Ponencia al capítulo dos de Tejidos Oníricos

Ponencia al capítulo dos de Tejidos Oníricos

El libro Tejidos Oníricos, de Santiago Castro-Gómez, es la continuación de un proyecto, iniciado en el 2005, que toma como referencia la publicación de La hybris del punto cero. Además abarca la historia[1] del capitalismo en Colombia. La tesis que plantea el autor es que el capitalismo no impera solamente por órdenes geopolíticas, sino también por una serie de ensamblajes sociales que construyen unas subjetividades sin las cuales el capitalismo no sería lo que es.

En el capítulo dos que se titula: “El dispositivo de movilidad”, el autor defiende que la industrialización, al llegar a Colombia, enmarcó una aceleración de la vida. Remarcablemente, en el pensamiento y la cotidianidad colombiana hubo “cambios moleculares en su forma de percibir el espacio y el tiempo” (Castro-Gómez, 2009). En esta sección del libro, que se refiere a “dispositivo de movilidad” tal y como lo interpreta del libro Historia de la sexualidad de Michel Foucault, se busca demostrar como la industrialización del país busca hacer realidad al orden social impreso por las elites liberales del siglo XIX, por medio de lo que Castro-Gómez denomina subjetividades cinéticas. Es así como la entrada del capitalismo en el siglo XIX en Colombia, específicamente en Bogotá, y la aparición de nuevos medios de transporte, generan una sensación de modernidad en sus habitantes, alterando paulatinamente sus afecciones y su manera laborar diariamente.

A pesar, de que en el resto del mundo se desarrollaban grandes avances tecnológicos, en Colombia apenas se vislumbraba la aceptación cultural de las condiciones de avance que se conjeturaba a partir del capitalismo emergente. Particularmente, Bogotá, a pesar de ser la capital, solía verse envuelta en un ambiente preindustrial habituado a la ausencia de un sistema organizacional, en el que la mayoría vivía sumergida en la necesidad, sin siquiera servicios públicos básicos. De manera que la lentitud cotidiana acostumbrada y el aislamiento de la capital respecto a otras ciudades importantes como las de la costa, se transformaron con la llegada de instrumentos y dispositivos que magnificaban tanto el transporte humano como el mercantil, por lo que cambiaron las formas tradicionales de comercio local por la conexión con la periferia y el comienzo de grandes empresas corporativas, como Coltejer, Riopaila, Bavaria, Fabricato Cementos Diamante, entre muchas otras. (Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, 2014).

Con la entrada de los sistemas de transporte y el auge del capitalismo, se crea un nuevo código social en Colombia, en el cual autores como Ancízar, dictan que las elites cosmopolitas bogotanas del siglo XIX, ven al ferrocarril como un significado de progreso. En complemento a lo anterior, se cree que con la creación de instituciones cinéticas,

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