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Sistema Educativo En Japon


Enviado por   •  21 de Mayo de 2012  •  559 Palabras (3 Páginas)  •  2.410 Visitas

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CONFERENCIA “MITOS Y VERDADES”. POR YOKOI KENJI ORITO DÍAZ.

En japonés, “私は本当に嘘のスレーブを知らない”

“Desconocer una verdad me hace esclavo de una mentira”

“Conocer una verdad a medias, es conocer una mentira doble”

No se imaginan la cantidad de mitos y mentiras que el latinoamericano tiene sobre un país llamado Japón y ese es su trabajo, en Latino América, acabar y desmantelar con esos mitos que bloquean la mentalidad progresiva del latino.

Todos los días decimos mitos, decimos “el sol sale” pero el sol no sale, nosotros damos vueltas alrededor del sol, que es diferente; “La ropa me queda pequeña”, pero la ropa no le queda pequeña, usted esta engordando que es diferente.

Hay mitos que no son dañinos a la mentalidad, pero hay unos que sí hacen daño, y es el trabajo, deber y pasión de Yokoi Kenji acabar con esos mitos.

El mito con el cual Yokoi Kenji creció traumatizado “los japoneses son inteligentes”. Su abuelo materno, colombiano, le decía “–Hijo, a usted se lo llevan para Japón, esa es una raza superior, ellos son inteligentes.” Y le mostraba un radio y decía que eso lo hacían allá. Yokoi llegó a escuchar maestros que decían que a los japoneses les dejaban cables y circuitos en sus pupitres y hacían radios con ellos. Y sentía una presión horrible porque muchos lo miraban y preguntaban: “-¿Japonés?” y él respondía: “-Sí, japonés” y decían: “Debe ser muy inteligente usted, ¿no?” y el cada vez se estresaba más.

Llegó a Japón a los 10 años muy estresado, preocupado en su primer día de clases, nunca lo olvida, estaba sentado en la silla de atrás, como todo novato, analizando y mirando y lo comenzó a inundar un sentimiento de alegría porque: gritaban igual, saltaban igual, se empujaban igual, se reían igual; lo mismo que en Colombia pero en japonés, parecían hasta los mismos niños de Colombia, lo que marcó la diferencia fue cuando entró el maestro. El maestro entró y todos salieron corriendo como que hubieran visto un fantasma, alinearon sus pupitres, se sentaron, uno de los jóvenes dijo “-De pie, rectos, buenos días”. “-Buenos días” respondieron, “-Siéntense” dijo el muchacho, se sentaron y de ahí en adelante todo el tiempo escucharon y escribieron, nadie hablaba con el de al lado. Había un silencio rotundo en una primaria, todos escuchando al maestro y en ningún momento vio a ningún maestro esforzarse por decir “Escuchen, miren aquí, escriban, abran el cuaderno”, todo lo hacían sin que se los dijeran.

Se fue el maestro, entró otro, ellos molestaron, gritaron, pero cuando entró el siguiente maestro una vez más el protocolo y una vez más atentos. El comenzó a asustarse mucho porque se preguntaba como hacían

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