Tatuajes

Introducción:

Cada sociedad crea un saber sobre el cuerpo con representaciones y prácticas, las cuales son producto de una cultura específica. “El valor que le damos al cuerpo solo existe cuando el hombre los construye culturalmente” a su vez dicha cultura es consecuencia de una sociedad en un determinado marco histórico e ideológico.

Para algunas, la modificación corporal tiene una función de marcar jerarquías y posiciones sociales, pero para otras es una forma de expresar el individualismo y lenguaje corporal.

Aunque para muchos el cuerpo no debería ser modificado, algunas personas deciden transgredir las reglas para marcar una tendencia o buscar su propia identidad. A través del tatuaje, jóvenes y adultos encuentran una vía de expresión, un modo de alejarse de la homogeneidad de la sociedad. Es un medio que muchas personas (no todas) utilizan para marcar, entre otras cosas, una diferencia con el otro. Esto los lleva a controlar su propia imagen ante los demás y, en el caso de los jóvenes, a apoyarse en el grupo de pares.

Es por ello, que como grupo entendemos al cuerpo como el instrumento de comunicación más inmediato, que expresa identidad, sentimientos y cosas, no solamente por medio del habla, a través de él se juega la significación y el valor mismo de la existencia.” En la piel empieza el mundo exterior, físico, perceptible. Sólo la piel toca y es tocada. En la antigüedad la piel era una página en blanco que podía verse blanca, negra o amarilla, y con sólo esas diferencias se formaban ideologías, guerras, fobias y delirios. Aunque en las culturas actuales se la siga tomando de igual forma como objeto de discriminación el ser humano también la utiliza, junto con su cuerpo, como medio expresión.

Por esta razón, hay que tener cuidado al hablar del tema para no caer en el pensamiento reduccionista de algunas personas que consideran los tatuajes de la misma manera. A pesar de que se utilice la misma técnica para tatuar a muchas personas, psicológicamente no significa lo mismo. Existen muchas diferencias a la hora de tatuarse, por ejemplo; el diseño, el tamaño, la cantidad, el significado, el lugar del cuerpo donde se tatúe, etc.; Y esto finalmente, es lo que marca la verdadera realidad e intensidad del mismo.

Para acceder al universo del tatuaje, frecuentamos aquellos lugares en donde se crean. Utilizamos el método etnográfico caracterizado por la investigación cualitativa, propia de la antropología, con interacción constante entre el trabajo de campo y el material teórico.

Desarrollo:

En este trabajo reflexionamos sobre la historia del tatuaje y los motivos por los cuales las personas de distintas épocas y culturas acudían y acuden actualmente a esta práctica.

Además, abordaremos, desde una mirada antropológica, el impacto que el tatuaje genera en la sociedad y las principales razones por las cuales ciertas personas deciden marcar el “hábitat del hombre”

Según la Real Academia Española, tatuar significa “grabar dibujos en la piel humana, introduciendo coloración bajo la epidermis, por pinchazo o picaduras previamente dispuestas” y permanecen inmutables a través de los años. Esto ocurre porque se graba en una capa de piel llamada dermis que se encuentra por debajo de la epidermis, que renueva sus células constantemente. Algo que el metabolismo de la primera no realiza. Por ello es que la tinta perdura en el tiempo.

Este arte, se remonta hace más de tres mil años en Egipto, donde era restringido solo a las sacerdotisas. Luego de varios siglos de permanecer latente en el tiempo, resurge el tatuaje gracias a los hippies, en los años 1960 y 1970. Adoptaron esta práctica como forma de manifestación contra las ideas capitalistas de la época.

Aunque en la actualidad no demuestren su oposición de la misma forma que años atrás, en su piel perdura la marca de su juventud, lo que lo diferencia del otro cultural, de la homogeneidad impartida por la misma sociedad.

Como grupo creemos que esta fue una forma de comunicar y trasmitir sentimientos y oposiciones por otro medio diferente al lenguaje, utilizando el cuerpo como “sistema simbólico”, es decir, como “forma de organizar su pensamiento y las creencias de su cultura”

En nuestros días, esto fue tomado por jóvenes y adultos, consciente o inconscientemente, como ejemplo, como modelo y medio de expresión para demostrar una identidad propia, pensamientos y sentimientos que la propia habla no logra completar.

“El cuerpo, entonces, funciona como un lenguaje que no puede no comunicar.” Hablan, expresan características de quienes los portan más allá de su voluntad. Es el soporte en el cual se representa la historia de una persona, “en el se despliegan simbólicamente desafíos sociales y culturales” Es el resultado de un proceso de aprendizaje que marca la vida de cada persona, “es poder gritarle al mundo lo que sentís a través de un trazo en la propia piel.”

“El individuo es invitado a descubrir el cuerpo y las sensaciones como un universo en permanente expansión como una forma disponible para la trascendencia personal” . Las personas buscan sensaciones nuevas constantemente y utilizan el cuerpo como medio para llegar a ellas, para desarrollarse, para logra el bienestar corporal y mental, para sentirse bien con uno mismo. El cuerpo se convierte así en “Alter ego”, una especie de socio, el cual se transforma para cumplir con estas expectativas creadas por la misma persona.

Sin embargo, el valor que se lo otorga al cuerpo, el propósito y la forma en la cual es utilizado, muta a lo largo de la historia. Depende de cada cultura en la cual está inmerso el individuo. “Cada sociedad esboza un saber singular sobre el cuerpo con prácticas y representaciones, producto de una cultura especifica.”

Tomando como eje esta frase, podemos realizar un paralelo entre la cultura azteca del siglo XIV y las culturas occidentales de nuestros días. Los primeros tomaban al cuerpo como objeto sagrado, regalo otorgado por los dioses como símbolo de la fertilidad para ser utilizado, entre otras cosas, como herramienta de trabajo.

Tal era la importancia y el culto a los seres superiores, que se ofrecían sacrificios corporales, en muestra de agradecimiento y abnegación; utilizando a niños y esclavos como principales ofrendas.

Entre otras acciones, uno de los rituales más comunes era el tatuado

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