Resumen de la película "Luna de Avellaneda"
sandsussResumen23 de Junio de 2014
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Marco Organizacional
La película nos muestra un quiebre, un corte. La primera escena alumbra un tiempo feliz, presentado con caracteres míticos, en el que las familias de un barrio se encuentran alegremente en el club en un baile de carnaval. La escena ilumina un modo de vida en el que la subjetividad se constituía en una familia, con padres que trabajaban, familias que protegían, un barrio que ampliaba el espacio de la casa, que, como el vientre materno, preparaba de modo acogedor a los niños para salir a un mundo en el que el tiempo implicaba una cierta previsibilidad y los espacios estaban claramente delineados. El interior de la casa, las calles amigas del barrio y los lugar del club, se complementaban y constituían en su especialidad ordenada y previsible, unas subjetividades cuyo tiempo podía transcurrir en una carrera esperable, en un decurso de vida más o menos confiable. Ello podía comportar homogeneidades, semejanzas, pero también soportes y, desde allí a menudo pensamientos y acciones alternativas.
El club de barrio argentino es una institución muy particular. Fundados la mayoría, por lo menos hace más de 50 años, muchos están todavía dirigidos por sus viejos fundadores, en general inmigrantes españoles o italianos que trasladaron desde su patria estas pequeñas comunidades institucionalizadas alrededor de las cuales en muchos lugares, todavía, gira la vida del barrio.
La Provincia de Buenos Aires hoy tiene
innumerables problemas: desocupación, drogadicción, jóvenes sin futuro, aguas contaminadas, calles intransitables, robos, muertes, tiros a la noche, chicos viviendo en la más absoluta pobreza, abandonados a su suerte por los adultos y el Estado.
El club de barrio es, en muchos de estos lugares del conurbano, un espacio de resistencia y contención en el que todos los días se empieza de nuevo. Diferente hoy en su función a esos clubes recreativos, donde se jugaba al sapo o al palo enjabonado o se iba a escuchar al cantante de moda. Ver si no, la primer secuencia de Luna de Avellaneda. Ahí para empezar nomás, el pasado feliz de un pueblo al que lo castigó la propia historia. Mientras suena de fondo "Y siga el baile"...
Hoy algunos de estos clubes funcionan como comedores mientras las paredes se caen, los viejos fundadores juegan a las cartas felices.
Luna de Avellaneda rescata de esas ruinas a esa clase media desolada que "tiene cada vez menos y necesita cada vez menos". Hay pequeñas comunidades que lo único que tienen es el club de la esquina, comunidades formadas por maestras de escuela, remiseros, desocupados, cuarentones que escuchan sui generis, jóvenes que vuelven a refundar el sueño de sus abuelos, yéndose a España.
Metáfora de un país destruido, convertido en ruinas de políticos que nunca van a parar de robar.
Complejo retrato de una sociedad, después la reciente crisis económica en Argentina, sus personajes que van desde un niño cuyos apoyos están matando a un anciano en su lecho de muerte, un hombre que descubre que su esposa tiene una aventura , un hijo que quiere escapar de la situación catastrófica por emigrar a España, un borracho que se enamora y trata de la reforma, una chica de un barrio de chabolas que quiera aprender ballet. Al igual que en la realidad, las preocupaciones económicas no son nunca muy lejanas de la mente de nadie, pero al mismo tiempo, la vida emocional persiste, como cuando el personaje central, cuyo matrimonio está fallando, va a comprar colonia para tratar de condimentar las cosas y, tras haberle sido notificado el abanico de posibilidades, sólo pueden permitirse los más baratos, y más acre olor, el olor en los estantes. O cuando un enfurecido divorciada sigue invitando a su ex a una cena romántica en un restaurante de cinco estrellas y, después de ordenar numerosas botellas del mejor champagne, y luego se escabulle dejándole a pagar la cuenta.
Luna de Avellaneda es un emblemático club de barrio que ha vivido en el pasado una época de esplendor y que en la actualidad se encuentra inmerso en una crisis que pone en peligro su existencia. Al parecer, la única salida posible es que se convierta en un casino, nada más alejado de los ideales y de los fines de sus fundadores en la década de 1940: un club social, deportivo y cultural. Los descendientes de estos fundadores se debatirán entre la posibilidad de
salvarse a cualquier precio o de reencontrarse con aquellos sueños de sus progenitores.
Y el recuerdo de su vida de chico de familia pobre y el momento en que la madre, en las fiestas anuales del barrio, le dice: "Tienes que divertirte sin dinero…no tenemos un mango… mira ese en la picana...tú también puedes ganar un premio...vamos. Subí, subí…” Y pasa algún tiempo y, en otro momento, él niño percibe el dolor interior de la madre y le dice: “Vamos, no estés triste…subí, subí”.
