POR QUÉ DEJÉ GOLDMAN SACHS

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No lo sé, pero lo averiguaré

Goldman Sachs es uno de los bancos de inversiones más prestigiosos del mundo, era un 12 de junio del año 2000 cuando Greg Smith se encontraba sentado en una sala de reuniones o también conocido como Open Meting; una especie de campamento para los residentes del programa de ventas y comercio, una tradición de la empresa.

El programa es con el fin de hacer un sinfín de preguntas sobre cultura e historia de la empresa donde debías contestar de manera rápida y sin tartamudear si es que querías un empleo al termino de tus estudios, acompañado de un padrino que quisiera contratarte al finalizar tus practicas, es por esta razón que debías brillar en tus reuniones.

Y ahí estaba yo, Greg Smith; hijo de un farmacéutico, el mayor de 3 hermano criados en Edenvale de Johannesburgo en Sudáfrica un suburbio de clase media, conseguí una beca para estudiar en la universidad de Stanford. Los Open Metings se celebraban por lo regular los martes y los jueves terminando el trabajo, estaban dirigidas por un socio, un gerente o tres vicepresidentes gruñones.

Dentro de las reuniones, los encargados de hacer los interrogatorios, elegían a una persona al azar y lo acribillaban con preguntas consecutivas, estas preguntas se basaban en tres diferentes categorías:

1. Conocimientos del mercado
2. Historia de la empresa
3. Conocimientos sobre la gestión y comprensión del negocio

El objetivo de hacer este tipo de cuestionamientos era para que cuando te tocara un cliente difícil al teléfono, no cometieras errores. Las reuniones eran demasiado estrictas, no comenzaban a las 06:01 ni a las 06:02, comenzaban a las 6 y si a los residentes se les hacía tarde entonces tenían que regresar a una nueva junta celebrada al día siguiente a las 05:00 Am. Durante las juntas, la honestidad era lo mejor que podías demostrar, pues si durante el interrogatorio no sabías una respuesta era mejor decir que inventarte e improvisar una respuesta. En ese momento debías salir de la junta y regresar a los 5 minutos con una respuesta clara, que se viera que tenías iniciativa y ganas de saber la respuesta.

Durante el verano en mi segundo año en Stanford, acudí a una oficina de gestión de patrimonios a realizar mis prácticas donde hice un buen papel y me invitaron a regresar para mi tercer año, pero yo tenía expectativas más altas. Para mi tercer año me postule a una entrevista en Goldman Sachs donde fui aceptado para afrontar un Superday. Un Superday era un día donde tenías seis entrevistas a lo largo del día y de eso dependía si entrabas o no a hacer tus practicas en el banco.

Después de ser aceptado y pasar las entrevistas junto a cuatro compañeros más, me mudé a vivir a New York donde alquilé un departamento que visité por internet.

Al llegar a Goldman Sachs junto con sus demás compañeros de Stanford se dirigieron a una sala de presentación a cargo del departamento de Recursos Humanos acompañados de unas identificaciones llamativas para distinguir que eran practicantes, mismas que tenían que tener colgadas en todo momento. Me apunté al programa de Activos Financieros, pues me encantaba el caos, los gritos y la tensión que se vivía en el parque de operaciones, donde tenías que demostrar que tenías iniciativa para hacerles ver que podías ayudar en algo y ser útil para la institución.

Básicamente durante las 10 semanas de prácticas en la institución, debes asegurarte de conseguir un padrino al que le gustaras y al final del curso estuviera convencido que en realidad quería trabajar contigo, de nada servía que hicieras un excelente papel en las reuniones y en tus prácticas si no habías conseguido a alguien que estuviera dispuesto a contratarte. Durante las semanas de practica había que conocer si querías ser vendedor o agente, la cual rápidamente me decidí por ser vendedor, pues no me miraba ahí sentado,  aburrido en mi pupitre haciendo análisis de riesgo, yo quería conectar con la gente, mantener conversaciones con los inversionistas más grandes del mundo, tiempo después cerca de la quinta semana conocí un grupo de nuevos mercados emergentes, del cual me habló un amigo israelí que conocí en las reuniones, un grupo que me atrajo desde el primer momento, pues sabía que podía encajar perfectamente ahí. Con el transcurso del tiempo conocí a Rudy un tipo increíble que lo llamaban la Bestia debido a que era un voraz en cuanto a los negocios, antes de las 6 de la mañana ya había llamado a más clientes que nadie dentro del parque. Durante la semana 8, Rudy me invitó a una cena, algo increíble para mí, pues sentí con esa invitación que me transmitió un mensaje como una sensación de que me querían contratar, que se interesaban por mi talento.

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