Los principios de la democracia liberal
1093591304Monografía10 de Marzo de 2021
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Los principios de la democracia liberal se encuentran cuestionados en los países del Atlántico Norte que representaron su baluarte durante la segunda mitad del siglo xx. Resulta paradójico que esta crisis se manifieste en los países centrales precisamente cuando la democracia liberal parece ser el único sistema de gobierno con legitimidad global. Algo más de la mitad de los países del mundo tienen hoy gobiernos democráticos, un nivel récord en la historia humana. El argumento central de este ensayo es que la relocalización global de la actividad industrial ha producido una segmentación creciente del mercado de trabajo en los países centrales.
La democracia en juego
La Segunda Guerra Mundial transformó la república liberal de masas en el modelo «oficial» de los países capitalistas del Atlántico Norte, y el fin de la Guerra Fría permitió su expansión a Europa del Este, su fortalecimiento en África y su estabilización en América Latina. La teoría de la dependencia interpretó este mismo patrón desde una perspectiva menos optimista, como conflicto entre un «centro» conformado por democracias industrializadas y una «periferia» de democracias inestables y dictaduras productoras de materias primas.
La periferización de los países centrales
El mundo que inspiró las teorías de la modernización y la dependencia fue alterado por el desplazamiento de la producción industrial hacia la «periferia» y por la desaceleración del crecimiento en los países «centrales». Bajo esta división internacional del trabajo, la alta productividad de los países centrales permitiría mantener salarios elevados y financiar el Estado de Bienestar. En los países periféricos, por el contrario, la fuerza laboral se encontraría segmentada entre una elite integrada a las cadenas de producción globales y una población marginal cuya actividad económica –orientada estrictamente al mercado local– estaría expuesta a una feroz competencia por parte de los líderes industriales del planeta3. En una extraña reversión de la fortuna, la fuerza laboral de las democracias industriales se encuentra hoy en una situación que recuerda las predicciones dependentistas para los países latinoamericanos.
En el Atlántico norte, la democracia liberal se consolidó durante el periodo de posguerra, una era de desarrollo acelerado y de mejoras sostenidas en la calidad de vida.En los últimos 15 años, la tasa de crecimiento anual de estos países ha sido de 1,6% y los expertos auguran tasas de 2% anual como la nueva norma.
El peligro para las repúblicas de masas
Una influyente literatura en la ciencia política ha alertado sobre el impacto negativo de la desigualdad para la supervivencia de la democracia, pero esta obra resulta de limitada utilidad para entender el problema presentado en la sección anterior. Por este motivo, las elites pagan un costo por vivir en democracia y este costo se vuelve mayor en la medida en que la brecha entre pobres y ricos se torna más aguda, dado que los pobres demandan una mayor redistribución. La mayor parte de las reversiones autoritarias ocurren en países pobres, en donde las instituciones democráticas son sencillamente débiles7. En los países de ingreso medio, Haggard y Kaufman detectan un patrón de erosión democrática diferente, que denominan «reversión populista».
La democracia no es desplazada por elites que buscan evitar la redistribución de la riqueza, sino por líderes que prometen una distribución más justa y una solución a la crisis económica. En el siglo xxi, la suspensión de los mecanismos electorales resulta poco viable porque desafía abiertamente el principio de legitimidad dominante.
Las lecciones de Latinoamérica
La experiencia latinoamericana reciente ofrece lecciones importantes para las democracias industrializadas. Pero en aquellos países donde los nuevos líderes adoptaron un discurso radicalizado, el resurgimiento económico de comienzos del siglo xxi financió la erosión de la democracia y la concentración de poder en el presidente. Este sector alternativo –que se encuentra hoy en la extrema derecha en casi todas las democracias industrializadas– se hallaba mayoritariamente a la izquierda del espectro político en la América Latina de los años 90. Al igual que en el caso de las democracias centrales, las consecuencias del cambio económico global resultaron inesperadas para los países latinoamericanos.
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