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CAPITULO 6 Ética de las profesiones y de la función pública


Enviado por   •  27 de Mayo de 2016  •  Apuntes  •  17.641 Palabras (71 Páginas)  •  240 Visitas

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CAPITULO 6

Ética de las profesiones y de la función pública

Existen algunos problemas del ejercicio de las profesiones que, como la de los jueces, asumen responsabilidades más estrechamente ligadas a las funciones públicas1  del Estado. Me limitaré a un tipo de problemas que se sitúan en la franja de acciones que plantean cuestiones éticas más o menos serias, pero de dudosa responsabilidad penal, o que no son directamente judiciables, porque no se trata de delitos comunes.

No es posible derivar directamente de los principios generales de la Ética, como el imperativo categórico de Kant, normas concretas, situacionales para la acción. Las normas específicas para los diferentes campos de la actividad humana solamente pueden ser formuladas de manera competente por los propios actores involucrados en esos campos mediante el procedimiento de justificación racional, formalmente normado, como se ha visto, del discurso moral, del discurso político o del discurso jurídico.

  1. Consideraciones generales sobre la ética profesional.

El jurista alemán Herber Schambeck, en el primer enunciado de su conferencia de 1982, identifica con toda claridad y precisión la cuestión ética sustantiva central de la profesión judicial: “El tema Ética y profesión judicial plantea ante todo la cuestión de la verdad y la rectitud moral en el pensamiento jurídico”.2  La letra de la ley no protege ni libera al juez de los principios morales en sus decisiones. Su actividad profesional no puede realizarse como el funcionamiento de un autómata que aplica mecánicamente una regla sin comprometer un juicio propio. Su responsabilidad profesional es precisamente juzgar. Y la actividad intelectual del juicio presupone una ruptura con las operaciones de la razón que pueden tener un sesgo mecánico.

A diferencia de los legisladores y ministros del Poder Ejecutivo, los jueces gozan de estabilidad en sus cargos (y tienen en cierto modo una carrera profesional escalafonada) Estas condiciones los diferencian de los políticos profesionales que ocupan funciones en el Ejecutivo y en el Legislativo, cuyos mandatos están limitados en el tiempo y tienen que someterse a la voluntad democrática en las elecciones para la renovación de sus cargos. En este aspecto la condición de los políticos se asemeja a la de las profesiones liberales competitivas que dependen de la demanda y la selección de los destinatarios del servicio (clientes, pacientes, etc.)

Las diferencias mencionadas a título meramente indicativo plantean inmediatamente la pregunta acerca de cuáles son entonces las características comunes de las llamadas “profesiones”, o los rasgos que permiten identificar a una determinada actividad como una profesión. Pero antes puede ser instructivo decir algo sobre la palabra misma en cuestión.

La palabra castellana y las similares de las otras lenguas derivadas del latín (profesión en francés, professione en italiano) provienen de professio (del verbo profiteor) que significa originariamente: ‘declaración’, o ‘manifestación pública’, y se empleó luego con referencia al arte del buen decir, o la elocuencia (professio bene dicendi).

Para Lutero la disciplina y la dedicación responsable al trabajo en las diferentes profesiones materiales o intelectuales tiene una significación ética fundamental, tan importante que él quiere potenciar incluso esta significación dándole una fuerza religiosa, como un llamado de Dios, de cuyo cumplimiento eficaz depende la salvación del hombre. Esta idea está para Max Weber en el origen y fundamento de la ética protestante, del espíritu del capitalismo y del éxito de las sociedades que han adoptado esta ética como regla de vida.

Con Max Weber se puede explicar el sentido ético-cultural del origen de las profesiones. Desde un punto de vista histórico sociológico de la organización social se puede decir en cambio que otro antecedente de la estructura de las profesiones en la sociedad moderna fueron los gremios o corporaciones medievales, que tenían sus propios fueros, y que fueron abolidos por la Revolución Francesa junto con los privilegios y los títulos de la nobleza feudal. Adela Cortina ha detallado los rasgos que caracterizan a las profesiones sociales en los siguientes:

  1. Una profesión es una actividad que, en forma institucionalizada, presta un determinado servicio que responde a una necesidad permanente de la sociedad.
  2. Las profesiones implican un especial compromiso personal con la actividad que se en una forma de vida basada en el cobro de determinados honorarios por su labor
  3. Los profesionales constituyen un colectivo que tiene, o busca obtener, el control monopólico del ejercicio de la profesión, impidiendo su ejercicio a quienes carecen de la acreditación correspondiente.
  4. El acceso a la profesión se realiza a través de un currículo académico y una capacitación en la práctica profesional.
  5. Las profesiones reclaman un ámbito de autonomía para la regulación del ejercicio de la propia profesión. Como se trata sin embargo de un servicio social, se debe reconocer a sus destinatarios o consumidores el derecho a plantear exigencias y a controlar la calidad del servicio.
  6. El profesional asume ciertas responsabilidades especiales dentro de su ámbito de competencia. La autonomía y la consiguiente responsabilidad no justifican sin embargo ciertas tesis y prácticas separatistas, o paternalistas, de retacear el acceso a la información y al control del servicio profesional.

Cada profesión tiene un lenguaje, o una jerga particular, que se aparta del lenguaje ordinario, y se emplea especialmente muchas veces como estrategia para los fines separatistas.

Estos rasgos se atribuyen y caracterizan a un tipo de actividad humana o de práctica social. ¿Cómo se puede definir ahora lo que es una actividad, o una práctica?

Por práctica entendemos cualquier forma coherente y compleja de actividad humana cooperativa, socialmente establecida, mediante la cual se realizan los bienes inherentes a la misma y se intentan lograr modelos de excelencia que son apropiados a esta forma de actividad”. Las actividades profesionales tienen un fin social objetivo, y en función de esta finalidad se organiza toda la profesión. Ese fin es el bien inherente a esa práctica, o el contenido objetivo del servicio que justifica la existencia de una profesión, y consiste en la producción o la preservación de determinadas “cosas” que son valiosas para la sociedad.  Por ejemplo para el médico esto es el cuidado de la salud de la población, para el político la administración del poder, o la promoción del bien común, para el juez (y para las profesiones jurídicas en general) la protección de los derechos y su determinación en caso de conflicto, etc.

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