MOVIMIENTOS SOCIALES EN VENEZUELA
Enviado por THACHA • 25 de Marzo de 2012 • 2.899 Palabras (12 Páginas) • 2.100 Visitas
Republica Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Misión Sucre / Universidad Bolivariana de Venezuela
PFG. Comunicación Social
VII Tramo
Movimientos Sociales
Movimientos Sociales Bolivarianos en Venezuela y Latinoamérica
Thais Chacoa
C.I: 12.223.954
Introducción
Un movimiento social es la unificación de de criterios y luchas con el fin de cambio social. Estructuras de cambio social surgen a la par de las crisis de las organizaciones de izquierda y del socialismo, tanto socialdemócrata como marxistas, principalmente partidos políticos y sindicatos.
Entre organizaciones de colectivos, que luchan dentro de un campo político más o menos concreto, como el movimiento feminista, el movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, entre otros
En nuestro país la revolución bolivariana le ha dado los movimientos sociales, un rol protagónico en las políticas públicas y en la configuración de un Nuevo Modelo de Estado. Al mismo tiempo que, a nivel internacional, el gobierno venezolano desarrolla relaciones fluidas con casi todos movimientos sociales de América Latina y del resto del mundo, resultado de espacios inéditos como el Consejo Consultivo de los Movimientos Sociales de ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas)
Movimientos Sociales Bolivarianos en Venezuela y Latinoamérica
Este modelo de lucha sustentado en el esquema leninista de los partidos, se afianzó, incluso en el caso de las organizaciones de izquierda que constituyeron diversos "frentes" para organizar a las masas. Y que en el caso venezolano también tuvo su fuente en las aulas universitarias que desembocaron en la lucha armada de los años 60.
A principios de la década de los años 90, la implementación del modelo neoliberal encuentra a los partidos políticos en su más bajo nivel de deterioro, en vista de su incapacidad para interpretar los nuevos tiempos y las necesidades de más del 80% de la población excluida de los beneficios de la renta petrolera. Era tal el deterioro, que no se podía entender que un estallido social como El Caracazo no tuviera un liderazgo político. Y mientras la abstención electoral aumentaba y la credibilidad de la democracia como sistema se resentía, el clímax de la crisis política lo constituyó el intento de golpe de estado de 1992 encabezado por el actual presidente Hugo Chávez.
Hablar de los movimientos sociales es realizar una narración en paralelo con la historia de los partidos políticos. Es así como con cierto rezago con respecto al resto del continente, y coincidiendo con el deterioro de las organizaciones políticas se desarrollan en Venezuela algunos movimientos de trabajadores con enfoque clasista, surge el movimiento vecinal, el movimiento de mujeres, un movimiento por la defensa de los derechos humanos, especialmente de los DESC, pero también se producen algunas alternativas en el movimiento estudiantil, la mayoría reivindicando algunos niveles de independencia y autonomía.
Sin embargo, tanto en el Caracazo de 1989, como en el intento de golpe de 1992, estos movimientos quedan descolocados frente a las nuevas realidades. De hecho, las diversas agrupaciones políticas de izquierda que promovieron algunos de los movimientos mencionados quedan fuera de juego y posteriormente se van integrando, poco a poco, a la iniciativa bolivariana que propone el entonces candidato Chávez. Sin embargo, una vez que llega el poder, el presidente ha seguido empeñado en re-construir el tejido social y organizativo de la población, especialmente en lo que respecta al liderazgo del proceso revolucionario. En el entendido que su Movimiento Quinta República y el resto de los partidos que lo apoyan sirvieron fundamentalmente para ganar las elecciones, pero no representaban cabalmente el partido de la revolución ni interpretaban la organización de los sectores sociales en Venezuela.
Prácticamente, desde 1999, las iniciativas del gobierno se han orientado a demoler viejas estructuras organizativas, rescatar algunas de ellas y construir nuevos espacios de participación popular que permitan fortalecer las bases del proceso de cambio.
Inicialmente, apeló al movimiento MBR-200, aquellos núcleos militares que le permitieron organizar el intento de golpe de estado de 1992 como un mecanismo cívico-militar de respaldo al proceso revolucionario que comenzó con la toma del poder en 1999. Posteriormente, se lanzaron los círculos bolivarianos que incorporaron la necesidad de la formación, el debate y la acción propositiva de quienes apoyaran el proceso en su medio local.
