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Liberalismo Y Socialismo


Enviado por   •  8 de Agosto de 2013  •  3.027 Palabras (13 Páginas)  •  309 Visitas

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Ante la desigualdad creciente y la carencia de oportunidades sociales para amplios sectores de la población en las sociedades regidas por la competencia y el libre juego de mercado, la justicia social, adquiere cada vez mayor importancia como objeto de reflexión teoría por parte de diversas disciplinas (la economía, el derecho, la filosofía, la ética, la educación), a la vez que cada día adquiere mayor centralidad en todo debate filosófico-económico y sociopolítico actual.

Este artículo, tiene como propósito presentar las principales ideas desarrolladas por el economista Friedrich Hayek sobre el tema de la justicia social, que para este autor, no es más que un “instinto atávico” heredado por sociedades pasadas, y el cual tiene poca validez en las civilizaciones actuales. La justicia social, como tendencia moral la contrapone, a las reglas generadas por el “juego del mercado” presente en las sociedades abiertas contemporáneas. Este último como único mecanismo para el desarrollo, el crecimiento, la prosperidad y la adquisición de oportunidades. Sin que ello signifique que los resultados sean iguales y justos para todos, sino todo lo contrario, parte del juego implica la aceptación de la desigualdad generada por las leyes del mercado.

La justicia social ha sido utilizada como mero discurso gubernamental y, como ideal político y ético en las sociedades modernas. Particularmente, en formaciones sociales como la nuestra, donde el modelo de desarrollo económico predominante, ha ampliado la brecha de la pobreza, al mismo tiempo que se han sofisticado los mecanismos de exclusión y diferenciación social y económica. La exigencia por una verdadera justicia social, adquiere cada vez más fuerza, en las voces de los sectores sociales que intentan hacer visibles sus crecientes reivindicaciones y, quienes exigen una mayor participación en la distribución de los bienes sociales (la alimentación, el empleo, la salud, la educación, entre otros), a la vez que reclaman el cumplimiento de derechos civiles y políticos más extensos.

Desde el liberalismo político, se entiende a la justicia social, como un problema relacionado con la distribución de los bienes sociales, donde el criterio fundamental es la igualdad −no solamente como una simple repartición de derechos individuales−, sino como una condición que debiera regir la vida social. Por lo que sería una obligación del Estado, instaurar las condiciones y los dispositivos para alcanzar una distribución más justa y equitativa de los beneficios y de las responsabilidades en la sociedad (Rawls, 1997).1 La igualdad, es un principio que debiera regir en una sociedad democrática e incluyente, ya que es el medio para garantizar el bienestar y el desarrollo de capacidades, y para mejorar la calidad de vida colectiva de todos y cada uno de los miembros de la sociedad.2

Una sociedad es más justa cuando las desigualdades para participar de los beneficios de la sociedad son menores, y los más pobres tienen garantizados sus derechos humanos básicos. Por lo que la igualdad de oportunidades sociales, tiene un valor fundamental en sí misma, ya que es un medio posibilitador para permitir el acceso a otro tipo de oportunidades sociales más amplias. En este sentido, la igualdad individual es sólo el principio -más no el objetivo-de una sociedad ordenada.

La justicia social desde el liberalismo económico: la perspectiva de Friedrich Hayek

Para Friedrich Hayek3 representante de la teoría clásica liberal del siglo XX,4 la noción de justicia social en una sociedad de hombres libres, es una fórmula vacía que no tiene ningún significado (Hayek, 2007:182). El término justicia social o justicia distributiva, según el padre del liberalismo económico: “[…] no puede aplicarse a los resultados de una economía de mercado: no puede haber justicia distributiva donde nadie distribuye. La justicia tiene sentido sólo como una regla de conducta humana y ninguna regla concebible para la conducta de los individuos que se ofrecen entre sí, bienes y servicios en una economía de mercado producirá una distribución que pueda describirse con significado como justa o injusta” (Hayek, 2007:182-183).

Desde la perspectiva de Hayek, la justicia social no es más que un “instinto” heredado de las formas de organización primitiva, y constituye una tendencia moral inaplicable en la civilización actual, donde la justicia social es incompatible con un orden social centrado en la búsqueda por favorecer y preservar, en el mayor alto grado posible, la libertad y el cumplimiento de los intereses individuales: “[…] la responsabilidad moral individual por las acciones de cada uno es incompatible con la realización de cualquier modelo general de distribución” (Hayek, 2007:183). La justicia distributiva, desde el liberalismo más consecuente, es totalmente rechazada debido a que no existen acuerdos o principios de justicia distributiva universalmente aplicables y reconocidos. Por otro lado, aunque pudieran condensarse, éstos no podrían ser instrumentados en una sociedad donde todos los individuos son libres de utilizar sus capacidades y conocimientos para competir y alcanzar fines privados.

Friedrich H. Hayek en su libro Camino de servidumbre (2006), señala que la complejidad de la sociedad moderna no admite pensar en finalidades únicas, que permitan determinar un acuerdo, a partir de criterios conscientes indiscutibles acerca de aquello que constituye una buena vida para todos los individuos, y que se impongan como necesarios a la razón y a la vida social. Por lo que, conceptos como "bien común", "interés general" y "bienestar social", carecen de un significado bien definido, y difícilmente pueden concretarse en un código ético completo, que permita abarcar y jerarquizar la amplia gama de valores individuales existentes en la sociedad.

El liberalismo económico expresa su total oposición al socialismo (como una forma de colectivismo), y hacia la planificación como dirección centralizada de toda la actividad económica, según un plan único que determine la dirección explícita de los recursos de la sociedad para servir a fines por una vía determinada. Y en contra de lo que Hayek considera, como la pérdida del respeto por el hombre individual. Existe una falta de acuerdos sobre fines generales que sirvan de presupuestos básicos para la libertad, solamente son válidos: “[…] aquellos que permiten que cada cual viva su vida sin la imposición arbitraria de otra voluntad” (Hayek, 2006:88 y 94).

A partir del liberalismo económico, las bases de una sociedad bien ordenada, están dirigidas a preservar el mayor grado de libertad y a satisfacer el mayor número de intereses individuales y sociales. Su tipo ideal de organización social se desarrolla

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