Medios De Incomunicacion
agentek23 de Octubre de 2011
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¿Medios de comunicación o de incomunicación?
Medios de comunicación y poder mediático no son divisibles: los medios de comunicación constituyen ellos mismos el poder mediático. Pero plantear el problema de esta manera, centrando el análisis en los medios o en el poder mediático, es caer en una trampa, porque dejamos de lado el problema central. El problema central a discutir es la comunicación y en particular el tipo de comunicación que requiere la revolución bolivariana. En segundo lugar, no hay medios de comunicación en abstracto. Detrás de los medios de comunicación están sus propietarios que imponen la agenda de acuerdo a sus intereses. Ellos son el verdadero poder mediático.
La mediocracia es el poder autocrático que imponen a toda la sociedad los propietarios de los medios, manipulando el fenómeno de la comunicación, particularmente en la conexión de la comunicación con la formación de la conciencia social, justificando dicha manipulación con una supuesta defensa de la libertad de expresión.
En adelante deberíamos llamar a los medios de comunicación social, tal como se han autodenominado a sí mismos para construir un imaginario social que oculte su verdadera naturaleza depredadora, medios de difusión masiva de ideologías, en este caso la ideología del poder hegemónico global. Pero, ¿por qué debemos entrar a la discusión sobre la comunicación? Porque es la manipulación ideológica de la comunicación lo que se oculta detrás de la operación de los medios. Porque el problema central está en el ámbito de la comunicación y de las prácticas sociales que promueve, es decir, en el ámbito de la vida humana.
Las dimensiones constitutivas del sujeto humano
La humanidad se constituye básicamente en tres dimensiones: la del trabajo, no nos referimos aquí al proceso de valorización, que es la forma que asume el capital para explotar el trabajo; no hablamos del trabajo como explotación de la fuerza laboral, ¡no! Hablamos del trabajo en su acepción marxista: trabajo como metabolismo entre el hombre y la naturaleza; trabajo como proceso de humanización de la naturaleza. La humanidad ha llegado a constituirse como tal, mediante un proceso de trabajo, de intercambio con la naturaleza, de asimilación de la naturaleza para la satisfacción de las necesidades de reproducción y desarrollo de la vida humana.
Al lado del trabajo aparece el fenómeno de la comunicación como ese proceso eterno por medio del cual constituimos el lenguaje, constituimos las categorías, en fin, constituimos la conciencia. La conciencia no es solamente el conocer o el saber con ciencia como diría Víctor Hugo. La conciencia implica también la inconciencia, como han demostrado Freud, Jung, Vigosky o Bajtin, entre otros. Implica la sensibilidad, la irracionalidad, la imaginación. Y todas esas dimensiones son imposibles sin el lenguaje. Intenten ustedes reconocerse a sí mismos sin el lenguaje. Con razón Marx decía que el lenguaje es la conciencia práctica, que la conciencia no es otra cosa que ser consciente y que el ser consciente del hombre es su vida misma. La comunicación es la vida misma.
la comunicación es
imposible sin el trabajo,
y comunicación y
trabajo son imposibles
sin cooperación, y la
cooperación, a su vez, es
imposible sin la
comunidad
El trabajo es, pues,
condición de vida del
hombre. Ahora, ¿qué
tipo de trabajo? El
sujeto social realiza
un doble trabajo: el
material, por el que
reproduce sus propias
condiciones de vida,
produce valores de
uso ...y otro trabajo,
que suele quedar en la
oscuridad; el trabajo
lingüístico
No hay vida sin comunicación. Las palabras adquieren significados sólo en el contexto de la vida, de la acción intersubjetiva que nos dice como la comunidad organiza la vida. Todo esto es lo que queda oculto cuando el debate se centra en los medios de comunicación. No negamos la importancia del debate sobre los medios propiamente dichos. ¡No! Lo que cuestionamos es quedar atrapados en la apariencia de lo instrumental, de lo mediático, dejando de lado las prácticas sociales y los intereses y posiciones de la comunidad, la cual queda subsumida en el proceso de comunicación mediática, es decir, de la “comunicación” mediada por instrumentos y por los intereses de sus propietarios.
