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Una Antropóloga Concibe El Ballet Como Una Forma De Danza étnica Joann Kealiinohomoku


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2013  •  6.304 Palabras (26 Páginas)  •  534 Visitas

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Pensar al ballet como una forma de danza étnica es hacer buena antropología. Actualmente esta idea es inaceptable para la mayoría de los teóricos de la danza occidentales. La falta de acuerdo muestra claramente que hay algo que se pierde en la comunicación de ideas entre teóricos de la danza y antropólogos y este paper es un intento de establecer un puente para superar la distancia entre ambas disciplinas.

Las fallas y errores que comenten los antropólogos cuando se acercan a la danza son muchas, pero dichos errores se pueden atribuir a las dudas que genera trabajar con algo que parece esotérico y fuera de su ámbito de competencia. Por otra parte, una buena cantidad de antropólogos de la danza están intentando rectificar esto mediante la publicación en revistas de ciencias sociales y la participación en encuentros formales e informales con otros antropólogos. Con la expresión danza étnica los antropólogos hacen alusión a la idea de que todas las formas de danza reflejan las tradiciones culturales dentro de las cuales de han desarrollado. Como mostraré en este paper, bailarines y teóricos de la danza usan esa expresión y términos relacionados como etnológico, primitivo y danza folklórica en una manera diferente que revela su limitado conocimiento de las formas de danza no occidentales.

Durante la preparación y formulación de este paper, releí los escritos de DeMille, Haskel, Holt, the Kinneys, Kirstein, La Meri, Martin, Sachs, Sorell y Terry. Además releí las definiciones de danza del Webster’s New International Dictionary, escritas en su segunda edición por Humphrey y en la tercera por Kurtath. Aunque esas y otras fuentes se encuentran mencionadas en las notas finales, nombro a dichos teóricos para delimitar mi marco de referencia .

La experiencia de hacer una relectura más como antropóloga que como bailarina fue aleccionadora e inquietante. Los textos están cargados de falsos razonamientos deductivos, “pruebas” pobremente documentadas, un cúmulo de verdades a medias, muchos errores y prejuicios etnocéntricos muy arraigados. En las ocasiones en las que los autores defienden la danza no occidental lo hacen en un modo apologista o paternalista. Lo más descorazonador de todo es notar que esos autores sólo cambiaron las imágenes y no el texto cuando actualizaron las ediciones de sus libros después de diecisiete años. Los únicos textos que fueron actualizados son aquellos referentes al ámbito euro-estadounidense. Este panorama de la literatura revela una asombrosa divergencia de opiniones. Podemos leer que el origen de la danza estuvo y no estuvo en el juego, que surgió con propósitos mágicos y religiosos y que no surgió con propósitos mágicos y religiosos; que nació para cortejar y que no nació para cortejar; que fue la primera forma de comunicación y que la comunicación no entró en la danza hasta que ésta no se transformó en un arte. Además podemos leer que su origen fue serio e intencional y al mismo tiempo leer que fue un excedente de exuberancia, totalmente espontáneo u originado con espíritu de divertirse. Por si fuera poco, podemos leer que fue solo una actividad grupal para la solidaridad tribal y que surgió estrictamente para el placer y la expresión del sujeto danzante. Podemos aprender también, que los animales danzaban antes de que lo hiciera el hombre y luego ¡que la danza es una actividad humana!

Ha pasado mucho tiempo desde que los antropólogos se ocuparan de orígenes incognoscibles y no voy a agregar otra teoría del origen de la danza porque no conozco a nadie que haya estado en ese momento. Nuestros teóricos de la danza, sin embargo, sugieren que existe evidencia de los orígenes en descubrimientos arqueológicos y en modelos ejemplificados por grupos primitivos contemporáneos. Con respecto al primer grupo de evidencias, me limito a recordar que el hombre ha estado sobre este planeta mucho tiempo antes de realizar pinturas rupestres y esculturas, de modo tal que los descubrimientos arqueológicos difícilmente puedan decirnos algo acerca de los orígenes de la danza. Con respecto al segundo grupo, no se debe confundir la palabra “primitivo” con “primigenio”, aún cuando un autor considera equivalentes ambos términos . Acerca de la danza de los primigenios no sabemos nada. Sobre la danza primitiva sabemos mucho. La primera cosa que sabemos es que no existe una danza primitiva. Existen diversas danzas ejecutadas por primitivos y son lo suficientemente variadas como para ser reducidas a un estereotipo.

Es un error grosero pensar que un grupo de personas o sus danzas son un todo monolítico. La denominada danza africana nunca existió; existen danzas dahome, danzas hausa, danzas massai y así sucesivamente. “El indio americano” es una ficción así como el prototipo “danza india”. Existen, eso sí, Iroquois, Kwakiutl y Hopis, para nombrar solo algunos, y ellos poseen danzas.

A pesar de toda la evidencia antropológica en su contra los teóricos occidentales de la danza se presentan como autoridades en lo que respecta a las características de la danza primitiva. Sorell combina la mayoría de las denominadas características del estereotipo de primitivo. ¡Nos dice que los bailarines primitivos no poseen una técnica ni arte pero que son incansables “maestros de su cuerpo”! ¡Sostiene que sus danzas son desorganizadas y salvajes pero que son capaces de traducir todos sus sentimientos y emociones en movimientos! ¡Sostiene que las danzas son espontáneas pero que también tienen un propósito! ¡Las danzas primitivas, nos dice Sorell, son serias pero sociales! Afirma que son totalmente libres pero que hombres y mujeres no pueden danzar juntos. ¡Refuerza lo anterior diciendo que hombres y mujeres bailan juntos después de que la danza degenera en una orgía! Sorell afirma entonces que los primitivos no pueden distinguir entre lo concreto y lo simbólico, que bailan en cualquier ocasión y que pisotean todo el tiempo la tierra. Es más, Sorell afirma que la danza en las sociedades primitivas es una prerrogativa de los hombres, especialmente los jefes, chamanes y brujos. Kirstein caracteriza también las danzas de las “sociedades naturales, libres”, sea lo que sea que signifique eso. Según Kirstein, aunque se utiliza la totalidad del cuerpo, el énfasis del movimiento se encuentra en la mitad inferior del torso. El autor concluye que la danza primitiva es repetitiva, limitada, inconsciente y con una “expresión retardativa y cerrada”. Y aunque pueda ser inconsciente, Kirstein le dice a sus lectores que la danza es útil para la tribu y que se basa en las estaciones. La danza primitiva o, en los términos de Kirstein, “manifestaciones tempranas de actividad humana”, es “formulada de manera casi idéntica” en todos lados. Nunca nos dice en qué consisten dichas formulaciones, solo nos indica que poseen

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