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SINDICALISMO LATINOAMERICANO

chrisjhen22 de Mayo de 2013

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FACULTAD DE: INGENIERÍA

ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE: INGENIERÍA EMPRESARIAL

MONOGRAFÍA

SINDICALISMO LATINOAMERICANO

AUTORES:

ASESOR:

JORGE LUIS MORI BUSTAMANTE

LINEA DE INVESTIGACIÓN:

CHICLAYO-PERÚ

2012

DEDICATORIA:

El trabajo de investigación monográfico lo dedicamos a nuestros padres; a quienes les debemos todo lo que tenemos en esta vida. A Dios, ya que gracias a él tenemos esos padres maravillosos, los cuales nos apoyan en nuestras derrotas y celebra nuestros triunfos .A nuestro profesor quien es nuestro guía en el aprendizaje dándonos los últimos conocimientos para nuestro buen desenvolvimiento en la sociedad.

ÌNDICE

Dedicatoria

Introducción

1 Capítulo I:

1.1. Reseña Histórica del sindicalismo.

1.2. Definición del sindicalismo.

1.3. Las condiciones de los obreros

1.4. Las distintas formas de organización internacional del movimiento sindical y sus interrelaciones

1.5. Confederaciones sindicales internacionales: orígenes, desarrollo y situación actual.

• Las organizaciones sindicales mundiales.

• Las organizaciones sindicales regionales.

2. Capítulo II:

2.1. El impacto de la crisis económica sobre el movimiento sindical.

2.2. Presencia del sindicalismo internacional en América latina.

3. Capítulo III:

3.1. Crisis del sindicalismo en América latina.

3.2. Perspectivas del Sindicalismo.

Conclusiones.

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se encuentra basado en el estudio de las distintas formas de trabajo en cuanto a la mano de obra. Los sindicatos obreros como institución que representan los intereses de los trabajadores frente a las organizaciones que los contratan, tiene sus orígenes en los gremios de la edad media. Sin embargo, uno de los hechos que proporcionan la formación de los sindicatos modernos fue la Revolución Industrial, porque al cambiar el sistema de producción artesanal a industrial, se concentraron grandes núcleos de trabajadores en ciudades industriales, que fueron víctimas de explotación por las nacientes industrias cuyos dirigentes estaban enajenados por el liberalismo económico, ya que la acumulación de riqueza era más importante que el bienestar común

Diversos grupos de personas o empresas que tienen algo que vender se unen para imponer el precio de sus mercancías. Pero hay un caso muy especial en que la unión también permite imponer el precio: el de los obreros.

En cierto sentido, el obrero es un vendedor: vende su trabajo y le pagan por él un precio que es su salario. Cuando está aislado, se encuentra en desventaja si trata de conseguir trabajo o mejor precio por el que está ejecutando. El hombre a quien intenta vendérselo puede aprovechar la circunstancia de que hay habitualmente muchos obreros y todos necesitan vender sus servicios. Puede rechazar al que pide más y contratar al que se conforma con menos. Mientras este hombre, el patrono, pueda contratar a otro, logrará hacer bajar el precio de la mano de obra.

Al tratar con los patronos, el obrero que está solo se ve reducido a la impotencia, pero si todos los obreros de un mismo oficio se unen, logran discutir el asunto con los patronos en un pie de igualdad. Esa organización, llamada sindicato, puede regular el precio del trabajo y exigir una retribución justa. Un sindicato se parece mucho, a una asociación de carácter privado. Elige a sus directivos y percibe cuotas de sus socios. Cuando declara una huelga, paga a sus miembros mientras no perciben salario, con el dinero recaudado en concepto de cuotas.

Ahora bien si los obreros piensan en unirse, los patronos pueden tener la misma idea. Y si se unen y son los únicos productores y vendedores de un artículo en la ciudad, constituirían una especie de monopolio y estarían en condiciones de fijar un precio más alto a sus productos.

Desde hace algunos años venimos observando la actividad sindical con crecientes dudas sobre su funcionamiento llegando, en casos extremos al estupor e incluso la sorpresa. Los medios de comunicación se refieren continuamente a esta supuesta actividad en favor de los trabajadores y de las clases obreras, por más que en las declaraciones de los líderes sindicales y en las manifestaciones públicas de su actividad sea difícil identificar una sola acción o toma de posiciones en favor de este colectivo.

