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Algunos Elementos Para Una Aproximación Al Análisis Del Discurso


Enviado por   •  21 de Mayo de 2015  •  3.725 Palabras (15 Páginas)  •  128 Visitas

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EL SENTIDO DE UN ENUNCIADO

El término enunciado tiene varios usos:

• Es el rastro verbal del evento llamado enunciación. Enunciación se define como acto individual de utilización de la lengua. Desde este punto de vista, el tamaño del enunciado no tiene importancia: puede estar representado en algunas palabras como de un libro entero.

• Se puede oponer a frase cuando el enunciado se lo considera fuera del contexto. En este sentido, a una frase corresponden multitud de enunciados

• La idea según la cual el sentido se encuentra inscrito en el enunciado cuya comprensión pasaría esencialmente por un conocimiento del léxico y de la gramática de la lengua ya no es aceptada. El contexto no solamente está alrededor de un enunciado.

• Todo acto de enunciación es asimétrico: aquel que interpreta el enunciado reconstruye su sentido a partir de las indicaciones dadas en el enunciado producido pero nada garantiza que eso que reconstruye coincida con las representaciones del enunciador.

• Comprender un enunciado no es solamente remitirse a una gramática y a un diccionario, es movilizar unos saberes muy diversos, hacer hipótesis, razonar construyendo un contexto que no está preestablecido.

• La idea de un enunciado que posee un sentido fijo fuera del contexto ha sido superada. Eso no quiere decir, que las unidades lexicales de una secuencia verbal no signifiquen nada, ni que sus relaciones no orienten de manera decisiva la interpretación, pero fuera de contexto no se puede hablar verdaderamente del sentido de un enunciado.

El estatuto pragmático del enunciado

Imaginemos que en algún edificio veamos sobre la pared de una sala de espera una placa en plástico de 30 cm por 20 sobre la cual esté escrita en letras rojas mayúsculas:

NO FUMAR

He ahí un enunciado de los más simples y cuya interpretación parece inmediata. En efecto, su interpretación parece inmediata porque no somos conscientes de movilizar unas instancias variadas cuando lo comprendemos.

Para desear interpretar lo que se encuentra en la placa hay que comenzar por:

• Por considerarla como una secuencia de signos, más precisamente como una secuencia verbal, un enunciado. Eso implica que se le atribuya una fuente enunciativa, Un sujeto que recurriendo a la lengua tiene la intención de transmitir un cierto sentido a un destinatario.

• Las condiciones materiales de presentación juegan un rol esencial para que el enunciado reciba ese estatuto: sería diferente si el enunciado estuviera bajo una placa de vidrio, firmada en una esquina, las letras desiguales y multicolores, en ese caso, tendría el sentido de un objeto decorativo y no de una prohibición

• Pero el enunciado no sólo tiene un valor verbal, posee también un valor pragmático, es decir, que pretende instituir una cierta relación con su destinatario para ello el enunciado deberá mostrar el acto que pretende realizar mediante su enunciación por ejemplo: una prohibición no tendrá las mismas consecuencias prácticas que un deseo o un proverbio.

Las marcas lingüísticas del enunciado:

No siempre la vía de acceso más simple al estatuto pragmático es el contenido mismo del enunciado.

El verbo fumar, por ejemplo, puede tener varios sentidos y la elección de cuál es pertinente en la situación ( de no fumar) no se opera de manera automática.

La identificación del sujeto la hace el mismo lector: no debe fumar quien lee el aviso. Pero en "Es prohibido fumar", el sujeto se refiere a todos los individuos susceptibles de fumar.

Un verbo infinitivo no expresa necesariamente una orden o en la forma negativa una prohibición, hay que apelar también al conocimiento que tenemos acerca de que los avisos sobre las paredes de las administraciones generalmente contienen órdenes, no deseos o sugerencias y que el Estado ha promulgado leyes contra el tabaquismo. Estamos entonces sumergidos en un interdiscurso, en un conjunto inmenso de otros discursos que vienen a apoyar esa prohibición en la sala de espera.

El anclaje en la situación de enunciación

El aviso "NO FUMAR" está constituido por una sola frase que presenta la particularidad de constituir por sí misma un texto completo y no comportar ni marcas de persona o de tiempo. Es esa una situación de comunicación poco común. En la inmensa mayoría de los casos, las frases son portadoras de marcas de tiempo y de persona y se encuentran insertas en unidades más amplias, en los textos.

