Tatuajes

La narrativa se puede manifestar de distintas formas, ya lo dijo la antropóloga lingüista y directora del centro de lengua, interacción y cultura en la U.C.L.A. Elinor Ochs, las formas más comunes de narrar son producidas de manera oral y escrita, sin embargo, existen otras como narraciones musicales, pictóricas o cinéticas. Por lo tanto, expondré cómo el tatuaje es una manera de narración. La forma para comunicar dichas narraciones puede ser de distintas maneras, las más utilizadas son de manera oral y escrita, esta última tiene una gama extensa para desarrollar dicha tarea, puede ser en papel, lienzo o demás superficies. Así mismo Miguel Branco Rio y Alberto García-Alix, argumentan en, EXIT #2, Sobre la piel, pintado, escrito, grabado sobre la piel, el tatuaje es una narración sobre nuestros miedos y nuestros deseos. 1

De hecho el término "tatuaje" (tatoo en inglés, pronunciado tatú) tiene un origen polinesio. Más concretamente en la palabra polinesia "ta" que significa golpear o en la expresión "tau-tau" utilizada para hablar del choque entre dos huesos. La historia del tatuaje se remonta a la Edad de Piedra. En 1991 se encontró en un glaciar a un cazador de la era Neolítica, en los Alpes austro-italianos con 57 tatuajes, su antigüedad se calcula en unos 5.200 años de antigüedad. A partir de este descubrimiento, se puede decir que el tatuaje es tan antiguo como el hombre.

Antes de que fuera descubierta la momia del cazador, la persona tatuada más antigua era la sacerdotisa egipcia Amunet adoradora de Hathor, diosa del amor y la fertilidad. Vivió en Tebas alrededor del 2000 a.C., sus tatuajes, de un estilo muy similar o los de la momia del cazador, son lineales y simples con diseños de puntos y rayas. En la cueva prehistórica de Aurignac se hallaron pequeños huesos puntiagudos que se cree pudieron haber sido usados para tatuar. Los antiguos pobladores de la Polinesia fueron los primeros en grabarse motivos en la piel. Los hombres se tatuaban hasta tal punto que no quedaba un trozo de piel desnuda en su cuerpo. Es la Polinesia el lugar que tiene la reputación del tatuaje más artístico en el mundo antiguo, caracterizado por figuras geométricas.

La mayoría de las culturas desde hebreos hasta los africanos se han tatuado como símbolo o forma de embellecerse. El tatuaje no se practicó siempre con el mismo motivo; la evolución social lo ha hecho cambiar de objetos en ciertas épocas de su historia. Así mismo, la práctica del tatuaje es en todo el mundo, las motivaciones son tan diversas como personas existentes en el planeta. En Occidente en específico llegó por vía marítima. Las expediciones del capitán James Cook a las islas de la Polinesia fueron el punto de partida del tatuaje hacia Occidente. En estas expediciones los marineros tuvieron contacto con los indígenas maoríes y con otras tribus que les “enseñaron” el arte de tatuar. A su retorno, los marineros abrieron sus propios estudios de tatuaje y popularizaron esta disciplina entre los sectores populares. En 1846 se abre en Nueva York lo que aparentemente fue el primer estudio de tatuaje.5 Durante la Guerra de Secesión el arte del tatuaje experimentó un gran crecimiento y popularización. Fellows, Hildebrandt y O'Reilly, el inventor de la máquina de tatuar, fueron los encargados de hacer de la práctica tatuadora una profesión.

En relación con el tema que nos convoca, el tatuaje se constituye en una forma de registrar, archivar y encubrir una serie de acontecimientos que no sólo permiten individualizar al joven a través de estos signos explícitos sino también insertarlo con sus significados implícitos en la memoria.2

Orchs nos habla de la narrativa como una forma de examinar y dar solución a problemas, ya sea de manera individual o colectiva, gracias a la tarea reflexiva

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