Trata De Personas
valeriiaa15 de Noviembre de 2011
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RAMON ZORRILLA. La corrupción político-administrativa. Un acercamiento histórico y valorativo
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De muchas maneras y en forma cada vez más insistente el tema corrupción nos salta a lo cotidiano. Está en la prensa, tanto a nivel informativo de escándalo como en los comentarios editoriales más serios. Una revisión hemerográfica de no muchos meses sobre un par de diarios y otros tantos hebdomadarios darían material para la elaboración de volúmenes enteros acerca de escándalos ocurridos en Estados Unidos, Francia, Holanda, Japón, etc., de tal magnitud que han involucrado a dirigentes políticos de primer plano, miembros de la realeza y personajes de similar relieve.
En lo que podría ser un virtuosismo de acción corruptiva un grupo político internacional puede usar la prensa misma --en el nivel rumor-- para desprestigiar o presionar a un dirigente nacional sefialándolo como corrupto y los medios de difusión internacionales (utilizando lo que en la teoría de la comunicación se llaman "ruidos"), pueden a su vez marcar negativamente la imagen de una nación o de un pueblo.
La vida política mexicana de los últimos años ha tenido la idea "corrupción" como un tema dominante en el discurso gubernamental. A un expresidente se le atribuyó (esa atribución no fue oficialmente desmentida) la frase "El que esté libre de culpa que tire la primera piedra". El expresidente que sucedió al anterior afirmó en un informe de gobierno: "Muchas primeras piedras se han tirado contra funcionarios públicos. Ojalá los demás estén libres de culpa. Con frecuencia denunciar la corrupción es una forma de ser corruptos". Fue pues inevitable (¿dialéctico?) que el nuevo sexenio haya levantado antes que nada una bandera de renovación moral.
Pese a la incidencia del tema --a nivel nacional y planetario--, en el nivel de la reflexión metódica el tema "corrupción" rara vez --o ninguna-- es abordado en un estudio único.
Es posible que el hecho obedezca a cierta dificultad que presenta la extensión con que el concepto se aplica a un sinnúmero de realidades en el mundo físico, biológico, moral, social, político y económico. Esto puede originar una gran confusión y ciertamente hace en alguna forma que el tema senos haga con frecuencia inasible.
En las notas que se presentan a continuación se ha querido, antes que nada, distinguir con claridad el concepto de corrupción político-administrativa de otros usos análogos del término (corrupción física, moral, social, etc.). Esto ayudaría --creemos-- a un futuro tratamiento del tema. Se ha querido también seguir el rastro de esta corrupción en diversos momentos de la cultura occidental y, por último, presentar y discutir algunos criterios valorativos en referencia a México en este año de 1984, sobre el fenómeno conceptualmente aislado, descrito y someramente estudiado.
Agrupamos las notas en tres secciones:
I. El primer intento es buscar el origen del concepto de corrupción en el contexto occidental, señalar una noción nominal y etimológica, preguntarse por la posibilidad de una definición esencial de corrupción y --de encontrarse-- plantear una definición de trabajo (working definition) aplicable al campo político-administrativo.
II. En esta segunda parte, acudiendo a textos históricos y literarios, que están en manos de cualquier persona medianamente culta, se trata muy someramente de localizar ese fenómeno político y administrativo en diferentes tiempos y lugares de la historia de Occidente y, más tarde, de la historia mexicana.
III. Se recogen aquí diversos puntos de vista y distintos criterios valorativos respecto del fenómeno corruptivo y se aventuran algunas conjeturas acerca de cómo éste se da y se juzga en el particular sistema de valores, hic et nunc, de la realidad mexicana.
I
Definición nominal
La palabra griega para designar el fenómeno que nosotros entendemos por corrupción es ftarma.Se encuentra en Aristóteles desde el título del tratado De la generación y de la corrupción hasta el señalamiento (en la Política) de tiranía, oligarquía y demagogia como formas corruptas de los gobiernos monarquico, aristocrático y republicano respectivamente. Corruptio, corruptione es el vocablo latino. En su uso ciceroniano implica relajamiento en las costumbres y al mismo tiempo acciones como el soborno. En el bajo latín, corrupción se usa con frecuencia en un sentido relativo a moral sexual.