Marco Cultural
Volviendo de nuevo atrás, a la Asamblea del Club para vender o continuar, una tarea casi imposible, el representante de los que quieren vender dice “No podemos continuar así. La realidad no se arma con delirios. Si vendemos habrá trabajo para todos. Es un modo de recuperar la dignidad”. Y Román contesta: “Yo no tengo que recuperar la dignidad porque todavía no la perdí. Dentro de mi mismo se que hice lo que pude...estuve alguna vez a punto de no poder llevar la cabeza alta, pero no ocurrió. Y siento que, a veces, fui el mejor, moralmente el mejor”.
Cuando la votación se produce, ante la derrota de sus ideales, Román dice: "Ganó la banca, perdió el punto, como siempre" Y se marcha...hasta que, al encontrar su carnet infantil en el bolsillo, decide no rendirse y pregunta a su amigo, que le ha apoyado siempre, con la frase que repito porque es todo un símbolo: "Amadeo.... ¿como se funda de nuevo un club?"
Y otra frase de
Don Aquiles..."Se apagó la luz y nosotros nos fuimos acostumbrando a la oscuridad y al final veíamos mejor que nadie...y ganamos”
A pesar de todo, en los sujetos, la esperanza renace empecinadamente, así en la escena previa a los títulos finales de "Luna de Avellaneda" el protagonista, un hombre honesto, inteligente, valiente y luchador, encuentra su viejo carnet de afiliación al club y pregunta: ¿"Cómo hacemos para fundar un nuevo club"?.
¿Cómo hacemos para reconstruir, la memoria histórica, los lazos sociales y una ley que nos comprenda y respete en nuestra alteridad?. ¿Cómo hacemos para reconstruir el amor? Sin él no hay sino desamparo.
Estigmatización
Luna de Avellaneda nos da claros ejemplos de lo que son los conceptos negativos que marcan la identidad de las personas. El protagonista de la película, Román, es una persona cuyos atributos negativos no son conocidos ni percibidos, lo que lo convierte en un estigmatizado desacreditable cuya diferencia es intrínseca. Su estigma es que se resiste a ser un residuo más que ha arrojado la crisis, a no tener éxito, y mucho menos a perder el club. Es por estos motivos que frente a algunas personas, Román es visto inferior a Alejandro, un hombre que trabaja en la municipalidad y piensa que lo mejor es que se construya en aquel espacio un casino para salvar la deuda que está llevando a la quiebra a la Institución también. Román muestra y acepta su propio
problema económico en la asamblea, antes de que se lleve a cabo la votación, y hace frente a su estigma para que la gente tome conciencia de que sin el club perderían una parte importante de ellos y de que todo lo que crearon sus fundadores con tanto sacrificio se eliminaría. Este personaje es un líder natural del grupo que conforma a la actual comisión directiva, es quien tiene mayor poder para defender el club y expresa su opinión para que los socios compartan su estigma, entren en razón, lo comprendan y lo ayuden.
Otro personaje muy interesante es Amadeo, quien tiene como estigma la adicción al alcohol. Su identidad personal es vista como una persona benévola, “mejor compañero, mejor deportista, mejor onda y peor aliento” según el premio entregado por sus jugadores del equipo de básquet, tiene esa mancha que ante su grupo personal no influye de sobremanera, ya que sus cualidades positivas son mas fuertes, pero ante la sociedad no deja de ser menor. El día que hicieron una feria para recaudar fondos, Cristina le dedicó un baile, pero el no estaba presente en ese momento, había bebido y en su estado de ebriedad se violentó y se negaba a tenerla cerca. Ella igualmente lo comprendió y trató de ayudarlo para que haga lo posible para dejar de beber. El amor que Amadeo siente por Cristina, de a poco lo hace entender que debe cambiar para mejorar su vida y para que ella lo acepte, y así poder comenzar una nueva vida juntos.
Una situación parecida a la de Román es la que vive Graciela, una mujer que tiene que enfrentar su divorcio, cuidar a su hijo y encontrar la forma de llevar adelante la economía de su familia sola, ya que se dio cuenta que no puede contar con su ex pareja para mantener al hijo que tienen en común..
Román a su vez, se preocupa por otros problemas como la crisis que esta atravesando con su esposa. En una escena, ella le dice: “Cada vez queremos menos, cada vez tenemos menos”, explicándole que con el paso del tiempo se fueron olvidando de lo que soñaban tener, de compartir o tan solo de demostrar que aun había amor en las pequeñas cosas, como el hecho de perfumarse para el otro. Esta crisis matrimonial tratan de superarla entre ambos, no solo por los momentos que construyeron juntos sino porque también por el bienestar de sus hijos, a quienes también llega a tocar la crisis general del país.
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