Posteriormente, se constituyó en una política de Estado la creación de pequeñas estructuras que acompañaran el desarrollo de las políticas públicas. Es así como surgen los Comités de Tierra Urbana y Rural en el marco de las políticas de vivienda; los Comités de Salud en el marco del programa Barrio Adentro; los Comités de Alimentación en el marco de MERCAL, los Comités de Protección Social, para apoyar la Misión Negra Hipólita y muchos otros más en diversos programas, hasta tal punto que incluso se solapaban unos programas con otros, amén de la acción que intentaban otras estructuras ya existentes tales como las juntas parroquiales y los centros municipales de atención integral. Ya existían las mesas técnicas de agua, y actualmente se empiezan a conformar las mesas técnicas de energía, comunicaciones y desechos sólidos.
En algunos momentos, tomó fuerza una política de conformación de frentes. Así, surgieron: la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, la Fuerza Bolivariana de Mujeres, el Frente Estudiantil Bolivariano, entre otros.
La mayoría de estas iniciativas, aún está lejos de constituir movimientos sociales, y en algunos casos proveen un importante voluntariado para la ejecución de los programas sociales del gobierno. Aún persisten los movimientos sociales tradicionales y otros han cedido su fuerza para participar con más bríos en la acción gubernamental. ¿Hasta qué punto se ha repetido un esquema utilizado por las fuerzas políticas que pretenden organizar a la sociedad desde el Estado, favoreciendo esquemas de cooptación de los movimientos sociales?
El movimiento obrero y sindical
Si bien en varias ocasiones el presidente Chávez lo ha convocado para que asuma papeles de vanguardia en el proceso revolucionario, lo cierto es que en este caso, observamos la clásica situación del paralelismo sindical como estrategia que ha generado una situación indefinida: ni se ha construido una Central Sindical fuerte, alineada con el proceso de cambio, ni se ha fortalecido la unidad sindical entre las propias fuerzas que apoyan al gobierno. En el año 2000 se convocó a un referéndum sindical para exigir elecciones democráticas en la principal central del país, la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), donde convergían varios partidos del status, con el liderazgo de Acción Democrática. Una vez que ganó el SI, posteriormente, en medio de denuncias de fraude, no fue posible derrotar a la dirigencia de la CTV y, unos años más tarde, un grupo de sindicatos y sindicalistas fundaron la Unión de Trabajadores de Venezuela (UNETE).
Aún con la creación de UNETE, los trabajadores del país siguen fragmentados en dos o más agrupaciones por sector que reivindican los mismos derechos y se disputan la interlocución con las empresas e instituciones públicas. La mayoría de ellos está concentrada en resolver la situación de los contratos colectivos como una manera de asegurar beneficios salariales en medio del boom petrolero. En tal sentido, se hacen de la vista gorda ante la precarización del empleo que amenaza a algunos sectores a través de la contratación de cooperativas que disminuyen los beneficios sociales de los trabajadores. Sin embargo, en otros temas de la agenda laboral que están vinculados con el nuevo modelo económico, los trabajadores están rezagados respecto a la iniciativa gubernamental. Temas como la cogestión, las empresas recuperadas y el control obrero de algunas industrias quedan para el discurso o la lucha por el protagonismo entre las corrientes que conviven en esta central.
Entre los sectores que más destacan encontramos a los trabajadores petroleros y a los empleados públicos, debido a la gran sensibilidad de estos sectores, y al papel protagónico que han jugado sobre todo los primeros en los recordados eventos del paro patronal y sabotaje petrolero de 2002 y 2003. Pero en la actualidad son los trabajadores de la salud y posiblemente los maestros quienes están llamados a dinamizar la situación, también con demandas salariales. Recientemente, una expresión de la búsqueda en este sector constituye la creación de una corriente al interior de UNETE como es la Corriente Clasista Unitaria Revolucionaria Autónoma (CC-MURA).
El movimiento campesino
Este sector viene atravesando un período crítico. Producto de la política de democratización de la propiedad de la tierra, que ha distribuido millones de hectáreas entre los campesinos, algunos dirigentes se han convertido en objetivo de la política de algunos grupos de latifundistas, que han producido decenas de asesinatos de dirigentes campesinos, principalmente en lugares cercanos a las fronteras.
Las características de este movimiento son interesantes
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