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Historia Universal


Enviado por   •  8 de Octubre de 2011  •  9.826 Palabras (40 Páginas)  •  773 Visitas

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DESDE 1870 HASTA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

LA INGLATERRA VICTORIANA

De 1837 a 1901 siendo el período de Victoria de Inglaterra, marca el crecimiento en la política, economía y social, siendo la burguesía el grupo que se enfrento a la aristocracia y la Iglesia, a finales del siglo XIX el mundo es dominado por el hombre a razón de los conocimientos técnicos y científicos que se dan con una precipitación nunca antes sucedida en otro periodo de la Historia de la Humanidad. El ser humano domina los aires, el agua, las enfermedades, se comunica a distancia, tener una vida cómoda a raíz de inventos como el cinematógrafo, el fonógrafo, el automóvil, la luz eléctrica o el teléfono, entre muchos otros, hacen pensar al individuo de principios de siglo que se encuentra en la cima del Mundo y de la Historia.

De Europa se tiene una imagen desarrollada y presuntuosa, en donde se exhiben los últimos adelantos tecnológicos, el conocimiento y control sobre pueblos alejados, primitivos y extraños y la victoria sobre el tiempo y el espacio, se consideran a los europeos, estadounidenses y japoneses, las regiones más industrializadas, y se lanzan a la conquista de nuevos pueblos y territorios con la finalidad de proveerse de materias primas y poder competir. Pero no se deja de sentir incertidumbre e inestabilidad social, ya que el auge no alcanza para todos ni en la misma proporción.

Los nuevos modelos económicos surgidos de la Segunda Revolución Industrial establecerán diferencias, a veces irreconciliables, entre los dos grupos sociales resultantes: la burguesía capitalista y financiera y el proletariado industrial, mismo que armado de ideologías por diversas corrientes de pensamiento y transformación social, iniciarán una época de reclamación y contestación que se prolongará hasta muchas décadas posteriores y que marcará el conjunto de las relaciones sociales, políticas y económicas a lo largo del siglo.

El régimen político, era constitucional y representativo, con una inflexión oligárquica y aristocrática, dado el carácter reducido del grupo que dirigía los asuntos políticos. El gobierno necesitaba actuar con respaldo parlamentario y en caso de derrota parlamentaria del Gobierno, se hacía necesaria la sustitución del primer ministro y la convocatoria de nuevas elecciones. Este gobierno se mantendría hasta julio de 1834 y, tras los efímeros gobiernos del vizconde Melbourne, Wellington, y Peel en ese mismo año, la dirección de la política volvería a ser desempeñada por el whig Melbourne, desde abril de 1835 hasta bien entrado el reinado de Victoria.

El sistema parlamentario constaba de dos cámaras, la alta, o de los Lores (House of Lords), estaba compuesta por casi 400 pares, de los que muchos eran miembros de propio derecho, algunos obispos y nobles, otros eran nobles ingleses e irlandeses que el rey nombraba con carácter hereditario, mientras que los pares escoceses eran elegidos entre la alta nobleza de esa nación. Era un sistema que favorecía a las oligarquías nobiliarias y a las zonas agrarias del sur y sudeste de Inglaterra, que tenían tradicionalmente un mayor peso político, sus líderes fueron en aquellos años treinta, Lord Grey, lord Russell y el vizconde Melbourne.

La representación parlamentaria de Inglaterra disminuyó levemente de 489 a 471, en beneficio de Gales, Escocia e Irlanda, que pasaron a disponer de 29, 53 y 105 escaños, respectivamente. La reforma electoral no afectó profundamente el carácter oligárquico del sistema, ni al predominio de los intereses rurales, pero acrecentó la competitividad de los procesos electorales y fortaleció al sistema político bipartidista. En las elecciones del siguiente mes de diciembre los whigs partidarios de la reforma casi triplicaron de 483 a 175 a los tories que se habían opuesto a ella.

El problema obrero 1830-1852

Con relación al problema obrero de 1830 a 1852 el gobierno pretendió progresar en la legislación social, con la finalidad de parar los requerimientos de reforma de los radicales. La Factory Act de 1833 restringió el horario de trabajo de niños y jóvenes en la mayor parte de las factorías textiles, sin afectar a las industrias de seda y encajes.

Se prohibió que trabajaran las mujeres y los menores de diez años en las minas en 1842, y nuevamente se redujeron las horas de trabajo en las factorías textiles; esto causó una fuerte protesta en un momento en el que se incrementaba el desempleo; y los whigs partido de los patronos fueron desalojados del gobierno a finales de año. A ella se unieron la Birmingham Political Union, de Thomas Attwood, y la Democratic Association, del periodista Feargus O'Connor. Las peticiones de los cartistas, redactadas por Lovett y Francis Place, se publicaron en mayo de 1838 y fijaban las condiciones para el establecimiento de la democracia política: sufragio universal masculino, sufragio secreto, abolición del test de propiedad para ser parlamentario, paga a los parlamentarios, igualdad de distritos electorales y elecciones anuales. Las demandas venían acompañadas de la propuesta de reunir un contra-Parlamento en Londres “Convención General de las Clases Trabajadoras” elegido por sufragio universal, casi 1.300.000 firmas respaldaron estas peticiones cuando fueron presentadas al Parlamento en junio de 1839, aunque fueron rechazadas al mes siguiente. El movimiento no prosperó porque aglutinaba sectores cuyos objetivos no coincidían. Richard Cobden un destacado librecambista, fue elegido para el Parlamento en 1841 y, desde 1843, la cuestión librecambista se había transformado en un tema político de primera magnitud.

El problema Irlandés

Irlanda del Norte buscaba su autonomía política, ya que formaba parte del Reino Unido con 100 representantes en la Cámara de los Comunes. A ellos había que sumar 28 pares temporales y cuatro espirituales en la Cámara de los Lores. A la pérdida de autonomía política, que tenía como antecedente remoto la permanente sospecha de que los irlandeses podían poner en peligro la seguridad de las islas británicas, como potenciales aliados de los católicos del continente, se unía un grave problema social y religioso. Un intento de reactivar su movimiento con campañas de mítines condujo a O'Connell a la cárcel y a la desactivación de su movimiento. El problema irlandés seguiría aún sin resolverse durante muchos años pero su importancia política decreció sensiblemente.

LA

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