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Quinta Casa De Correos

SaheGohz7 de Julio de 2015

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TEORIA Y METODOLOGÍA DE ANALISIS

DE LA ARQUITECTURA

Palacio Postal

“Quinta Casa de Correos”

PROFESORA: MARINA JUÁREZ LUNA

EQUIPO: 4

CORTÉS GARCÍA AMPARO

DAVILA MORA JOSÉ IGNACIO

CRUZ CONTRERAS HUGO CARLOS

GRUPO: 3AM8

26 DE AGOSTO DE 2009

INDICE

Introducción

Construcción

El Diseño

La Inauguración

El deterioro

Proyecto de restauración

La restauración de las fachadas

El cuarto nivel y la azotea

Reloj Monumental

El vitral

El tercer nivel

La planta baja y el segundo nivel

A cien años

Biografías

Adamo Boari

Gonzalo Garita

Bibliografía

Introducción

Enclavada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en la esquina que conforman las calles de Tacuba y Eje Central Lázaro Cárdenas (San Juan de Letrán) se encuentra una de las más bellas y majestuosas obras arquitectónicas no sólo de la capital, sino del país.

Bajo la dirección de la escuela de Bellas Artes de París y con apoyo de arquitectos mexicanos, se proyectó la arquitectura que daría marco a las fiestas del Centenario de la Independencia, contando con un número sin fin de residencias que poco a poco engalanaban el Paseo de la Reforma. Con las colonias Juárez, Roma y Cuauhtémoc, inspirándose en el romanticismo y ajenos a la búsqueda de un estilo nacionalista, los alardes del porfiriato dotaron de nuevos palacios a la ciudad ansiosa de demostrar al mundo su categoría de capital, de nación civilizada, moderna, en la que no sólo hubiera edificios bellos, sino también justicia social. Y es en esos inicios del siglo XX, que el sentido progresista de la época encuentra en los ferrocarriles y el correo una de sus más importante expresiones.

El 17 de febrero de 1907 en este edificio se escucharon por vez primera los acordes de nuestro Himno Nacional, mientras el Presidente de la República, Gral. Porfirio Díaz Mori, lo inauguraba.

La construcción de este magnífico centro de operación postal se hizo necesaria, debido al crecimiento en los volúmenes de correspondencia que manejaba el correo en México durante el siglo XIX y principios del XX y dada la importancia del Servicio Postal para la comunicación tanto entre particulares como entre empresas.

Así, el Servicio Postal Mexicano, apoyado en miles de constantes y esforzados carteros y empleados postales, ha prestado un invaluable servicio a la población por más de cuatrocientos años, siendo una de las instituciones más antiguas y con mayor tradición en la memoria histórica del pueblo mexicano.

Construcción

A principios del siglo XX, México vivió un auge económico reflejado en una intensa actividad constructiva. Muchos de los edificios que son admirados hoy en la Ciudad de México pertenecen a dicho periodo. Tal es el caso del Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, el edificio de la Secretaría de Comunicaciones, actual sede del Museo Nacional de Arte y el Palacio Legislativo, que nunca se concluyó y es actualmente el Monumento a la Revolución.

El incremento en el volumen de correspondencia que se manejaba en ese entonces, que era de aproximadamente 130 millones de piezas por año y la creación el 1 de julio de 1901, de la Dirección General de Correos (hasta entonces Administración General de Correos), generaron la imperiosa necesidad de que ésta contara con un espacio funcional y moderno para cumplir con las demandas de la creciente población. Por tal motivo, el Ministro de Comunicaciones y Obras Públicas, Francisco Z. Mena y el Director General de Correos, Manuel María de Zamacona e Inclán plantean la construcción de un inmueble que cubriera las apremiantes necesidades del correo.

A principios del siglo pasado, en el año de 1902 se inicia su construcción sobre una superficie de 3, 730 m2 .

El proyecto es diseño del arquitecto italiano Adamo Boari, quien ya ostentaba una reconocida imagen en el campo de las artes mexicanas y que posteriormente también sería coautor del Palacio de Bellas Artes y se decidió de forma acertada, que fuera el Ingeniero mexicano Gonzalo Garita quien llevara a cabo la obra del Palacio Postal o “Quinta Casa de Correos”, como también se le conoce, por ser la quinta sede del correo en México, ya que antes había ocupado otros locales de manera provisional. En un principio, se había planeado que fueran los Ingenieros William Martin Aiken y Arnold W. Brunner quienes ejecutaran los trabajos de construcción.