Supongamos que en lugar de decir "NO FUMAR" leyéramos:

ESTE LUGAR ES UN ESPACIO PARA NO-FUMADORES

En ese caso, no se trataría propiamente de una prohibición sino de una especie de constatación, de aserción que guarda un cierto lazo en una cierta categoría. Se puede uno imaginar una situación en la que tal enunciado no tenga ningún valor de prohibición, por ejemplo cuando el dueño del establecimiento mostrándole a la comisión de Seguridad del edificio diga, abriendo la puerta: "este es un espacio para no fumadores".

A diferencia de NO FUMAR, éste enunciado tiene marcas de tiempo y persona, así como el determinante demostrativo "este". El presente tiene aquí un valor deíctico, es decir, que no es interpretable sino en relación con la situación de enunciación singular en la que está inscrito. Nuestro conocimiento nos permite atribuir al presente duraciones muy variables, por ejemplo:

• Tengo frío: una duración probable de algunos minutos

• María es depresiva: unos meses, unos años y hasta una vida entera si tal es su carácter.

• Están dando Matrix en Metrópolis: se puede referir a un periodo que va de una semana a varias

Para el caso del aviso, el lector deberá esperar una duración indeterminada y no sacará el cigarrillo para esperar que el aviso cambie,; cosa diferente si el aviso fuera luminoso y fuera cambiante.

El demostrativo "este" posee también un valor deíctico cuyo referente cambia en función de la situación de enunciación en que aparece.

La mayor parte de los enunciados poseen marcas que los anclan en la situación de enunciación ("este", "aquí", "ahora", "mañana", la desinencia de los tiempos verbales, Yo , Tu, etc.). Aún los enunciados desprovistos de ese tipo de marcas remiten a su contexto.

Los contextos

Hay tres tipos de contexto de los cuales se puede extraer información para la interpretación:

• El entorno físico de la enunciación o contexto situacional: apoyándose en él se puede interpretar unidades como "este lugar", "yo", etc.

• El cotexto: son las secuencia verbales que se encuentran localizadas antes o después de la unidad a interpretar. El recurso al cotexto requiere la memoria del intérprete para poner en relación una unidad con otra del mismo texto.

• Los saberes anteriores a la enunciación: Por ejemplo los que designan los nombres propios o los conocimientos sobre los perjuicios del tabaco, la forma reglamentaria de los avisos de prohibición, etc.

Los procedimientos pragmáticos:

El lector del aviso habrá comprendido su sentido solamente si lo interpreta como una prohibición. Para llegar a ello debe recurrir a unos procedimientos que lo lleven a interpretar una prohibición que en realidad tiene la forma de aserción. Par determinar el sentido del enunciado debe movilizar unas reglas llamada pragmáticas.

Si complicamos un poco más el ejemplo podemos ver con mayor claridad la necesidad de recurrir a tales reglas pragmáticas:

ESTE ES UN ESPACIO PARA NO-FUMADORES. PERO HAY UN BAR AL FONDO DEL CORREDOR

Para comprender esta secuencia de dos proposiciones unidas por un elementos de relación, el conectivo pero, se requiere que el lector interpreta la relación así establecida. Para llegar a ello deberá buscar una interpretación verosímil apoyándose a la vez sobre el contexto y el valor de pero en la lengua.

Oswald Ducrot ha mostrado que el sentido de pero es precisamente un conjunto de instrucciones dadas al destinatario para que pueda construir una interpretación.

Emplear Pero equivale en cierta forma a decir al destinatario algo así como:

En la secuencia de proposiciones P PERO Q( donde P y Q representan dos proposiciones cualquiera), busque una conclusión R en la que P sea un argumento para R; busque también una conclyusión no-R en la que Q sea un argumento a favor de no-R presentado como más fuerte que la conclusión R.

El destinatario dispone de instrucciones relativas al empleo de pero; provisto de esas instrucciones, apoyándose sobre el contexto, debe formular hipótesis para desprender las proposiciones implícitas.

Algunos dominios de la Teoría de la Enunciación

Para darse cuenta de los alcances de la Teoría de la enunciación, hay necesidad de renunciar a reducir el lenguaje al papel de instrumento "neutro", destinado solamente a transmitir unas informaciones, para plantearla como una actividad entre dos protagonistas, enunciador y alocutario, actividad a través de la cual el enunciador se sitúa en relación con ese alocutario, con su enunciador, con su enunciación misma, con su enunciado, con el mundo, con los enunciados anteriores o los que vendrán. Esta actividad deja rastros en el enunciado. Esos son los rastros que el lingüista intenta analizar. De esa manera, el lenguaje no es un simple intermediario que se desvanece ante las cosas que "representa": no hay solamente lo que es dicho sino además, el hecho de decirlo, la enunciación, que se refleja en la estructura del enunciado.

