Reforma Educativa en el Sexenio de Enrique Peña Nieto

La Reforma educativa a la educación básica en el sexenio de enrique peña nieto (2012-2018), expectativas y resultados

Medina Mauricio José Daniel

Cruz Salomón Marco Antonio

Grupo: 115

Turno: vespertino

“La educación que imparte el Estado (…) se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa y, basada en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios (…)” artículo 3º Constitucional.

Dada la necesidad de reformar el plan de estudios y la estructura de la educación en México, garantizada por el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos desde su promulgación en 1917, hasta la fecha, mantiene la esencia de ser gratuita y laica, por eso, desde su toma de protesta en noviembre de 2012, el entonces recién electo Presidente de la República, expresó la intención de crear un sistema educativo que garantizara el progreso científico del país, que se concretó en su primer informe de gobierno en septiembre de 2013, como parte del rubro “Construir un México con educación de Calidad”.

La reforma se diseñó en 2013, luego de manifestar colectivamente que la administración en turno, como cualquier otra posterior y anterior, garantizaría una educación de calidad, que utilizaría como máximo apoyo al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación o INEE, para llevar a cabo dicha tarea y, obviamente a la Secretaría de Educación Pública (Reforma Educativa, Resumen Ejecutivo 2014). Entre los objetivos, se encontraban eliminar el analfabetismo, impulsar la creación de escuelas de tiempo completo, utilizar como herramientas principales las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), además de la controversial evaluación al personal profesional docente, que más tarde se tradujo en un descontento popular por parte de profesores y otros directivos cuya situación particular no se abordará dentro de este ensayo.

Las expectativas para el gobierno entre 2013 y 2014 estaban a la alza, pues se pensaba que con esta decisión, se lograría alcanzar el nivel de estudios adecuado para los mexicanos pues, el Estado, a través de la mencionada reforma lograría llegar a una posición privilegiada a nivel mundial, como dato extraordinario, añadimos que México es uno de los países que más gasta en educación preescolar, primaria y secundaria como piedra angular en su desarrollo social y crecimiento económico expresado en un Producto Interno Bruto y grado académico en superávit.

Este proyecto, era por un lado uno de los más ambiciosos hasta ese momento y, por otro lado, uno de los más costosos de la historia cuyo financiamiento ascendía a los 9,000 millones de pesos mexicanos, por supuesto los recursos no vendrían de ahorros o ingresos extraordinarios, sino de una política fiscal que, en un intento fallido planteó formalizar el subempleo.

Entró en vigor a mediados de 2014, concretamente en agosto, es decir, hace casi cinco años, como una alternativa eficiente para, como se mencionó anteriormente mejorar el sistema educativo nacional. Los resultados para evaluar si fue necesaria o no, se presentan año con año con ayuda de la prueba PLANEA (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes) logró emitir las deficiencias que presentan los alumnos de educación básica y aunque los niveles de conocimiento aumentaron entre 2015 y 2018, las expectativas se quedaron muy largas comparadas con los mínimos resultados respecto a sexenios pasados.

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