Tejidos Oniricos

Informe del capítulo “El dispositivo de movilidad” del libro Tejidos Oníricos.

En el segundo capítulo de la obra tejidos oníricos titulado el “dispositivo de movilidad”, el autor centra su hipótesis en cómo y gracias al proceso de industrialización experimentado en el siglo XIX la movilidad como concepto central del aparato social se convertiría en el eje del progreso en sí. Esta modificaría el pensamiento y prácticas de los individuos de la época quienes abandonarían sus “seguridades ontológicas y esferas primarias” dejando atrás cualquier comportamiento preindustrial, para así abrirse a un panorama donde el movimiento y la circulación se convertirían en la esencia del desarrollo humano, económico y social.

Para abordar la hipótesis expuesta en el párrafo anterior, el autor reflexiona sobre la trasformación que representó la revolución industrial para las dinámicas sociales de la época y cómo estas generaron un proceso de cambio en la movilidad y velocidad del cuerpo social. La aparición y el papel que tuvieron los principales medios de movilización como el ferrocarril, el carro y el avión en lo que él define como los cambios moleculares, modificaron la percepción y relación con el espacio tiempo en el individuo, fueron definitivos en el proceso de industrialización del país y además incentivaron la movilización en términos sociales de la mujer y de la clase obrera quienes exigían de derechos que les permitieran dejar atrás el comportamiento tradicionalista al cual estaban sujetos.

En la primera parte de su texto bajo el subtítulo revolución de la velocidad el autor comienza acercándonos un poco a la Bogotá del siglo XIX. Para ese momento Bogotá se muestra como un ciudad que poco había cambiado desde su fundación, su ubicación geográfica impedía una rápida comunicación con otras regiones y las condiciones de vida preindustriales estaban marcadas por una pobre higiene, ausencia de servicios públicos, y deficiente manejo de basuras que daban como resultado una población que habitaba una ciudad miserable y de mal aspecto.

Después de un desalentador análisis de la Bogotá de 1800 Castro-Gómez describe cómo los cambios de la revolución industrial llevarían a una trasformación de la política, economía y cultura. Las nuevas dinámicas del capitalismo conducirían al desarrollo de nuevos sistemas de transporte cada día más rápidos que permitirían la reducción de los costos de producción y el arribo a nuevos mercados lo que causo la transformación de muchas empresas familiares y locales a un nuevo modelo organizativo económico corporativo.

Posteriormente el autor recorre los que él llama los discursos ferroviarios, para esto examina el papel y desarrollo del ferrocarril en el país. La construcción de las líneas ferroviaria llevaría a la nación a realizar un gran esfuerzo económico y social. El ferrocarril como emblema del progreso y como generador de riqueza conduciría a una ruptura de los códigos preindustriales

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