ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Protección de las manos en la actividad de montajes

qarloslopezTutorial15 de Diciembre de 2019

4.482 Palabras (18 Páginas)138 Visitas

Página 1 de 18

(TOMÁS BODERO) Manos-montajes.doc. Manuel Domene

Antetítulo:

Protección de las manos en la actividad de montajes (9)

Título:

Manos, la parte más frágil del mecano

Tomás Bodero Sáiz

Entradita:

Escenarios, andamiajes, gradas, carpas, stands feriales, barracas y atracciones de feria son montajes efímeros y rutinarios que se realizan con frecuencia y, por lo general, contra reloj por exigencias del espectáculo. El sector de los montajes depende de las manos, que afrontan importantes peligros al manipular estas estructuras metal-mecánicas. No en vano, las manos del trabajador son la parte más frágil del mecano; las únicas piezas para las que no existe recambio y cuya reparación-reconstrucción nunca las restituirá a su estado original.

Prevención y el empleo de guantes son el mejor modo de evitar la ocurrencia de daños irreversibles.

Texto:

La actividad de montajes (generalmente de estructuras metálicas) es amplia y registra una constante expansión. Todos estamos familiarizados con montajes que se han hecho habituales en el paisaje urbano. Cuando circulamos por las aceras hemos de sortear los andamios de estructura tubular empleados en la rehabilitación de fachadas u obras en general. También encontramos estructuras metálicas en escenarios para fiestas populares o conciertos; tarimas para actos lúdicos, baile, danza; carpas para acoger convenciones, congresos, fiestas, ceremonias, o mítines políticos; gradas, tribunas y palcos para presenciar actos deportivos, artísticos, desfiles, carreras ciclistas. La versátil industria de las estructuras efímeras incluso ofrece plazas de toros portátiles; y no hemos de olvidar las carpas de circo, las barracas de feriantes y los stands de ferias de muestras, ya sean éstas en forma de instalación estable o al aire libre.

Como se ve, la actividad de montaje es variada. Entre los rasgos comunes tenemos que es una actividad que se realiza en doble sentido (al montaje siempre sigue el desmontaje), existe una manipulación de material, que generalmente son estructuras metálicas, dicha manipulación –o los trabajos complementarios que se efectúan- se hace con el concurso de diversas herramientas, máquina-herramienta, así como maquinaria y, finalmente, el material desmontado debe transportarse y almacenarse.

Es obvio que en esta actividad –como en todas las desarrolladas por el hombre- las manos constituyen la primera y la principal de las herramientas, por lo que están sujetas a importantes riesgos.

Inventario de riesgos

Toda prevención pasan por la identificación previa del peligro. Si ignoramos el peligro, la prevención no es más que una utopía. La piel es un órgano indispensable para la vida y, pese a su elasticidad, no es indestructible. Diariamente, las manos se ven expuestas a riesgos de diferente naturaleza. De manera general, podemos establecer la siguiente clasificación de riesgos en la actividad de montajes:

·Riesgo mecánico

Implica cortes, aplastamiento o abrasión general, provocados por diferentes útiles de trabajo. Las herramientas afiladas presentan un peligro evidente, así como las partes punzantes de las materiales que se manipulan. Las lesiones pueden incluir desde el pequeño corte a daños severos de nervios, tendones, huesos, sin descartar la amputación.

Desde el punto de vista de la salud y la higiene laboral y alimentaria, la aceptación de este tipo de lesiones “como algo consustancial al trabajo” debe erradicarse categóricamente. Lo que no debe rechazarse, alegando falta de rapidez o de destreza, son las protecciones, máxime cuando la industria provee guantes que combinan un alto nivel de protección con el máximo confort y destreza.

Pero no todo son grandes lesiones que desencadenan nuestra capacidad reactiva. Con frecuencia, se producen lesiones microscópicas en la piel. Estas micro-agresiones suelen ser imperceptibles, pero abren vías de penetración de sustancias potencialmente nocivas al organismo, además de romper la barrera que es la piel, lo que, sin duda, degenerará en problemas de salud. El guante es el método más eficaz para prevenir micro y macro-lesiones de la mano.

Aunque sean de escasa importancia, los cortes generan un coste económico. Como mínimo, el trabajador herido y el encargado de los primeros auxilios deberán ausentarse del montaje/desmontaje. Además, el trabajador que sufre cortes menores y heridas en las manos puede padecer una serie de problemas como infecciones, daño de estructuras subcutáneas, irritación severa y cicatrices. Los cortes severos pueden saldarse con problemas crónicos de rigidez y falta de movilidad en la mano, hecho que limita la velocidad y precisión del trabajador. En los casos graves, puede llegarse a la pérdida de la sensibilidad táctil y la fuerza, circunstancia que es invalidante e impide la normal realización del trabajo.