Se trata de escapar a la ilusión según la cual el sentido de todos los signos lingüísticos y de los enunciados, se reduciría a su contenido representativo y podría ser considerado independientemente de su práctica, de las posiciones discursivas de sus usuarios. Así numerosos signos lingüísticos poseen lo que se denomina un valor lingüístico. Este valor lejos de escapar a lo arbitrario del sistema lingüístico, es parte integrante: supone el cuestionamiento de la interpretación tradicional de la pareja Lengua/ habla.

Algunos aspectos de la teoría de la enunciación importantes para sustentar lo anterior son:

• El enunciador introduce en su enunciado elementos que remiten al acto mismo de enunciación. Por ejemplo: Francamente, María está enferma, el adverbio francamente depende de una proposición implícita Yo te digo que... que se refiere al acto de enunciación mismo.

• Un enunciado exige una operación de tematización de parte de su enunciador; una frase así de simple en apariencia como Carlota corta las flores tendrá en la forma oral un sentido diferente según si el locutor insiste sobre Carlota, corta y flores. En efecto, el enunciador selecciona necesariamente un cierto modo de presentación de su enunciado, privilegiando algún constituyente ya sea mediante la sintaxis o la entonación.

• Para decir algo sobre el mundo, el enunciado debe casi siempre contener términos que se refieran a objetos individuales. La teoría de la enunciación estudia de qué manera el acto de enunciación permite referir cómo lo individual se inscribe en las estructuras de la lengua. Se trata para el enunciador en utilizar unas expresiones capaces de aislar, de identificar un objeto o un grupo de objetos con la exclusión de otros. La referencia tampoco es abstracta a la relación entre enunciador y alocutario: referir constituye un acto realizado en función del alocutario y ese acto puede ser felizmente cumplido o no. La costumbre nos impide comprender hasta qué punto es destacable que dos individuos puedan comunicarse aunque no comparten necesariamente los mismos campos de experiencia. Esto no es posible sino porque enunciador y alocutario obedecen a un cierto número de reglas de juego en función del rol que juegan en el intercambio lingüístico.

• Un enunciador no hace sino referir, el lenguaje no tiene por única función transmitir contenidos, él es también acción. Todo enunciado lleva a cabo un cierto tipo de acto de lenguaje respecto de su alocutario: actos de prometer, cuestionar, amenazar, etc. En cada enunciación, el alocutario está obligado de comportarse de la manera que le sea apropiada. Se dice que los enunciados están afectados por una cierta fuerza ilocutiva (promesa, pregunta...) que pueda ser explicitada por la sintaxis (YO TE JURO QUE llueve) donde la fuerza ilocutiva está marcada por jurar , verbo llamado "performativo", por el hecho de que su enunciación por un yo permite el acto de jurar), o por la entonación ( de ahí la ambigüedad de un enunciado como: él partirá, que puede construir tanto una promesa como una amenaza, etc.), o aún por el contexto. De esa manera, los enunciados poseen una doble dimensión: vehiculizan un contenido permitiendo realizar actos por el solo hecho de su enunciación ( no se puede decir, "declaro" sin declarar efectivamente y no se puede declarar sino diciendo "declaro"). En esta perspectiva todo enunciado refleja su propia enunciación.

• En la medida que se tiene en cuenta la relación que el enunciador tiene con su propio enunciado, se debe hacer intervenir la problemática de la enunciación en los enunciados más diversos; es así como la enunciación puede situar su enunciado en relación con las categorías de lo posible, lo necesario, etc. (modalidades lógicas). De esta manera en (Puede que) Juan venga o Juan vendrá(posiblemente) se distinguirán dos niveles: Juan viene y la actitud del enunciador respecto de esa proposición ( modalidad de lo posible). Así mismo, si el locutor dice (Creo que..., concedo que...)Juan vendrá, conviene distinguir dos niveles en el enunciado: el locutor no intenta tanto plantear un hecho, a saber, que el individuo que es "yo" cree o concede en el presente algo sino a operar efectivamente una aserción débil (Yo creo ) o una concesión (Yo concedo ).

• En esta perspectiva se destacará la importancia de morfemas que juegan un papel argumentativo: en consecuencia, ciertamente, ya que, etc. Ciertamente, por ejemplo, indica que el locutor hace una concesión; emplear ciertamente en un enunciado E, significa que E tiende hacia una cierta conclusión pero que el conjunto de la argumentación del locutor va en el sentido opuesto a esta conclusión. Al utilizar ciertamente, el enunciador no representa el hecho de que E va en ese sentido opuesto, él se contenta con indicarlo mediante el mismo empleo. Ciertamente no tiene propiamente hablando significado independientemente de los enunciados. Utilizar este morfema equivale a indicar que las condiciones de su empleo encuentran efectivamente reunidas.

