Los retos laborales que enfrentan los jóvenes profesionistas mexicanos

Los retos laborales que enfrentan los jóvenes profesionistas mexicanos

Cuando abordamos el tema de estudiar una carrera profesional surgen diferentes posturas u opiniones acerca de los motivos por los cuales hacerlo, entre los que se encuentran: el gusto o particular interés por la carrera, por imposición de parte de los padres o tutores… y la más común: el deseo de ostentar en un futuro un nivel socioeconómico aceptable, que más que satisfacer sus necesidades sea lo suficientemente sustancioso como para complacerles con un modo de vida rodeado de algunos por no decir varios lujos; pero…¿Realmente es esto posible?, las expectativas que uno (y lo planteo en primera persona porque soy uno de los tantos aspirantes al nivel y modo de vida antes mencionado) posee sobre el futuro son en veces tan fantasiosas como inciertas; regresemos un poco: el problema tiene su raíces en algo tan básico como lo es el ingresar a la universidad, la educación superior en México es muchas veces poco accesible, las universidades públicas tienen matriculas reducidas por lo cual someten a sus aspirantes a un arduo proceso de admisión y por su contraparte las universidades privadas manejan cuotas en muchos casos exageradamente altas para un aspirante procedente, como la mayoría, del seno de una familia de clase baja o media. Ahora centrémonos en quienes logran ingresar a la universidad, terminas la carrera y ahora esperas la recompensa que por 4, 5 o 6 años estuviste ansiando y celando día con día desde tu ingreso: un empleo inmediato y con excelentes honorarios, comprar un departamento, un auto de reconocida concesionaria, etc.; pero… por desgracia de muchos esto se queda en solo una fantasía y en el más guajiro de los sueños.

La posibilidad de obtener de manera inmediata un empleo al terminar la carrera es demasiado baja, en México uno de los principales e imperativos requisitos de todo trabajo ha sido y es la experiencia, algo irónico para alguien que busca ansioso su primer empleo ¿No?, con esto aunado a múltiples eufemismos presentes en las ofertas de trabajo, citando algunos: “Buena presentación” = Ser físicamente atractiv@ (en algunos casos), “Disponibilidad de tiempo” = posible explotación anticipada por el ofertante del empleo, “Ganas de superación” = sueldo precario, “Excelente actitud” = no quejarte del empleo; seguido de los populares “periodos de prueba” que no resultan en más de una estafa.

Diversos grupos políticos han visto en esta problemática una estrategia electoral y han explotado el tema para su beneficio, ofreciendo “vales de primer empleo” por citar una de sus varias propuestas, que no pasan de ser eso: propuestas, la problemática se encuentra actualmente abandonada, la competencia en el campo laboral es fuerte, los empleos escasos, los sueldos míseros, y para colmo la muy frecuente incompetencia presente en los jóvenes profesionistas, cayendo la culpa de esta muchas ocasiones en la institución de donde egresó y algunas otras en él mismo egresado.

¿Por qué escasean los empleos? El índice de inversiones extranjeras presente en México no es lo suficientemente basto como para dar empleo a cada joven que egresa de una carrera profesional dispuesto a incorporarse en el campo laboral; y es que si vamos “jalando el hilito” nos percatamos de que los hechos violentos que tienen lugar en nuestro país deterioran su imagen como un país propicio para el desarrollo económico, pocas empresas internacionales se arriesgarán a invertir o mantener su inversiones en una nación que vive bajo el yugo de organizaciones criminales, donde los homicidios, secuestros y robos son el titular de cada día, donde las autoridades son tan incompetentes en todos sentidos, donde el primer mandatario hace dudar de la aptitud de los mexicanos internacionalmente.

El problema laboral que se aborda no es de carácter superficial, su raíces se encuentran como ya se mencionó dentro de la imagen internacional que brinda México, y esto solo se puede lograr con la depuración de los grupos delictivos y carteles que asechan a la sociedad, dejando esto en manos de la mediocre o en su defecto inexistente aptitud de nuestros tres niveles de gobierno.

Maldonado Aranda, S. (2012). Drogas, violencia y militarización en el México rural: El caso de Michoacán. Revista mexicana de sociología, 74(1), 11-25.

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