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Linea Amarilla


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  1.207 Palabras (5 Páginas)  •  173 Visitas

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¿DÓNDE ESTA LA FRANJA AMARILLA?

Colombia es un país hermoso, privilegiado por su ubicación en el continente, con un único relieve geográfico donde los paisajes son irrepetibles, donde encontramos variado climas, donde la gente es querendona y jovial, es un país donde lo tenemos todo pero no somos dueños de nada, de contrates extremos, de gente inconforme, de injusticias cada vez más deslumbrantes y que solo se dan aquí, porque nos acostumbramos a soportarlo todo.

La visión de un joven mitad colombiano mitad japonés que exalta la riqueza colombiana, dice que es que nos creímos una historia que nos describía como pobres, violentos, desafortunados, desalmados; pero que no es verdad. Que somos ricos, afortunados, amorosos, alegres y talentosos.

Un muy interesante punto de vista. Si, Kenji Orito tiene razón, a lo mejor no tenemos excusa alguna para no ser los más trabajadores, los que mejor viven, los más solidarios, lo mejor que podemos ser. Eso asusta, ¿no? Tal vez por eso es que a veces preferimos comernos el cuento: somos herederos de la España colonial, profundamente marcados por mil infortunios incontrolables, sin nada en nuestro poder que podamos cambiar…

Desafortunadamente, nuestro hermoso país desde los tiempos de Independencia cayó en manos inescrupulosas, cuyo único fin era llenar sus bolsillos y llenarse de poder, aplastando a una sociedad que desgraciadamente se acostumbro a agachar la cabeza y como se dice popularmente a maldecir pacito; en donde los pocos que tiene la valentía de decir algo, terminan muertos y con el tiempo lo recordamos como un infortunio más de la larga lista.

La historia de Colombia no ha cambiado, seguimos con ese vacío de identidad que no nos permite posesionarnos de nuestro territorio, reconocer que somos una diversidad étnica y cultural con los mismos derechos, no nos permite consolidarnos como una nación justa, humana y privilegiada, donde no reine la vergüenza por lo que cada día pasa en él y en donde no tengamos que agachar la cabeza, cada vez que un extranjero pregunte de donde somos.

Desde el principio se ha querido tener nuestra economía estancada, para que no haya lugar a la prosperidad, como siempre se ha cuidado el interés de unos pocos, sacrificando a todo un pueblo; no es difícil concluir que detrás de esto siempre ha estado un gobierno carente de afecto por su nación y rebosante de avaricia; el cual ha preferido sobreponer las conveniencias de otros países a las nuestras.

Entonces nos hemos dedicado a ser la despensa de recursos naturales y materias primas de otros países y no hemos sido capaces de evolucionar industrialmente, teniendo todo a favor; hemos visto como se construyen grandes imperios impulsados por nuestras riquezas, solo por el hecho de que les untaron la mano a unos de pocos de nuestro país que decidieron adoptar sus costumbres y reprochar sus orígenes colombianos.

Nuestro país necesita ya y pide a gritos una reforma social y que el proyecto nacional postergado hace tanto tiempo se de ahora, esa fue la propuesta de Jorge Eliecer Gaitán quien proponía desmontar el bipartidismo aristocrático, para dar lugar a una sociedad con equidad para todos, sin privilegios para unos pocos y donde pudiese elegir realmente el pueblo, pero como siempre a ocurrido en Colombia nuestro líder fue asesinado y pareciera que con él, el derecho a ser libres realmente.

De otra parte, nuestro continente no es un sitio donde frecuentemente se den guerras entre sus países, pero la mayor inversión económica en nuestra Colombia es para las fuerzas militares, porque los enfrentamientos internos son pan de cada día, las ideologías son tan distintas que en algún momento pasan a ser irreconciliables dando paso a la lucha entre hermanos; adicionalmente los gobernantes deben estar muy protegidos porque saben del descontento social que está presente en el ambiente colombiano.

Otro ejemplo claro de la lucha entre hermanos se dio en los años cincuenta en donde la gente del común se mataba por un color, mientras la clase dirigente acrecentaba su poder y se repartía el mismo por veinte años, como consecuencia se dio el desarraigado de los campesinos de sus tierras, donde la única salida ha sido venir a las ciudades a engrosar los largos e interminables listados de desplazados, con cero calidad en sus vidas.

Con este pacto “social” se ataco el derecho de la expresión política, marginando al pueblo a continuar con los mandatos de gente que usa en todo momento una máscara, porque el color no les cambia la esencia de tiranía y abuso del poder, acallando los reclamos de justicia social y el libre ejercicio de la oposición, pisoteando a quienes le han dado una voz de alerta al pueblo y callando a quienes en algún momento le han servido y la ver sus injusticias se han vuelto en contra de la clase dirigente.

Estos grandes errores, han traído consigo consecuencias que creyendo ser la solución a toda esta impotencia y desesperación social, han resultado ser peor porque en algún momento se dejo en las montañas el ideal social y se paso a la lucha de poder, no importando cuán grande sea el sacrificio de nuestra nación.

Estamos acostumbrados a que la riqueza le pertenece a unos pocos y el que decide ser emprendedor no siendo rico de cuna, se tacha de pretencioso e igualado, definitivamente estamos habituados a que los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez más pobres y adicionalmente somos la mayoría, este lazo que nos ata es tan fuerte porque nosotros lo hacemos fuerte.

El estado no brinda las garantías al ciudadano porque es pobre, hemos llegado al punto que ni siquiera el rico está protegido totalmente, es cierto que tienen ciertos beneficios, pero cuantos han decido marcharse del país en busca de la seguridad que nosotros no hemos sido capaces de establecer, que por derecho propio nos corresponde.

Todos los flagelos que aquejan a la sociedad colombiana se irán sanando, cuando haya realmente una sociedad unida, justa ordenada y orgullosa de ser lo que somos, podemos enumerar muchos problemas que nos aquejan y cada uno va ser el resultado de otro anterior y así sucesivamente, no podemos olvidar toda la sangre derramada injustamente, pero tampoco nos podemos quedar con todas estas vivencias negativas como un estandarte.

Esto se dará cuando el país sea objetivo en las decisiones que se toman y que nos afectan, cuando seamos nosotros realmente y no pretendamos ser una copia de otros países, cuando no exista un abismo social y económico entre el pueblo, cuando no estemos excusándonos con divagaciones por lo que pasa en Colombia, cuando reacciones y nos concienticemos que repetir la historia generación tras generación no es la solución, cuando nos quitemos ese rol de chusma que nos ha sido impuesto por los mal llamados voceros del país.

Todo es un proceso, pero para que se dé se debe empezar por tomar la decisión, por sacudirnos y dejar de ser pasivos frente a tantos atropellos, todo por la firme convicción que no hay nada que se pueda hacer. Que se dilapiden nuestros bienes depende exclusivamente de nosotros. Buscar la dignidad que tanto nos hace falta, no es una tarea fácil pero tampoco imposible, no es ilusorio pensar en que podamos tener una sociedad creciente y enfatizada en el bienestar de sus hijos.

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