·Riesgos derivados de las vibraciones

Las vibraciones, que están incluidas entre los riesgos de origen mecánico o físico, pueden originar problemas en las articulaciones y el síndrome de los dedos blancos (falta de riego sanguíneo). Son fuente de vibraciones la maquinaria para atornillado, taladros, amoladoras...

Las máquinas electro-portátiles tienen un protagonismo creciente en todo tipo de trabajos, sobre todo cuando en éstos prima la velocidad de ejecución. Dicha maquinaria libera al trabajador de la fatiga que supone la utilización de herramientas manuales, aportando la energía suficiente para efectuar el trabajo de modo más rápido y eficaz.

Pero no todo son ventajas. Con estas máquinas-herramienta se producen accidentes muy similares a los que acaecen con las herramientas manuales, debiendo añadirse las causas que se derivan de la fuente de energía que las mueve: eléctrica, neumática e hidráulica. Conviene precisar también que los accidentes que se producen con este tipo de máquinas suelen ser más graves que los provocados por las herramientas manuales.

·Riesgos térmicos

En la actividad de montajes este peligro tiene dos caras: frío y calor. Simplemente, unas bajas temperaturas invernales dificultan de forma notable el trabajo de las manos en labores que muy frecuentemente se llevan a cabo a la intemperie. El problema no será sólo la menor destreza para trabajar, sino que ésta puede ser el desencadenante de un accidente que afecte a las manos u otras partes del cuerpo. (Las temperaturas bajas pueden adormecer las manos y reducir su flexibilidad y capacidad de agarre). Además, las bajas temperaturas y la intemperie secan los aceites naturales que conservan la piel suave, produciendo una piel reseca y agrietada, predispuesta a las infecciones.

Las temperaturas bajo cero pueden además lesionar las manos de otra manera. La piel desnuda que entra en contacto con un tubo de acero o pieza de andamiaje helado se pegará al metal y se desgarrará. La mano y los dedos entumecidos aumentan el riesgo de accidente, el individuo pierde la sensibilidad de la mano y su capacidad de prensión. Pero aún hay una cara menos amable del frío. Los mecanismos de termo-regulación de nuestro cuerpo tienden a mantenernos a una temperatura constante (alrededor de los 37º C). Disponemos de recursos fisiológicos que limitan las pérdidas de calor y aumentan la producción del mismo. Sin embargo, en situaciones de frío intenso, las manos no pueden trabajar, pudiéndose llegar incluso a la necrosis (congelación de los tejidos). Esta es una lesión grave que puede ser inicialmente menospreciada por el trabajador debido al efecto anestésico que ejerce el frío sobre los tejidos. La congelación profunda conduciría a isquemia (falta de riego sanguíneo), trombosis, cianosis profunda y gangrena.

Dejando al margen los casos de congelación, conviene poner el énfasis sin embargo en que es posible subestimar la gravedad de cortes y la abrasión hasta que la piel vuelve a la temperatura normal, momento en que la afección se hace patente en todo su alcance y, por supuesto, es mucho más dolorosa. En estos casos, conviene una exhaustiva protección de las manos porque, caso de producirse, la lesión puede tardar mucho tiempo en sanar.

Valgan estos últimos comentarios para acotar en su justa medida la importancia del frío y precisar que el enfriamiento de todo el cuerpo o de algunas partes del mismo origina molestias, insensibilidad, disfunción neuromuscular y en última instancia lesiones. Por ello, es de gran importancia que los EPI (guantes, en nuestro caso) cumplan unos mínimos, que son: aislar frente al frío, el viento y la humedad, permitir la transpiración y disipación de parte del calor que se genera al trabajar, y contribuir a la realización cómoda del trabajo (peso y volumen).

El calor también es un problema, ya sea ambiental o metabólico, inducido por la propia actividad de los operarios que, como ya hemos dicho, trabajan contra reloj. Si el calor ambiental es intenso, también lo será el metabólico, provocando que el trabajador perciba el guante como una fuente de disconfort y que, en última instancia, se lo quite. Manejar las herramientas sin guantes en un contexto caluroso no sólo aumenta la gravedad de las lesiones en caso de accidente, también incrementa las probabilidades de ocurrencia de este evento. Las razones son obvias: unas manos sudorosas entorpecen el manejo diestro de las herramientas y su adecuada sujeción. Tampoco hay que menospreciar el posible impacto negativo de la radiación solar. Así, especialmente en verano, las manos desnudas son atacadas por el sol, que actúa como un auténtico agresor, aumentando las condiciones desfavorables del trabajo.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (30 Kb) pdf (147 Kb) docx (22 Kb)
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com