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Regeneración universal


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2013  •  Ensayos  •  1.581 Palabras (7 Páginas)  •  293 Visitas

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Sintiendo la necesidad de una regeneración universal, al mismo tiempo política que religiosa, por la deficiencia de estos dos poderes, Auguste Comte propone el positivismo y da origen a la sociología. Entre sus obras literarias se encuentra El discurso sobre el espíritu positivo, siendo ésta una de las más importantes dentro de su producción filosófica por ser en la que expone algunos elementos de su propuesta del nuevo orden social para el progreso de la humanidad y por justificar las razones de la superioridad del espíritu positivo.

La obra se divide en tres partes: la superioridad mental del espíritu positivo, la superioridad social del espíritu positivo y condiciones de advenimiento de la escuela positiva. Abordaré en el presente escrito solamente la parte segunda, destacando las repercusiones del espíritu positivo en la sociedad y mostrando algunos elementos de su sociología.

No bastando la teoría, ante la imposibilidad de conservar el régimen antiguo y la necesidad creciente del orden social, Comte expone cómo llevar a la práctica las leyes establecidas para el progreso. Las transformaciones han ido lentas por falta de una filosofía verdaderamente propia; el espíritu teológico y el metafísico han truncado dicho desarrollo y ha suscitado el desarrollo de una escuela intermedia, destinada sobre todo a recordar directamente el conjunto de la cuestión social, y es la filosofía positivista, la apropiada para realizar esa gran combinación del espíritu del orden con el espíritu del progreso, siendo ésta superior a los poderes existentes hasta entonces.

Podemos mencionar a otros autores que para ellos el alcanzar progreso de la sociedad se puede de diferente manera. Émile Durkheim era políticamente liberal, pero intelectualmente adoptó una postura conservadora. Durkheim temía y odiaba el desorden social. Lo que movió fundamentalmente su obra, fueron los desordenes que produjeron el desorden social. Estaba intelectualmente contrastado con Marx, ya que éste último pensaba que era necesario el desorden social para llegar a un acuerdo.

Así pues, Auguste propone el espíritu positivo como la única base posible de una resolución verdadera de la honda anarquía intelectual y moral que caracteriza sobre todo a la gran crisis moderna. Filosofía que lleva siempre a establecer una exacta armonía elemental entre las ideas de existencia y las del movimiento, siendo el orden la condición fundamental del progreso y este, el fin necesario del orden.

Respecto al orden, Comte muestra que las principales dificultades sociales no son políticas, sino sobre todo morales, de manera que la solución posible depende de las opiniones y las costumbres mucho más que de las instituciones. El sentimiento del orden, es, en una palabra, naturalmente inseparable de todas las especulaciones positivas, lo cual significa que debe recabar todos los datos de los diversos aspectos de la vida, encontrando la solución en la sociedad más que en cualquier otro poder o institución.

Mientras que el progreso, un avance continuo hacia un fin determinado, es resultado del conjunto de la evolución anterior y debe hacerse después de una exacta apreciación general de lo que constituye sobre todo este continúo mejoramiento de nuestra naturaleza, principal objeto del adelanto humano. El destino de dicho progreso, es nuestra existencia entera, personal y social, con el mejoramiento continuo de de la condición humana y de la propia naturaleza.

La filosofía positivista, deberá hacer prevalecer cada vez más los atributos eminentes que distinguen la humanidad de la mera animanidad. Su valor depende ante todo de su plena realidad científica, es decir, de la exacta armonía que establece siempre, entre los principios y los hechos, tanto de los fenómenos sociales como de todos los demás.

Según Comte, el espíritu positivo puede representar las grandes épocas históricas como otras fases determinadas de una misma evolución fundamental y puesto que la doctrina que haya explicado suficientemente el conjunto del pasado obtendrá inexorablemente, por consecuencia de esta única prueba, la presidencia mental del porvenir. Postula al positivismo como esa doctrina, teniendo la supremacía sobre cualquier otra ciencia o corriente filosófica y la responsable del orden y progreso social.

Otro elemento importante es el de la moral humana, el cual estaba en poder de los dos espíritus dominantes, los cuales no podían darle su dignidad y universalidad convenientes a su naturaleza (reconoce que el catolicismo contribuyó a su independencia pero por considerarlo retrograda en la edad moderna, lo considera incapaz de sostener la moral humana). Y el positivismo es propuesto como el único capaz de consolidar una moral puesto que el espíritu metafísico ha tenido que disolver activamente la moral y el espíritu teológico ha perdido la fuerza para preservarla, por lo cual, el espíritu positivista, tiene las facultades para sistematizar los principios de las reglas de conducta y llevarlas a la práctica.

Reconoce que hay una antipatía creciente y una impotencia para proteger las reglas morales fuera de la teología o la política y que no se reconoce la posibilidad

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