Para realizar la obra se eligió un terreno que en el siglo XVI ocupara la casa de Isabel Moctezuma Tecuichpo Ixcaxochitzin (hija de la emperatriz Teotlalco y del Emperador Moctezuma II, y que entre sus varios matrimonios destacan los que tuvo con los Emperadores Aztecas Cuitláhuac y Cuauhtémoc, además de ser amante de Hernán Cortés). Más tarde, en 1756, se edificó en ese lugar el Hospital de Terceros de la Orden Franciscana, el cual funcionó por más de un siglo. Posteriormente se convirtió en Escuela de Administración, luego en Escuela de Comercio y finalmente en Hotel de Ferrocarrileros. Este terreno con un área de 3730 m2 se ubicaba “en la zona de la ciudad correspondiente al cuartel número 3, manzana número 1, limitada por las calles de San Andrés (hoy Tacuba), al Norte; Callejón de la Condesa, al Oriente; calle de Santa Isabel (posteriormente Juan Ruíz de Alarcón, hoy Eje Central Lázaro Cárdenas), al Poniente y propiedad particular al Sur”, según lo señaló el Ingeniero Gonzalo Garita.

Los trabajos de demolición se iniciaron el 8 de julio de 1901, al respecto, la revista “El Mundo Ilustrado” señalaba lo siguiente: “Por doquiera se miran escombros, caen las viejas mansiones con pesar de poetas y arqueólogos; pero México le da a su rostro el sentimiento de su alma civilizada y moderna... De esos escombros, de esas ruinas surge poco a poco la Ciudad Nueva...”.

Debido a la majestuosidad de la obra y la poca resistencia del subsuelo de la Ciudad de México, el Palacio Postal fue concebido por sus realizadores como una edificación ligera, para lo cual se utilizaron las más modernas técnicas de construcción de la época.

El edificio se construyó sobre una cimentación tipo Chicago, tan en boga en esos tiempos y que consiste en una losa de concreto corrida con un espesor de 70 cm. En promedio y una estructura de viguetas de acero con un peralte de 21 pulgadas en ambos sentidos. Fue ejecutada por la empresa Millinken Bros de Nueva York y trasladada a México en 1903.

Es importante señalar, que derivado de un estudio de mecánica de suelos que se realizó al inmueble y comparando la planta del antiguo Hospital de Terceros con la del Palacio Postal, las dos edificaciones son similares y tuvieron dos patios de dimensiones parecidas, lo que se observa al sobreponer una planta sobre la otra. Esta similitud dio por resultado que al construir Boari el Edificio de Correos, la nueva cimentación quedara situada en el lugar de la antigua cimentación del hospital, sobre la zona que fue comprimida durante varios siglos, razón que contribuyó a eliminar el hundimiento al no someter a presiones otras nuevas zonas del terreno. También se redujo el espesor de los muros y se disminuyó al máximo el peso total de la masas con la adopción de un sistema de esqueleto, el cual se forma por columnas y viguetas de acero, que unidos por amarres de hierro a los sillares de piedra de las fachadas dan a este conjunto arquitectónico la fortaleza y estabilidad suficiente que le han permitido mantenerse a salvo de los hundimientos y temblores registrados en el primer cuadro de la ciudad. Los canceles, ventanillas, y rejas de hierro forjado, así como el bronce ornamental, fueron fabricados en Florencia, Italia, en la Fondería del Pignone. Para los lambrines, pilastras y placas de los mostradores, se utilizaron mármoles de yacimientos mexicanos, de la cantera de El Chico, cerca de Pachuca, Hidalgo, así como el raro alabastro de Tecali que se encuentra en los Estados de Morelos y Puebla.

Con el fin de reducir los estragos de un incendio, todos los techos, pisos y tabiques fueron construidos con materiales incombustibles que envuelven y aíslan el metal y empleándose lo menos posible el uso de la madera.

Para cubrir las necesidades de agua del edificio, se contó con un pozo artesiano que podía rendir más de 200 litros por minuto, lo que aseguraba que no existieran problemas en el abastecimiento de dicho líquido. De la misma forma, se contaba con una adecuada ventilación y alumbrado, así como instalaciones eléctricas y telefónicas.

En su construcción no se escatimaron detalles. Decenas de artesanos mexicanos plasmaron su arte en cada piedra, pedazo de madera o metal.

Se combinaron materiales y elementos traídos de Europa y EU con los hechos y producidos en México.

De acuerdo al informe presentado por el Ingeniero

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