Qué es la Geopolítica?
MoikasArturoPráctica o problema2 de Marzo de 2015
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Yves Lacoste. Géopolitique. La longue histoire d’aujourd’hui. Ed. Larousse. Francia. 2006.
¿Qué es la Geopolítica?
E
l término ‘geopolítica’, que ha sido utilizado de múltiples maneras en nuestros días, significa todo lo concerniente a las rivalidades entre poderes o entre influencias sobre los territorios y las poblaciones que viven en ellos: rivalidades entre dos poderes políticos de toda clase –y no solamente entre los Estados, sino también entre movimientos políticos o grupos armados más o menos clandestinos—, rivalidades por el control o la dominación de territorios de gran o pequeña talla. Los razonamientos geopolíticos ayudan a comprender mejor las causas de tal o cual conflicto, dentro de un país o entre Estados, pero también a proyectar los que pueden tener lugar por tanto, las consecuencias de aquellas luchas en países más o menos alejados y algunas veces también en otras partes del mundo.
I. La mundialización y sus consecuencias
Si la mayor parte de los conflictos geopolíticos se llevan a cabo entre fuerzas que son territorialmente cercanas las unas de las otras, entre dos Estados vecinos, entre una parte y la otra de una frontera o en un frente, también existen enfrentamientos entre países separados por grandes extensiones marinas. Tal fue el caso de la mayor parte de las conquistas coloniales ultramarinas y, más recientemente, durante la Segunda Guerra Mundial, de cuando los Estados Unidos proyectaron sus fuerzas al otro lado del océano Atlántico y del Pacífico.
Dos años después del fin de este horroroso conflicto, las dos únicas potencias que resultan victoriosas, y que emergen como “superpotencias”, comienzan a enfrentarse de múltiples maneras en el terreno mundial. Sin embargo, esta gran rivalidad geopolítica se lleva a cabo mayoritariamente de forma indirecta, en otros países sumergidos en la guerra, trátese de Corea, Vietnam o Afganistán, para evitar que los “Grandes” recurran a las armas nucleares, lo que habría provocado una catástrofe global. Lo que fue denominado “Guerra Fría” duró cuarenta años entre las dos superpotencias. Una de ellas se desmembró bruscamente en 1991, mientras que la otra se ha mantenido y desarrollado aún más, tanto en el plano militar como en el financiero, para convertirse hoy en la “hiperpotencia”. Sin embargo, no está protegida de las consecuencias de los conflictos lejanos entre Estados de menor importancia.
El ejemplo más espectacular es evidentemente el ataque de los kamikazes sauditas a las Torres del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001. Las causas son complejas y resultan, en gran parte, del desarrollo durante más de treinta años de consecuencias geopolíticas sobrevenidas en Medio Oriente. Pero las causas más directas del suceso, las cuales siguieron a la Guerra del Golfo de 1991 tras la invasión de Kuwait, se sitúan más precisamente en Arabia Saudita —aún cuando es antigua aliada de Estados Unidos—, al seno de dirigentes medianos riquísimos, a razón de rivalidades políticas entre personajes cercanos al soberano y un millonario islamita ligado tiempo atrás a los servicios secretos norteamericanos respecto a los asuntos de Afganistán: Osama Bin Laden, en este caso. El ataque del 11 de septiembre es siempre percibido por los norteamericanos como el equivalente del ataque japonés a Pearl Harbor en 1941.
Como consecuencia casi inmediata, Estados Unidos lanza un contraataque aéreo sobre Afganistán, a 15,000 kilómetros de Nueva York, para destruir la base de Al-Qaeda. Sin conseguir eliminar a Bin Laden, el presidente George W. Bush considera que Saddam Hussein, el gobernante de Irak, constituye una amenaza, posiblemente aún más importante. En geopolítica las ideas, las estrategias, las ilusiones y los errores de los dirigentes tienen una gran importancia y graves consecuencias. Nosotros conocemos lo siguiente: a inicios del 2003 el ejército norteamericano proyecta su poder en Irak, donde se apodera rápidamente de Bagdad, pero a partir de ese momento el conflicto se enconó convirtiéndose en más y más complejo y sus consecuencias fueron incluso más allá del Medio Oriente. Tres años más tarde, el resultado de esa guerra permanece incierto, porque el retiro indudablemente próximo de las tropas americanas a causa del descontento creciente de la opinión en Estados Unidos, puede conducir a otras consecuencias —no solamente en Medio Oriente—, así como a otras tragedias.