• A menudo el enunciador tiene la intención de comunicar otra cosa distinta a lo que su enunciado significa en su literalidad; su propósito es llevar su alocutario en la interpretación correcta, más allá del sentido literal. Es ese el problema de los sobre-entendidos. . Pertenecen a esta problemática fenómenos tales como la ironía, mediante la cual el locutor enunciando algo desea en realidad hacer comprender lo contrario de lo que desea decir.

Definiciones de discurso

• « Una enunciación que supone un locutor y un receptor en la que el primero tiene la intención de influir sobre el segundo”. Es la lengua asumida por el que habla y en la condición de intersubjetividad que sólo es posible en la comunicación lingüística (E. Benveniste, 1966)

• La lengua se define como un sistema compartido por los miembros de una comunidad lingüística; se opone al discurso considerado como un uso restringido de ese sistema.

Discurso se relaciona con enunciado: el enunciado es una unidad lingüística y el discurso es el rastro dejado por un acto de comunicación determinado sociohistóricamente. “Una mirada proyectada sobre un texto desde el punto de vista de su estructuración “en lengua” constituye un enunciado; un estudio lingüístico de las condiciones de producción de ese texto constituye un discurso (Guespin, 1971).

Relación entre texto y discurso: el discurso es considerado como la inclusión de un texto en su contexto (condiciones de producción y de recepción) (Adam,1999)

Características del discurso:

El discurso supone una organización transfrástica: todo discurso puede manifestarse por una cadena de palabras superior a la frase pero moviliza también estructuras de otro orden distinto a la frase. Un proverbio o una prohibición como No fumar constituyen un discurso.

El discurso está “orientado” no solamente porque se dirige a un interlocutor sino también porque se desarrolla en el tiempo. Construido en función de un fin puede llegar hasta cualquier parte, desviarse (digresión), volver a su posición inicial, cambiar de dirección.

El discurso es una forma de acción: toda enunciación constituye un acto: prometer, afirmar, sugerir, interrogar, etc. Esos actos se integran a actividades lingüísticas de un género determinado: una consulta médica, una clase, un noticiero televisado, etc.; estas acciones verbales pueden estar también inscritas en entornos psicológicos variados.

El discurso es interactivo: toda enunciación, aún producida sin la presencia de un destinatario contiene una interactividad constitutiva; es un intercambio, explicito o implícito con otros locutores, virtuales o reales; supone siempre la presencia de otra instancia de enunciación a la cual se dirige el locutor y en razón de la cual construye su propio discurso. La conversación es considerada el discurso por excelencia pero es tan sólo una de las formas discursivas.

El discurso está contextualizado: no hay discurso sin contexto; no se puede asignar sentido a un enunciado fuera de contexto; por el contrario, el discurso contribuye definir su contexto y puede modificarlo en el curso de la enunciación.

El discurso toma posición: no es discurso sino está ligado a una instancia; a la vez se posiciona como una fuente de apreciaciones personales, temporales, espaciales e indica cuál actitud adopta el hablante respecto de lo que dice y lo que dice su interlocutor (moralización); el locutor puede mostrar su grado de adhesión, rechazo, ironía, comentar su propio pensamiento, etc.

El discurso debe ser considerado formando parte de un interdiscurso: no toma sentido sino al interior de un universo de otros discursos a través del cual se abre camino. Para interpretar el menor enunciado hay que ponerlo en relación con otros según se comente, se parodie o se cite.

El análisis del discurso

Es el estudio del uso real del lenguaje por locutores reales en situaciones reales. Los discursos son formas de acción e interacción social, situados en contextos sociales en los cuales los participantes no son tan solo hablantes/escribientes y oyentes/lectores sino también actores sociales que son miembros de grupos y culturas.

Las reglas y normas del discurso son socialmente compartidas

El discurso y sus dimensiones mentales (tales como sus significados) están insertos en situaciones y estructuras sociales. Y, a la inversa, las representaciones sociales, las relaciones sociales y las estructuras sociales con frecuencia se construyen, se constituyen, validan, normalizan, evalúan y legitiman en y por el texto y el habla.(Van Dijk).

Disciplina que estudia el lenguaje como actividad anclada en un contexto produciendo unidades transfrásticas. Utilización del lenguaje con fines sociales, expresivos y referenciales (Schiffrin, 1994). Para M.K. Halliday el objetivo último del analista del discurso es “a la vez poner en evidencia e interpretar la relación entre las regularidades del lenguaje, las significaciones y las finalidades expresadas a través del discurso.

