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Mario Briceño Iragorry


Enviado por   •  18 de Marzo de 2013  •  Biografías  •  3.161 Palabras (13 Páginas)  •  616 Visitas

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Mario Briceño Iragorry

Mario Briceño Iragorry (Trujillo, Estado Trujillo, 15 de septiembre de 1897 - † Caracas, 6 de junio de 1958), fue abogado, historiador, escritor, diplomático y político venezolano. Hijo de Jesús Briceño Valero y de María Iragorry. Estudió la primaria en su pueblo natal y el bachillerato en el Colegio Federal de Varones de Valera. En 1912 se trasladó a Caracas e ingresó a la Academia Militar donde conoció al futuro presidente Isaías Medina Angarita. En 1914, regresó a Trujillo donde ejerció el periodismo. Se trasladó a Mérida en 1918 para seguir estudios de derecho en la Universidad de los Andes, donde en 1920, se graduó de abogado. Mario Briceño Iragorry se incorporó a la Academia Nacional de la Historia y de la Lengua en 1932. Desde 1936 hasta 1941 fue ministro plenipotenciario en Centroamérica, con sede en San José, Costa Rica. Briceño desempeñó también la Dirección del Archivo General de la Nación (1942-1943), la Gobernación del Estado Bolívar (1943-1944) y la presidencia del Congreso de la República de Venezuela (1945). En 1947, recibió el Premio Nacional de Literatura por su libro «El regente Heredia o la Piedad heroica» y en 1949 fue nombrado embajador de Colombia.

Briceño Iragorry formó parte de Unión Republicana Democrática (URD) y apoyó la candidatura presidencial de Jóvito Villalba. En las elecciones de 1952 fue parte clave de URD pero tras el desconocimiento de las elecciones por una Junta Militar se exilió en Costa Rica en el año 1953 y luego en Madrid (1953-1958). En esos años estuvo madurando sus ideales políticos sobre el nacionalismo a través de diferentes publicaciones.

En abril de 1958, Mario Briceño Iragorry retornó a Venezuela. Dos meses más tarde murió. Sus restos fueron llevados al Panteón Nacional el 6 de marzo de 1991.

Algunas de las publicaciones de Briceño Iragorry son:

Horas (1921), Motivos (1922), Ventanas en la noche (1925), El Caballo de Ledesma (1951), Horas Undicima (1956), Los Ribera (1957, única novela), Relación geográfica de la Provincia de Cuyas, Trujillo

Ángel Carnevali Monreal

Carnevali Monreal fué no sólo el más brillante escritor trujillano de su época, sino también una de las más destacadas figuras del pensamiento venezolano. Nació en la ciudad de Trujillo alrededor de 1866, hijo de don Ángel Carnevali, italiano, y de Nicolasa Monreal, venezolana, descendiente esta última de don Sancho Briceño y colateral lejana, por tanto, del Libertador. A muy temprana edad fallecieron los padres de Ángel, quien, así como sus hermanos, fué acogido en hogares amigos para su formación y educación. Los primeros trabajos literarios y políticos de Carnevali Monreal aparecieron en periódicos y revistas ocasionales de Trujillo y de Mérida, y en aquéllos se revelaban ya el poder de una imaginación vigorosa, un estilo impecable y ágil, una personalísima capacidad de percepción y de exposición. Apenas adolescente, fundó y dirigió “El Sol de Abril”, cuyos editoriales descubrían ya la afición política de Carnevali, afirmada después en discursos, y en páginas de polémica. La labor literaria de Carnevali Monreal, si brillante y copiosa, fue también desordenada. Escribió sin método, sin disciplina, sin preocuparse por recoger en uno o más volúmenes lo que otros habrían firmado con orgullo. Editoriales de prensa, discursos, cuentos, crónicas de viaje, columnas de prensa... Si acaso pensó alguna vez en solicitar cooperación de editor fué para “Cuentos Largos”, con tres narraciones de típico sabor y ambiente nacionales; “Bolivita”, “Ño Morián” y “Cuento Largo”, de las cuales solamente una, “Bolivita”, fue publicada. Apareció en el “Nuevo Diario”, en 1916, con una hermosa apreciación crítica de César Zumeta.

Durante largos años estuvo dedicado Carnevali a labores agrícolas y pecuarias, sin intervenir más en una política que antes consumió sus años útiles y sus energías creadoras. Hizo de aquel campo aragüeño, a fuerza de tenacidad y de iniciativa, tanto más meritorias cuanto que no había entonces estímulo alguno al trabajo de la tierra, uno de los más hermosos predios de la región. Sólo ocasionalmente viajaba a Caracas y ello sólo en visita de familia o para atender problemas de salud. Repetidamente se negó Carnevali a participar de nuevo en la vida pública, actitud que en esa época llevaba consigo sus posiciones de enemistad contra el régi­men imperante. Como tantos otros compatriotas, Carnevali Monreal sufrió persecuciones y cárcel, y junto con dos de sus, hijos fué aherrojado en la célebre prisión de La Rotunda, el año 1923. Allí estuvo secuestrado hasta 1927, cuando la muerte lo libró de angustias y de cadenas. Su cadáver fue trasladado al Hospital Vargas, como era costumbre entonces, y luego entregado a la familia. En cuatro años había envejecido siglos.

Adriano González León

Adriano González León (Valera, 14 de noviembre de 1931 - Caracas, 12 de enero de 2008) fue un escritor y poeta venezolano, conocido por sus cuentos y novelas, especialmente País Portátil y Viejo. González León estudió en la Universidad Central de Venezuela en Caracas y ejerció labores de docente y diplomático. Comprometido con la política, luchó en los años 1950 contra de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y apoyó los ideales revolucionarios en los años 1960 como editor de la revista Sardio. A los quince años de edad, Adriano González León fue corresponsal del diario El Nacional en la zona andina y a los 24, ya graduado de abogado en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde además fue profesor de literatura, fundó con Guillermo Sucre, Edmundo Aray, Rodolfo Izaguirre, Efraín Hurtado y otros el grupo Sardio, que editó una revista del mismo nombre que difundía escritores de todo origen y de gran compromiso político. Sus primeras incursiones en la literatura fueron como cuentista, con las obras Las hogueras más altas (Buenos Aires, Goyanarte, 1959; Premio Municipal de Prosa 1958), Asfalto-Infierno y otros relatos demoníacos (El Techo de la Ballena, Caracas, 1963) y Hombre que daba sed (Jorge Álvarez, Buenos Aires, 1967), donde describía ambientes urbanos y campesinos sombríos y dramáticos. En los últimos años había retomado su columna semanal en El Nacional, bajo el título “Duende y Espejo”, y fue uno de los impulsores de la iniciativa “Escribas”, en la que dirigió cátedras literarias junto a otros destacados autores venezolanos. Como un homenaje a su obra y a lo que representa

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