En cuanto a su problemática la Crisis económica y políticas de ajuste definen hoy el marco en el cual se desenvuelve la vida sindical en América Latina. La fuerte reducción del aparato productivo y el achicamiento del Estado significan la eliminación de un gran número de puestos de trabajo en áreas que han sido esenciales y estratégicas para la organización sindical, reflejando una drástica reducción del número de trabajadores y de la tasa de afiliación. El movimiento sindical registra una serie de déficit estructural y a la vez está envuelto en una crisis programática. Viejas concepciones ya no dan respuestas a un conjunto de nuevos desafíos, sin que aún se perfilen alternativas claras. A la vez, los cambios en Europa oriental provocarán, sin duda, una serie de reagrupamientos y transformaciones en el sindicalismo internacional y latinoamericano.

A lo largo de la historia de la actividad sindical, se ha defendido los derechos de los trabajadores y la adecuación de las condiciones de trabajo. Pero la sociedad ha ido evolucionando e incorporando cambios (no sólo ha habido avances) a una velocidad vertiginosa.

Lamentablemente, los sindicatos no se han hecho eco de esta veloz carrera y sus reivindicaciones no son las más adecuadas al momento histórico que vivimos.

Poco tiene que ver con nuestra realidad la imágenes de los primeros núcleos industriales en Europa; trabajo repetitivo y monótono, tareas muy especializadas, incapacidad para el reciclaje o la formación… Aún así, en muchas ocasiones, los sindicatos continúan reivindicando medidas que se muestran más cercanas del surgimiento del industrialismo que a la incorporación de los avances científicos a las tareas productivas; la revolución de las nuevas tecnologías o la flexibilidad que se impone como nuevo marco para el desarrollo de las relaciones laborales.

En este nuevo orden mundial los sindicatos están llamados a jugar un papel clave, que no puede pasar por las reivindicaciones de igualdad por medio de la indiferencia o de la supresión de características particulares.

Por eso hablaremos detenidamente sobre que trata el sindicalismo latinoamericano

CAPÍTULO I

MARCO TEÓRICO

1.1. RESEÑA HISTORIA DEL SINDICALISMO:

El movimiento obrero surge de la Revolución industrial como consecuencia de la falta de derechos que los trabajadores tenían en las fábricas. Se inició en Inglaterra. Al no existir todavía ningún tipo de los trabajadores se veían expuestos a jornadas de trabajo de más de doce horas, los niños trabajaban (siendo uno de los objetivos más atractivos para los empresarios porque sus salarios eran sustancialmente inferiores).Las primeras manifestaciones del movimiento obrero se plasmaron en el ludismo (destrucción de máquinas) a las cuales se las responsabilizaba de la pérdida de la capacidad adquisitiva del pequeño artesano. Éste término proviene del obrero inglés Ned Ludd, que en 1779 destruyó un telar mecánico. Sin embargo, los obreros se dieron cuenta de que no era la máquina su enemiga sino el uso que de esta se hacía, fue entonces cuando dichos obreros comenzaron a dirigir sus quejas a los empresarios. Así nació el sindicalismo, entendido como un movimiento de resistencia contra el capitalismo.

La reacción del gobierno inglés fue prohibir cualquier tipo de asociación obrera. Parte de la historia del movimiento obrero ha estado marcada por la persecución y la clandestinidad.

En los primeros decenios de la industrialización se produjo una degradación de las condiciones de vida de los trabajadores:

* Aumento de la jornada laboral.

* Pérdida salarial.

* Generalización del trabajo infantil.

* Negación ante la ayuda económica para enfermedades, paro forzoso o vejez.

Por todo esto se crearon los sindicatos en los que se reunía la gente trabajadora de un mismo oficio para defender sus reivindicaciones mediante huelgas. Constituían sociedades de ayuda mutua, las cuales disponían de cajas comunes con capital proveniente de las cuotas de los asociados.

En 1834 se formó la Great Trade Union (unión de sindicatos de oficios) en las que las cuotas de afiliación para posibles nuevos socios eran demasiado elevadas.

El sindicalismo británico optó, en sus orígenes, por las reivindicaciones económicas, sin adherirse a ideales políticos revolucionarios.

Durante las décadas de 1830 y 1840 se fundaron asociaciones obreras en los países del continente europeo, entre los que se encontraban Alemania, Francia, España y Bélgica.

Este movimiento obrero

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