Si es importante comprender mejor cómo una determinada sucesión de hechos ha tenido lugar, es necesario preguntarse, sobretodo ahora, cuál va a ser la sucesión de acontecimientos y lo que puede surgir a partir de ellos en otros países del Medio Oriente, así como en otras partes del mundo. También prestar atención, a través de la prensa, de lo que sucede en numerosos países de los que no nos preocuparíamos mucho anteriormente. Si desde hace algunos años se han interesado tanto en la Geopolítica, es porque progresivamente se ha tomado conciencia de que los conflictos lejanos pueden, de forma indirecta, repercutir con una serie de consecuencias hasta en Europa Occidental, y particularmente en Francia, donde se plantea el aumento de problemas internos más o menos antiguos, heredados de la colonización y de las migraciones postcoloniales. El hecho de que los conflictos locales se combinen, algunas veces muy rápidamente, con rivalidades entre poderes y con influencias de envergadura planetaria es sin duda uno de los efectos de la mundialización.
La geopolítica interna y los múltiples problemas en el seno del Estado
En efecto, todas las cuestiones geopolíticas no conducen a guerras o a enfrentamientos sangrientos y, afortunadamente, un gran número de rivalidades geopolíticas de pequeñas dimensiones son libradas pacíficamente en el marco de los regímenes democráticos. Se llevan a cabo, por ejemplo, rivalidades electorales al seno de un mismo Estado-nación o reivindicaciones de autonomías regionales. Estamos por lo tanto en el contexto de una geopolítica interna; es decir, de problemas que se generan al seno del Estado, pero de forma más o menos intensa según sea el caso. Esto puede conducir a la guerra civil en Estados no democráticos, como fue el caso de la guerra de Secesión durante la mitad del siglo XIX. En Yugoslavia, al finalizar el siglo XX, los problemas de geopolítica interna pudieron desembocar bruscamente en terribles guerras civiles, porque el Estado federal reunía cinco o seis naciones rivales, más o menos imbricadas las unas con las otras, que se disputaron con aspereza los territorios.
En los Estados-nación democráticos, sobretodo si fueron constituidos después de mucho tiempo como es el caso de Europa Occidental, las cuestiones de geopolítica interna atrean la atención y el interés de los ciudadanos más informados y de los partidos políticos. Pero cuando la palabra ‘geopolítica’ aparece en uno de los medios de comunicación masiva, se trata entonces de un conflicto entre Estados, de la lucha de un pueblo por su independencia, del asunto eminentemente geopolítico del petróleo, pero también de atentados dirigidos por grupos terroristas que amenazan a los países occidentales o a los gobiernos de los países árabes. Es de estos conflictos de los que se preocupa sobretodo la opinión, aún cuando son lejanos, porque sus consecuencias pueden repercutir en otros países.
Análisis geopolítico de los principales Estados y de los “puntos calientes”
Así como analizaremos en esta obra los problemas geopolíticos de los Estados que tienen un papel geopolítico relevante, también, y más detalladamente, analizaremos lo que es posible llamar los “puntos calientes”; es decir, los Estados de pequeñas dimensiones donde las tensiones geopolíticas son violentas y repercuten a grandes distancias, especialmente en Estados Unidos. Entre las dos guerras mundiales, el mundo era “multipolar”, como sostienen los politólogos, en cuanto al papel geopolítico no sólo de los Estados europeos como Alemania, Rusia o el Reino Unido y Francia, dotados los unos y los otros de vastos imperios coloniales, sino también de Japón y Estados Unidos. En tiempos de la Guerra Fría, el mundo fue “bipolar” y, hoy, es “unipolar”. Sin embargo, China se desarrolla a gran velocidad, al igual que la India; mientras que Japón puede reaccionar frente a la amenaza China; y Rusia, adormilada por sus ventas de petróleo a altos precios, sin duda no ha dicho su última palabra. En cuanto a los Estados de la Unión Europea, una vez superado el problema en el que estaba sumergida en 2005: los boicots franceses y neerlandeses, pudieron tomar un rol verdaderamente geopolítico, sobretodo para hacer frente a la decisión tomada por Estados Unidos de disminuir considerablemente sus fuerzas en Irak.
El mundo es por lo tanto mucho más complicado que lo que nos hacen creer los discursos que satanizan a la hiperpotencia. Ésta debe hacer frente a la hostilidad del mundo musulmán, asumir la imagen negativa que en casi todas partes se tiene de su poderío hegemónico, y debe comenzar a ver a China como el nuevo rival. Todo ello interfiere con múltiples rivalidades geopolíticas de menor envergadura.
II. Poderes, naciones y territorios
Poder y territorio son dos términos fundamentales para la Geopolítica. Desde un punto de vista jurídico, y en todas las sociedades, están estrechamente ligados el uno al otro, porque todo poder político oficial (que se comporta como aquel de un Estado, de una tribu o de un municipio) tiene su territorio, es decir
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