Los modos en que la sociedad contemporanea forma a los sujetos
Jimena BalladaresTrabajo26 de Octubre de 2018
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Los modos en que la sociedad contemporánea forma a los sujetos:
M. Foucault, M. Mauss, P. Bourdieu y un análisis sobre la formación del sujeto en The Wall de Pink Floyd
Este trabajo consiste en un análisis de los modos en que la sociedad contemporánea forma a los sujetos. El mismo se llevó a cabo utilizando los conceptos teóricos de autores como Michel Foucault, Pierre Bourdieu y Marcel Mauss. Las teorías de estas grandes figuras nos permitieron elaborar, posteriormente, reflexiones personales que giran en torno al tema en cuestión.
Comenzaremos por explicar brevemente los conceptos que consideramos pertinentes de cada autor en relación a la constitución social del sujeto. Luego, asociaremos esta temática con el undécimo álbum de estudio de la banda británica de rock progresivo Pink Floyd, un álbum conceptual de ópera rock titulado ‘The Wall’ (1979) y con su versión cinematográfica titulada de la misma manera, dirigida por el director y productor británico Alan Parker. Finalmente, expondremos las conclusiones que obtuvimos a partir del amplio debate que surgió al momento de abordar su análisis.
La individualidad del ‘yo’, va a decir el sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) en su obra Meditaciones Pascalianas (1999) se forja en y por medio de las relaciones sociales. Comprende al mundo por la incorporación de estructuras sociales en forma de estructuras de disposición, de posibilidades objetivas en forma de expectativas y anticipaciones, adquiere un conocimiento y un dominio prácticos del espacio (sabe confusamente lo que depende y lo que no depende de él, lo que es o no es para él, o no es para personas como él, lo que es razonable hacer, esperar, pedir. Es capaz de elaborar un sentido del mundo, poruqe los instrumento de elaboracion que utiliza para comprenderlo son aquellos que el mundo le brinda.
Existe una impresión de que el hombre es un ser vivo individual entre otros que responde ante influencias ajenas. La idea de deliberación voluntaria lleva a suponer a cada decisión como elección entre posibles teóricos constituidos como tales supone dos operaciones, establecer la lista de elecciones posibles y luego de determinar las consecuencias de las diferentes estrategias y valorarlas comparativamente tomar la decisión. Sin embargo siempre estará afectado por algo alejado o ausente pero que forma parte del juego en el que está implicado. Bourdieu denomina a esta manera de estar en el mundo “Illussio”.
Lo que hay realmente es un un conocimiento por el cuerpo – comprensión práctica del mundo diferente del acto intencional de desciframiento consciente que suele introducirse en la comprensión. Se adquieren un sistema de disposiciones sintonizado con regularidades del mundo. Los agentes están dotados de habitus, incorporados a los cuerpos por experiencias acumuladas. No hay un cálculo de posibilidades y beneficios sino estrategias adaptadas dentro de los límites de las imposiciones estructurales de las que son producto y que los definen. Aprendemos por el cuerpo, maneras de hablar andar y comportarse.
El agente nunca es del todo el sujeto de sus prácticas. El sentido práctico permite obrar como es debido sin plantear ni ejecutar un deber ser, una regla de comportamiento. El habitus genera prácticas ajustadas a un orden y por lo tanto percibidas y valoradas por quien las lleva a cabo y por los demás como adecuadas sin ser en modo alguno consecuencia de la obediencia a un orden en el sentido imperativo (se encuentra entre los iguales la ratificación y legitimación intercomprensión práctica no basada en la comunicación entre conciencias, manera de juzgar y actuar más allá de una decisión contractual).
Bourdieu dice que las causas que una persona asigna a una experiencia son uno de los determinantes importantes de la acción que va a emprender como respuesta a esa experiencia.. Hay acción, historia, conservación o transformación de las estructuras porque hay agentes que no se reducen a lo que el sentido común introduce en la noción de individuo Los habitus cambian en función de situaciones nuevas. Todas las disposiciones sujetas a una revisión permanente, pero advierte Bourdieu a partir de premisas instituidas en el estado anterior. Hay un margen limitado de juego e interpretación. Las improvisaciones siempre se encuentran influidas por la reflexión práctica. El grado de automatismo varía según el ámbito o la actividad y la posición ocupada en el espacio social. Quien no se encuentra en su posición, tienen mas posibilidad de tomar conciencia de aquello que resulta evidente porque están obligados a corregir de modo consciente los primeros movimientos.
