Reporte Nº 2: Estados Unidos contra China | DW documental

Reporte Nº 2: Estados Unidos contra China | DW documental

Tenemos nuevamente a China y Estados Unidos como protagonistas de lo que pasa actualmente. Lo que podemos resaltar es a un Estados Unidos aprovechando la situación actual para recuperar la hegemonía que poco a poco sigue perdiendo, culpando a China de la pandemia que, no solo ha afecta a nivel de salud, también a nivel económicos, social y, en países como Perú, de manera política. Lo que podría analizar de aquel documental, más allá de los datos brindados y la información relevante y transcendental para entender el porqué de esta “gresca” china-estadounidense, es el alcance de las acusaciones de Donald Trump a China acerca de haber exportado el virus, a propósito, al resto de países y hasta de haberlo creado en un laboratorio de Wuhan. El papel de Trump, ya que en su gobierno le ha tocado la lucha para frenar el crecimiento, no solo económico, que tiene China. Mientras que China se defiende alegando que no son los malos y que vean como buenos ojos el crecimiento que ellos pudieron lograr a base de un país dispuesto y “exageradamente patrióticos”. Indudable cómo China puede tener un alcance mayor al de Estados Unidos con planes ya ejecutados como “La nueva ruta de la seda”, que busca el respeto de aquellos países débiles, incluso, consiguiendo el apoyo de algunos países de Europa como Portugal.

¿Hasta qué punto puede seguir expandiéndose China y hasta qué punto podríamos permitir que suceda lo que en Sri Lanka? Si bien China tiene ambiciones, no del todo benévolas, para ayudar a países subdesarrollados, también mide el impacto de ayudar a países que son eso, subdesarrollados. Lo sucedido en Sri Lanka no estaría lejos de ser una realidad que pasaría en cualquier país de Latinoamérica y por la misma razón de ser países subyugados, terminemos cediendo ante las condiciones de China. Quedarse esperando algún tipo de ayudar de Estados Unidos tampoco suena reconfortante, apuntar a tener una especie de suerte como la de China suena a utopía, pero ser parte de la “Nueva ruta de la seda” suena a realidad y a conformidad. Mentalidades opuestas. Un apoyo económico que vendría bien, pero no dejando residuos políticos e ideológicos, solo ser un eslabón de esa inmensa cadena. Lucha de titanes de punta a punta, y los espectadores subdesarrollados.

Convincente es tener un acuerdo con China sin involucrarse más allá del sentido económico, pero el punto no es solo crecer, sino desarrollarse. Sabemos que el crecimiento económico es parte del desarrollo económico. El Estado juega un papel importante en aquel desarrollo, dinero o crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo o bienestar. El papel que tenemos como observadores tampoco es nulo, consta mucho de nosotros ayudar a decidir que bando es mejor o cuál conviene más o a quién podríamos ayudar a subir o hacer caer.

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