La palabra latina corrupto deriva del verbo corrumpere, que implica rompimiento. De ahí llegan al inglés, corruption; al alemán, Korruption; al italiano corruzione. De ahí también las voces españolas corrupción y corromper, a las que la Academia de la Lengua da los siguientes significados:
Corrupción: 1. Acción o efecto de corromper o corroinperse; 2. Alteración o vicio en un libro escrito; 3. ant. Diarrea; 4. fig. Vicio o abuso introducido en las cosas no materiales: corrupción de costumbres, de voces.
Corromper: 1. Alterar y trastrocar la forma de alguna cosa; 2. Echar a perder, depravar, dañar, podrir; 3. Sobornar o cohechar al,juez, o a cualquier persona, con dádivas o de otra manera; 4. fig. Pervertir o seducir a una mujer; 5. fig. Estragar, viciar, pervertir: corromper las costumbres, el habla, la literatura; 6. fig. y fam. Incomodar, fastidiar, irritar; 7. intr. Oler mal.
Definición esencial
La idea de corrupción aplicada a un conjunto social --familia, ciudad, nación, estado-- parece relacionarse con la acepción primera que da el diccionario del verbo corromper: "alterar y trastrocar la forma de una cosa". En esa primera acepción tiene cabida inclusive la tercera de las señaladas por el diccionario: "sobornar o cohechar al juez o a cualquier persona con dádivas", etcétera.
Forma (morphé en griego) es lo que da sentido a la materia (hylos) y hace posible la existencia de cada ser. Si se exceptúa aquel Ser Primero de Arístóteles, en el que no cabe composición alguna --al que santo Tomás identificará con Dios-- habrá en los demás seres una composición de materia y de forma, de potencia y de acto. La forma actualiza, hace existir a ese ser compuesto.
Ese compuesto o "mixto" (mezclado), es susceptible de corrupción. Corrupción se presenta ontológicamente no como una simple pasión o afección sino como una acción mutua antagónica entre los elementos constitutivos del compuesto que buscan la separación, que será descomposición, que será corrupción.
En los seres vivos --plantas, animales, hombres-- esa corrupción, esa descomposición, viene con la muerte, con la extinción de la vida. Esa muerte no será otra cosa que el rompimiento definitivo de una forma, la máxima corrupción.
Pero corrupción es básicamente un proceso. En el Enquiridion, al analizar el problema del mal, Agustín de Hipona afirma que la corrupción --como un mal-- precisa del bien. Salvo en el bien absoluto, en todos los otros seres habrá siempre un elemento de corrupción que, para existir, necesita del bien, la corrupción sola como el solo mal no pueden existir jamás por sí mismas. Pero hablaremos más de ese Enquiridion en la sección III.
Antes y después de san Agustín; mucho antes, desde luego, de los sociólogos organicistas, se han aplicado --analógicamente-- observaciones y experiencias de los entes biológicos al mundo de lo moral y a las realidades sociales, jurídicas y políticas. "Corrupción de costumbres", "corrupción administrativa", "corrupción de menores" (como delito tipificado en múltiples legislaciones), "justicia corrupta", etcétera.
En lo social y político la corrupción --tomada la idea de trastrueque de una forma-- indica que la formalidad misma de una sociedad, su esquema institucional, su constitución misma y el conjunto de leyes que vertebran la vida jurídica de un pueblo, están alterándose o trastrocándose o rompiéndose.
Una pregunta de moda es la de si, al mismo tiempo que se trastroca esa constitución formal o ideal del país, se altera también su constitución real; o si más bien la constitución ideal (ese conjunto de leyes, nomoi para los griegos), no corresponde ya, ni es suficiente para la vida de un pueblo que la está rebasando. Quedarían entonces sólo dos posibilidades en ese conflicto: el cambio total en la constitución formal (revolución) o una correspondencia entre lo propiamente formal y lo real a través de los múltiples medios (soborno, compra de la justicia, propina, obsequio, regalo, etc.) en que la administración y la justicia formales se puedan adecuar a las condiciones reales de un pueblo.
La corrupción político-administrativa
De las múltiples acepciones que el diccionario de la Real Academia da al verbo corromper es la primera de ellas --hemos dicho-- la que más adecuadamente correspondería a lo que en este estudio se plantea como corrupción. Se define ahí la acción de corromper como "alterar y trastrocar la forma de alguna cosa".
A este elemento habría que añadir algo más; la forma, lo que se trastroca o se altera en cada caso, es la de una organización social y política; es trastrocada en alguna de sus fuciones fundamentales, sea la legislativa, sea la judicial, sea la administrativa.
Esta
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