El ser es un ser percibido, un ser condenado a ser definido en su verdad por la percepción de los demás . El proceso de transformación del sujeto, ritos de institución, se inicia desde la infancia. Rigen sobre el agente censuras sielnciosas impuestas por la lógica del orden domestico como orden moral y educacional. Incorporación de una estructura social en forma de una disposición casi natural , con casi todas las apariencias de lo innato. La costumbre hace toda la autoridad, habituación a la costumbre y a la ley. En el conflicto interior y la fractura del yo la complicidad oculta que un cuerpo que se sustrae de las directrices de la conciencia y la voluntad mantiene con la violencia de las censuras inherentes a las estructuras sociales Se aceptan tácitamente por anticipado los límites impuestos, adquiere a menudo la forma de la emoción corporal (vergüenza, ansiedad, culpa) se revela en manifestaciones visibles (sonrojo, temblor). Al modo de las profecías autocumplidas de las que hace mención Watzlawick en “” “Una profecía auto cumplida es la predicción de que, puramente como resultado de haberla hecho, causa el evento esperado o predicho y por tanto confirma su propia “exactitud”.” produce ella misma las condiciones para que ocurran tales eventos, y en ese sentido crean su propia verdad. Al definir la situación de una manera en particular, ya sea de forma positiva o negativa; se adopta la creencia de cuál será el resultado final, que hace que se pongan los medios, las actitudes y el comportamiento adecuado que irá encaminado hacia lo que se considera que ocurrirá.
La violencia simbólica no se ejerce en la lógica de las consciencias cognitivas sino en las disposiciones del habitus , donde estas inscritos esquemas de percepción evaluación y acción. Poder simbólico solo se ejerce con la colaboración de quienes llo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal. Un caso ilustrativo de este ejercicio de la violencia simbólica es el del cuento de “El elefante encadenado” de Jorge Bucay (Ver anexo)
Las pasiones del habitus dominado, la relación social somatizada, ley del cuerpo social invertida en ley del cuerpo no son de las que pueden suspenderse mediante el esfuerzo de la voluntad basada en una conciencia liberadora. El orden establecido parece caer por su propio peso, ser necesario, natural, único. La gente tiende a concebirse como libre pero las expectativas tienden a ajustarse a las posibilidades. Los principios de percepción, evaluación y juicio se encuentran regulados y formados por la estructura social o las instituciones. La misma resistencia, intento liberador, oposición al estado actual de las cosas, se encuentra enmarcada en una formación social determinada.
Hay una complicidad no consciente ni voluntaria, no dirigida por representaciones mentales sino que es una creencia tácita sino efecto de un poder inscrito en el cuerpo creencias que lo hacen sensible a ciertas manifestaciones simbólicas. Un análisis de la teroría de Foucault ayudará a dar luz a estas cuestiones.
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Michel Foucault (1926-1984) fue un filósofo francés muy conocido por sus estudios críticos de las instituciones sociales (las ciencias humanas, el sistema de prisiones, etc.). La obra elegida de este autor para abordar la temática del trabajo se denomina ‘Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión’ (1975). En ella, Foucault explica las transformaciones de la penalidad en las sociedades occidentales y a su vez, los mecanismos sociales y teóricos que se esconden detrás de la pena.
En su tesis, Foucault sostiene que la disciplina “fabrica individuos” ya que su función principal es la de enderezar conductas. El poder disciplinario es modesto, suspicaz y su éxito se debe al uso de instrumentos simples tales como la vigilancia jerárquica, la sanción normalizadora, y la combinación de ambos: el examen[1].
La vigilancia jerárquica es una técnica que actúa a través de la mirada. Es un “aparato en el que las técnicas que permiten ver, inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se aplican”[2]. Es decir, aquél que sabe que está o podría estar siendo observado, actúa de manera disciplinada. Simplemente por el hecho de que hay una mirada que recae sobre él. Así, no hace falta valerse de violencia, represión o castigo para encausar conductas. Por esto, Foucault sostiene que estas técnicas de vigilancia son “miradas que deben ver sin ser vistas”. Un ejemplo del que habla el autor es el panóptico. Éste es un tipo de arquitectura que se utilizaba en las cárceles que consistía en una torre central con ventanas espejadas o polarizadas desde donde se observaba a los prisioneros sin que estos puedan saber si son observados o no. Esta técnica genera que las personas estén conscientes de que están permanentemente visibles y así, funciona automáticamente el poder, sin que se esté ejerciendo de manera efectiva constantemente. Podríamos dar otro ejemplo de nuestra elección tan sencillo y actual como lo son los pequeños carteles de “Sonría, está siendo filmado”, en comercios, oficinas o lugares semejantes, que buscan el mismo efecto de comportamiento disciplinado sin otro acto represivo. ¿Qué razón tendrían, sino, de avisar que se está filmando? ¿Realmente siempre, sin excepción, se lo está haciendo?
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