TRABAJO EXPOSICIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

TRABAJO EXPOSICIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

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Álvaro Morales Coloma 100332480 Doble grado Derecho y Ciencias Políticas

La Guerra Civil, 75 años después

ÍNDICE

Introducción- Página 3.

Tiempos de paz:

• Una nueva relación entre el poder civil y militar- Página 3.
• La reforma militar de Azaña- Página 3.
• El primer asalto a la legalidad: 10 de agosto de 1932- Página 4.
• De Casas Viejas a las elecciones de noviembre de 1933: hacia una nueva época- Página 4.
• La vuelta a la función represiva del Ejército: La revolución de 1934- Página 5.
• José María Gil Robles, ministro de la Guerra- Página 5.
• La escalada a la confrontación: 1936- Página 5.

Tiempos de guerra:

• La fase miliciana de la Guerra: 1936- Página 6.
• Un nuevo avance organizativo: las Brigadas Mixtas y el comisario político- Página 6.
• El Gobierno en Valencia- Página 6.
• La Junta Delegada de Defensa de Madrid: el doble poder- Página 6.
• El Ministerio de Defensa Nacional: nueva denominación para un nuevo ejército- Página 6 y 7.
• El apoyo para la Guerra: las industrias de la retaguardia- Página 7.
• Negrín recaba el poder militar: el nuevo Ejército Popular de la República- Página 7.
• Las fases finales de la Guerra: la apuesta por la resistencia- Página 7.

INTRODUCCIÓN

”Decreto. Comité político de la República.

El Gobierno provisional de la República ha tomado el poder sin tramitación y sin resistencia ni oposición protocolaria alguna; es el pueblo quien le ha elevado a la posición en la que se halla, y es él quien en toda España le rinde acatamiento e inviste de autoridad. En su virtud, el Presidente del Gobierno provisional de la República, asume desde este momento la jefatura del Estado con el asentimiento expreso de las fuerzas políticas triunfantes y de la voluntad popular conocedora, antes de emitir su voto en las urnas, de la composición del Gobierno provisional.

Interpretando el deseo inequívoco de la Nación, el Comité de las fuerzas políticas coaligadas para la instauración del nuevo régimen designa a D. Niceto Alcalá Zamora y Torres para el cargo de Presidente del Gobierno Provisional de la República

Madrid, catorce de abril de mil novecientos treinta y uno”

La labor desarrollada por el Ministerio de la Guerra, durante la Segunda República, se convirtió en uno de los pilares esenciales para la construcción del nuevo régimen democrático. Adaptar el Ejército a los nuevos tiempos era una tarea fundamental y así lo entendieron quienes tuvieron la misión de dirigir la política militar durante ese periodo.

TIEMPOS DE PAZ

Una nueva relación entre poder civil y poder militar

Manuel Azaña Díaz ocupó el Ministerio de la Guerra desde el 14 de abril de 1931 hasta el 12 de septiembre de 1933. Durante su mandato se realizó la reforma del Ejército más importante realizada hasta esa fecha en la Historia de España. Gran conocedor de otros modelos de ejércitos europeos, como el francés, impulsó una transformación que pretendía un objetivo final: lograr la definitiva subordinación del Ejército a las necesidades del nuevo Estado democrático.

La reforma militar de Azaña

Tras su toma de posesión como ministro de la Guerra, Manuel Azaña emprendió su ambiciosa reforma, creando su Gabinete Militar, encargado de asesorar a un ministro civil en el proceso de reforma y en el trabajo cotidiano al frente del Ministerio. En la jefatura del organismo situó al comandante Juan Hernández Saravia, un ferviente republicano que se convertiría en el más cercano colaborador militar de Azaña.

