Reseña Histórica De Los títulos Valores

RESEÑA HISTÓRICA DE LOS TÍTULOS VALORES

Según los historiadores, en los pueblos antiguos como Babilonia, Egipto, Grecia, Fenicia y Rodas practicaron eficientemente el comercio, a pesar de eso, no tienen ninguna noticia si utilizaron los papeles de comercio o no, pero lo que sí dicen es que en la Edad Media en las ciudades mercantiles italianas fue como consecuencia del desarrollo comercial marítimo en los mares Mediterráneo y los mares del Norte y Báltico fue necesario cambiar las formas tradicionales de circulación física de los bienes (y el mecanismo impuesto por la compraventa), por unas más ágiles, las cuales eran respaldadas por ciertos documentos que hoy en día se denominan “títulos valores”.

En la época medieval, debido a la economía monetarista y las ferias entre comerciantes fue urgente el traslado de dinero o de especies monetarias de un lugar a otro, lo cual era muy arriesgado e inseguro, fue en ese momento cuando aparecieron los cambistas, que recibían el dinero, a cambio ellos entregaban un documento que el acreedor llevaba a otro lugar para que el mandatario, socio o corresponsal del cambista le devolviera el dinero entregado. Ese documento contenía dos cláusulas: una de valor, en la que constaba que habían recibido el dinero y otra cláusula “distanci loci” o de cambio trayecticio, la cual contenía la promesa de devolver el dinero en otro lugar diferente de donde fue recibido por tanto utilizaban dos documentos: el que entregaba el acreedor sujeto a fórmulas sacramentales de carácter notarial y una carta dirigida del cambista a su socio, mandatario o corresponsal, dándole la orden de entrega. Cuando la cláusula de valor era rechazada para que el corresponsal pagara, el acreedor tenía el derecho de exigirle al cambista el pago, esto constituye el antecedente de la acción de regreso.

En el siglo XIII se convirtió el pagaré cambiario del año 1145, sin éste en desaparecer, en una letra de cambio, ya que la promesa de pago del cambista, contenida en la cláusula de cambio trayecticio pasó a ser un mandato de pago. El librado no era sólo el socio, mandatario o corresponsal del cambista, sino también podía ser deudor suyo, y además requería la aceptación expresa del librado.

En el siglo XVII introdujeron otras modificaciones, incluyeron la cláusula “A la orden” en la letra de cambio, la cual ésta perdió su carácter meramente nominativo (exclusivo de los contratantes) y así se abrió a la circulación mediante el endoso, al principio lo sometieron a fórmulas notariales, convirtiendo la letra de cambio, mediante la invención del endoso en blanco, en un título al portador. Ese elemento, junto al protesto y la acción de regreso lo reglamentaron en Francia por las ordenanzas de Colbert del año 1673.

Luego surge el criterio alemán mediante la ordenanza de 1848 la cual se fundamentó en las teorías del jurista EINERT, el cual consideró que la letra de cambio no sólo era un instrumento de cambio sino que también era un medio de pago, un instrumento crediticio que también podía ser pagado

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