El método de análisis

El análisis parte de un corpus y unos instrumentos con el fin de proporcionar en primer lugar, una descripción tendiente a dar cuenta de las características del funcionamiento del objeto en razón de las circunstancias en que se encuentra y por otra parte, el análisis del corpus y el empleo de los instrumentos permitirán una interpretación tendiente a formular unas hipótesis sobre los sistemas simbólicos, de valores y de creencias de los representados en las formas argumentativas encontradas.

El análisis del discurso permite llegar al análisis de las marcas lingüísticas de las distintas formas de inscripción del sujeto enunciador en su discurso: sujeto cognitivo, axiológico, praxeológico y afectivo.

Del Análisis del discurso se tomarán igualmente, conceptos útiles para estudiar la dimensión enunciativa tales como la tensión y la modalización puesto que contribuirán a precisar las representaciones de los maestros manifestadas en sus prácticas comunicativas.

La tensión señala la manera como el enunciador intenta actuar sobre el interlocutor. Es decir, permite encontrar la manera como el texto resuelve el problema del reconocimiento de la identidad del destinatario. Representa la marca de la presencia del destinatario en los actos comunicativos tal como lo ha construido el sujeto comunicador. La tensión manifiesta explícitamente la voluntad del hablante de actuar sobre las representaciones y los comportamientos de sus interlocutores.

La modalización consiste en la manifestación lingüística de las actitudes del enunciador frente al contenido de su enunciado. Esta herramienta contribuirá a establecer la manera como los textos contienen las representaciones de sus autores mediante la relación entre el discurso y lo real - natural - social(modalidades ontológicas y deónticas) ; los juicios de verdad del enunciador, los procesos cognitivos, los saberes y los sistemas de creencias (modalidades epistémicas y doxológicas) ; los juicios axiológicos del enunciador en los aspectos estéticos, éticos, pragmáticos, hedónicos y afectivos ; finalmente, las intenciones del enunciador (modalidades finalizantes, volitivas y desiderativas).(Galatanu,1997).

En el análisis de la modalización será de gran utilidad la aplicación de la Teoría de la Argumentación en la lengua referenciada en el marco teórico, especialmente en la búsqueda de comprensión de dos niveles:

• El nivel del funcionamiento argumentativo del discurso: cuáles son las estructuras argumentativas, teniendo en cuenta, como se señaló oportunamente, que todo enunciado tiene una orientación argumentativa.

• El nivel de los valores modales en el discurso, en otras palabras, se buscará aproximarse al sistema de topos, tratando especialmente de ubicar los valores y a las representaciones por esos valores evocadas.

El sujeto y la construcción del discurso

El sujeto comunicador tiene ante sí la resolución de tres problemas: ¿Cómo revestir su acto de lenguaje de una intencionalidad dirigida a otro?, ¿Cómo tomar posición en relación con ese otro?, ¿Cómo organizar y problematizar el contenido de lo que va a decir?. Esta problemática no es otra que la determinación de los modos de inserción del sujeto en tres espacios de palabra donde se produce la construcción del sentido y que se pueden distinguir así : un espacio de locución, un espacio de relación y un espacio de tematización. (Charaudeau,1995,165).

• El espacio de locución se caracteriza por el hecho de que hablar es siempre ocupar un espacio de palabra, tomar posesión de ella, incluir al otro en ese espacio. Por eso el sujeto comunicador deberá solucionar el problema de justificar su derecho a la palabra y de imponérsela al otro.

• El espacio de relación: se caracteriza por el hecho de que el sujeto comunicador debe tener en cuenta los indicadores de la situación socioinstitucional en la que se encuentran los participantes y las identidades sociocomunicativas que los relacionan pero al mismo tiempo debe tener en cuenta su propia identidad para establecer esa relación con el otro. Tratará además, de precisar el tipo de relación que establecerá con el otro desde el punto de vista de la influencia ya sea para buscar su adhesión o para rechazar su propuesta comunicativa.

• El espacio de tematización se caracteriza porque el sujeto comunicador organiza lo que va a hablar en una forma descriptiva, narrativa o argumentativa y tomando posición frente a un sistema de valores o de tópicos existentes en el grupo social.

Bibliografía

MAINGUENEAU D(1994), L´énonciation en Linguistique Francaise, París, Hachette.

CHARAUDEAU P. y MAINGUENEAU D. (2002) Dictionnaire d´analyse du discours.

Editons du Seuil, Paris

CHARAUDEAU P. (1997) Y a-t-il un sujet de l´interlocution ?Max Niemeyer Verlag,

Tübingen

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