La reforma militar se basaba en la configuración del ejército sobre cuatro conceptos básicos: su carácter eminentemente defensivo, la necesidad de situarlo al margen de la vida política, la reducción de sus efectivos para crear un ejército menos costoso y más eficaz y la dedicación exclusiva a funciones militares y no policiales. Para ello, Azaña desató una catarata de decretos entre los que destacan:

• Nombramientos para situar a la oficialidad comprometida con la República en los puntos neurálgicos del poder militar, apartando a militares con veleidades golpistas.
• Decreto de obligatoriedad de adhesión y fidelidad a la República.
• Decreto de retiro, por el que se retiraron voluntariamente más de 7.000 jefes y oficiales.
• Supresión de las Capitanías Generales, el cargo de gobernador militar y las categorías de capitán general y teniente general.
• Clausura de la Academia General Militar de Zaragoza, dirigida entonces por Francisco Franco.
• Revisión de los ascensos por méritos de guerra.

En el planteamiento de Azaña no entraba la idea de “triunfar” el Ejército, como tantas veces se ha repetido, sino la de adaptar sus estructuras a las necesidades del país.

El primer asalto a la legalidad: 10 de agosto de 1932

La reforma militar de Azaña no eliminó los movimientos en los cuartos de banderas. Una parte importante del Ejército mantuvo una actitud contraria al nuevo régimen y las intrigas no cesaron. Hubo diversos conatos de insubordinación a lo largo de 1931 y 1932, como el conflicto surgido entre el general Goded y el teniente coronel Mangada que terminó con destituciones fulminantes. Pero el movimiento que amenazaría directamente por primera vez a la República fue la sublevación del general Sanjurjo, el 10 de agosto de 1932: “la sanjurjada”.

El plan de la conspiración era conocido por Azaña desde el 8 de agosto. No obstante, triunfó en Sevilla y tenía el objetivo de lograr el asalto al Palacio de Buenavista, sede del Ministerio de la Guerra y residencia oficial del presidente del Gobierno. Para lograrlo, los insurrectos tomaron posiciones en los alrededores del edificio, en el Palacio de Comunicaciones y en las calles adyacentes. La defensa se encargó a los Guardias de Asalto y a la Guardia Civil, dependientes del Ministerio de la Gobernación, y no al Ejército, que únicamente organizaría la defensa interior de Buenavista, a cargo del jefe del Gabinete Militar.

De Casas Viejas a las elecciones de noviembre de 1933: hacia una nueva época

El declive de la fortaleza del Gobierno presidido por Manuel Azaña se produjo a partir de los sucesos de Casas Viejas en enero de 1933. En la represión de la revuelta libertaria que se produjo en la localidad gaditana no intervinieron miembros del Ejército, sino de la Guardia Civil y los Guardias de Asalto, dependientes del Ministerio de Gobernación. Pero los asesinatos de varios anarquistas, ordenados por el capitán de la Guardia Civil, Manuel Rojas, pusieron en entredicho la política del ministro de la Guerra y presidente del Gobierno.

La retirada de la confianza del presidente de la República a su jefe de Gobierno, Manuel Azaña, y el progresivo distanciamiento de los socialistas de la política gubernamental precipitaron la dimisión de Azaña de la Presidencia del Gobierno y Ministerio de la Guerra. El 12 de septiembre de 1933, Alejandro Lerroux se hacía cargo del nuevo Gabinete y nombraba al diplomático y embajador el Lisboa, Juan José Rocha García, nuevo ministro de la Guerra. Daba comienzo así el conocido como bienio radical-cedista.

La vuelta a la función represiva del Ejército: La revolución de 1934

El 5 de octubre de 1934 estalla en Asturias un movimiento revolucionario, precedido por una huelga general. El 6 de octubre es proclamado en Cataluña el Estat Catalá. El Gobierno radical-cedista de Lerroux y su ministro de la Guerra Diego Hidalgo, utilizarán el Ejército para la represión de la insurrección, en contra de los principios emanados de la reforma militar de Azaña. Diego Hidalgo no consigue el apoyo del presidente Lerroux para nombrar al general Franco jefe de la fuerza que se enviará sobre Asturias, designando oficialmente al general López Ochoa, pero le convierte en ascensor de las operaciones militares, bajo cuya dirección se integrarán tropas africanas.

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