La manera correcta de abordar el tema es partiendo de la comunicación en relación con la conciencia social, con los valores que expresa dicha conciencia, para saber dónde están los problemas de codificación y descodificación de la comunicación, de las relaciones de dominación que ocultan y en qué sentido afectan la vida. Hablamos pues de la conciencia como conciencia sensorial de lo inmediato, porque conocemos el mundo a través de lo sensorial, aunque los sentidos nos engañen. Los sentidos nos dicen que estamos siempre en una misma posición. Que es el sol el que sale por el este y se esconde por el oeste. Los sentidos nos dicen que estamos de noche “patas arriba” sostenidos por la ley de la gravedad.
Por eso la imaginación es tan importante, siempre que escuchemos su lenguaje que nos dice más allá de lo que nos dicen los sentidos. Por eso la importancia de la sensibilidad, para descubrir lo que a primera vista está oculto para los sentidos, sumergido en el letargo de la rutina y de las visiones únicas y maniqueas que imponen los propietarios de los medios, en su afán de hegemonizar la sociedad bajo su dominio. Pero volviendo al eje central del tema que nos ocupa, la comunicación es imposible sin el trabajo, y comunicación y trabajo son imposibles sin cooperación, y la cooperación, a su vez, es imposible sin la comunidad.
Esta es la primera premisa de lo que quisiera se llevaran en su cabeza: la humanidad es producto de un proceso que integra armoniosa y complementariamente: trabajo, comunicación y cooperación en el seno de la comunidad.
Trabajo material y trabajo lingüístico
El trabajo es, pues, condición de vida del hombre. Ahora, ¿qué tipo de trabajo? El sujeto social realiza un doble trabajo: el material, por el que reproduce sus propias condiciones de vida, produce valores de uso que, bajo el capitalismo, asumen la forma de mercancías y otro trabajo, que suele quedar en la oscuridad; el trabajo lingüístico. Como dice Ponzio, a no ser que el lenguaje sea un acto sobrenatural, el sujeto humano tiene que hacer un trabajo particular para alcanzar el dominio del lenguaje. Este es el trabajo lingüístico. Tenemos la potencialidad de pensar, como diría Kant, tenemos un psiquismo que es susceptible de ser impresionado por el mundo externo, por la experiencia, pero esta es una potencialidad que tiene que transformarse en actualidad. El niño(a) tiene que hacer un trabajo para aprender a hablar. Tiene que apropiarse de las palabras. Por cierto, estos procesos han sido estudiados en profundidad por Piaget y Vigosky, entre otros, quienes resaltan la enorme importancia del juego en la vida infantil, en el desarrollo de la imaginación y de ésta en el proceso de aprender a hablar y, más aún, de apropiarse del sentido de las palabras.
La distorsión mediática de la conciencia
Los medios de difusión comienzan a intervenir con gran impacto distorsionador desde las primeras fases de formación de la conciencia del niño(a). Después de captar su atención, en lo que incide también la desatención familiar, logran que el niño(a) no juegue, luego no imagine, luego no hable, luego no se apropie del sentido de las palabras, con la consecuencia de generar problemas de lenguaje y finalmente problemas de aprendizaje.
De hecho la primera necesidad del niño(a) es el afecto. Se supone que es engendrado por afecto, que es llevado nueve meses dentro del vientre materno con afecto y que su primer contacto con el mundo externo es el regazo materno, pese a esa absurda práctica de la pediatría moderna que ordena separar al niño(a) de la madre, marcarlo con un número y encerrarlo en una celda, que no es otra cosa sino una incubadora. Pero desde su misma necesidad de afecto, la conciencia del niño comienza a ser colonizada por sus padres en el seno de su ambiente familiar. Porque la conciencia, y en particular la conciencia política, lejos de lo que alguna gente cree, no se forma en el espacio público ni solamente de manera discursiva, es decir, escuchando discursos. Esta idea es una falacia que nos lleva a conclusiones equivocadas.
En ese trabajo lingüístico
el sujeto social produce
símbolos y signos.
Símbolos, imágenes que
están básicamente
conectadas a su
afectividad por una
sencilla razón:
aprendemos a hablar en
una fase temprana de
nuestro desarrollo
Y ¿qué es ser colonizado?
Es el proceso por el cual se
le imponen al niño(a)
condicionamientos con base
a la oferta de satisfacer sus
necesidades afectivas
En verdad la conciencia se forma en el espacio más profundo de la vida cotidiana. Esto es así porque se forma alrededor de valores, de representaciones, de prácticas y costumbres que se transmiten desde la palabra y las relaciones maternas y paternas. Podemos recordar las frases típicas que hemos escuchado reiteradamente en nuestra infancia: si haces esto que digo, si te portas bien, si te quedas quieto, si, si, si…, (un conjunto
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