el dictamen que regula la marihuana para su uso consumo y producción con fines lúdicos, médicos e industriales. Este dictamen propone la creación de una nueva “Ley de Regulación del Cannabis” además de reformar la “Ley General de Salud” y al “Código Penal Federal”. Es un gran paso ya que, lo siguiente será la revisión y discusión en el Pleno.

A pesar de esto, una parte de la población han mostrado su inconformidad por la posible legalización y muchas otras están a favor de este suceso. Pero, ¿qué “bando” tendrá la razón? ¿Será que, la legalización es una buena idea?, dejar la posibilidad de que los mexicanos consuman algo que les puede provocar un placer momentáneo, aunque a largo plazo pueda traerle dolor. Esto iría en contra de la filosofía Epicureista.

Epicuro (también conocido como Epicuro de Samos) fue un filósofo griego, que nació el 341 A.C. en Samos.  Era seguidor de las ideas Platónicas desde joven, pero no estaba del todo de acuerdo con varios de estos pensamientos, por lo que decidió crear una filosofía propia de vida.

Cuando Epicuro tuvo 35 años, compró una casa localizada a las afueras de Atenas ubicada cerca de la Academia platónica. A esta la nombró “El Jardín” y en dicha casa juntó a todos sus amigos a los cuales invitó a vivir con él; poniendo en práctica la filosofía desarrollada por Epicuro, conocida en la actualidad como Epicureísmo, corriente famosa por el hedonismo racional y el atomismo.

El Jardín era un lugar alejado de la gente. Epicuro era conocido por tener un gusto a buenas charlas y convivencias como celebraciones, por lo que en este lugar las llevaba a cabo. Este lugar también estaba más enfocado al retiro intelectual que a un lugar de crianza o investigación. En el “Jardín” todos podían ir a aprender, eran admitidas mujeres y esclavos todos por igual, esto era inusual e incluso mal visto ya que, en Atenas en la mayoría de las escuelas filosóficas no se admitía esto en ese periodo como lo menciona García (2016).

Como se mencionó anteriormente Epicuro tenía algunas ideas distintas a Platón, como la inmortalidad del alma y la rencarnación. El Epicureísmo consideraba al atomismo por lo que para ellos el Universo y los seres humanos están hecho de átomos, esto incluye al alma. Entonces, para esta filosofía cuando moríamos, los átomos del alma se disolvían del cuerpo y esto haría que dejáramos de existir en cualquier plano. Por esto, para Epicuro no existía la reencarnación y propuso que solo teníamos una vida. La cual debíamos aprovechar y vivir en plena ataraxia para así llegar a la eudaimonia.

Pero, ¿Cuál es esa ataraxia que nos dará la eudaimonia para vivir esta única vida? Para Epicuro, la única manera de alcanzar la ataraxia está relacionada con los placeres catastemáticos. “El placer catastemático es un estado físico que se caracteriza por la ausencia de dolor en el cuerpo o aponía, y por la ausencia de perturbaciones en el espíritu o ataraxía. El placer cinético es el placer de los sentidos en el proceso de eliminación del dolor.” (Revista NADA, 2015). Esta filosofía nos dice que debemos de moderarnos, nos dice que debemos tener una vida placentera, pero sin excedernos e incluso a veces evitar algunos placeres momentáneos que, a largo plazo pueden causar dolor.

Según la doctrina epicúrea, existen principalmente tres tipos de deseos.

Natural y necesario (satisfacción incondicional): necesidades físicas básicas, como alimentar, calmar la sed, proteger y proteger nuestra vida de los peligros.

Natural e innecesario (satisfacción condicional): buena conversación, satisfacción sexual y el disfrute de las artes.

Antinatural e innecesario (evitar tenerlos y satisfacerlos): fama, poder político, riqueza y prestigio social

(Irracheta, 2020a).

Esta filosofía clásica que es el Epicureismo, es muy interesante, pero otra de las filosofías que se busca recalcar en este ensayo se encuentra en el Poshumanismo. La cual es una etapa del humanismo que se caracteriza por contradecir al humanismo clásico de alguna forma. Como menciona Irracheta (2020b) el poshumanismo reta a las características esenciales de las filosofías clásicas y los personajes que defienden el pensamiento poshumanista sostienen la creencia de que el hombre no es un ser que puede definirse como una sustancia o mente eterna a la cual en el humanismo clásico se le denominaría alma. Debido esto, los poshumanistas no definían al ser del hombre, para ellos nada lo podía definir, debido a que este era transitorio, dinámico y evolucionaba constantemente. Uno de los mayores exponentes y pionero del poshumanismo es Sigmund Freud.

Sigmund Freud es considerado el padre del psicoanálisis, puesto que el sentó las bases del psicoanálisis como un método terapéutico y revolucionó la ciencia con su método que intentaba dar un significado a los sueños. Freud nació en Freiberg (Moravia), actualmente Príbor en la República Checa, el 6 de mayo de 1856. Falleció el 23 de septiembre de 1939 en Londres, a la edad de 83 años. Sigmund fue un neurólogo de origen judío y como se mencionó se le denomina como el padre del psicoanálisis y es uno de los personajes del pensamiento humanista más relevantes del siglo XX.

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