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EL DIARIO DEL DIABLO


Enviado por   •  6 de Febrero de 2014  •  3.805 Palabras (16 Páginas)  •  197 Visitas

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UN FILTRO DIVINO.

El día comenzó normal para nosotros, un par de personas comunes a la vista de los demás, primero yo, camino al trabajo en un auto con el riesgo de terminar sin marcha por falta de combustible, por falla mecánica o accidente ligero por la prisa de llevar a tiempo a una bebe que iluminaba el nublado día con su sonrisa la cual se tornaba agria al aproximarse a la guardería y q contrastaba con el gesto mustio de una esposa q en su interior renegaba todo el camino de su suerte esperando algo cambiara su destino. Sin pensar un poco q uno mismo debe hacer algo para dirigir su vida hacia “eso” que uno quiere.

Un suspiro de haber logrado la odisea matutina q para otros es todo un lujo; salio inconscientemente de mi interior; recorrí con mas calma la ciudad. Hasta llegar a mi trabajo: Una remodelación sencilla en una vieja casona del 1er. Cuadro de la ciudad, rodeada por construcciones de aspecto sobrio unas, lúgubre otras pero de estilo propios del siglo XVIII en delante, todas ellas.

Las q nos ocupa afortunadamente, al principio solamente; es sencilla, simple hasta sin chiste diría yo. Pero en su interior encerraba la cosa de lo mas sorprendente y espeluznante q alguien pudiese imaginar.

La persona q completaba el par del q hable al principio se trataba de Don Poncho, mi albañil de cabecera como le llamaba yo, mi persona 1000% de confianza, mi confidente, mi cuate, un hombre bonachón, noble, fiel, leal, honrado a toda prueba q mucha gente le tanteaba lo pendejo creyendo q el no se daba cuenta; comprando su trabajo con algo de alcohol y cerveza q a nosotros pues nos encantaba, nos compraban con eso.

Cuando abrimos las puertas de la casa, sentimos el frío húmedo que generan los muros gruesísimos de barro ya flojos por el contacto con el agua de lluvia y verdosos por años, años de no recibir mantenimiento, al igual q los pisos de barro y ni q hablar de la techumbre de viguería podrida con un terrado q en su parte superior afloraban varios tipos de plantas algunas ya muy enraizadas.

Una sensación tenebrosa nos invadió al ver un lugar q da hacia la calle q era medianamente transitada, y el motivo de nuestra impresión era q semejaba una cámara frigorífica antigua o mas bien algo así como las cámaras de gas usadas en la 2da guerra mundial, bueno en menos de un segundo la describí en mi cerebro como un horno crematorio para incinerar personas, pero en grupo y de pie¡¡¡¡¡

-Ufffff¡¡¡- Exclamé sin dejar de pensar en toda esa ensarta de ideas bizarras.

-Nos podemos cocinar unos panes. –Dijo Don Poncho en tono inocente y muy de el, con su voz aguda semejante a la de un niño de 10 años con asma.

-Jajajajajaja – Solté una fuerte carcajada, inconfundible muy propia de mi cuando la provoca algo original que me hace reir con ganas. –Ay Don Poncho usted y sus pinches ideas¡¡ Yo pensando cosas gruesas y usted con lo que sale¡¡¡ Jejejejejej – Sonreí dejándome mis pensamientos para no contaminar su inocente comentario pero gracioso a la vez. Siempre sacaba algo así.

Saque su pinche herramienta y pongase a chingarle àndele. –Lo apure sin dejar de sonreír para no ofenderle con las malas palabras. Y empecé a recorrer con la vista toda la construcción.

Nada fuera de lo común ,empezamos a limpiar toda el área y amontonar en un rincón todos los escombros mecánicamente, sin dejar de bromear contándonos nuestros problemas y avanzar en nuestra labor junto con el tiempo.

Llegado el medio día, hora de nuestro único bocado del día y q hacemos a cierta hora religiosamente y con la debida ceremonia, dejo su herramienta don poncho y yo de ayudarle un poco a la vez q había medido toda la casona y realizado mis croquis de la misma con sus debidos apuntes, nos dispusimos a comer, improvisando una fogata y un comal para calentar nuestra comida; tome un par de ladrillos, saque mis apuntes y comimos prácticamente rápido, tan rápido q nos dispusimos a tomarnos el tiempo restante de la hora para descansar.

Empecé a hojear mis apuntes y de pronto me di cuenta de algo: En mis dibujos de las áreas o locales q había medido, no había lógica, los espacios no coincidían.

Puta madre¡¡-exclame con un gesto de enojo q don poncho entonces si recrimino: Calmese, pues q trae?- volteo a verme y me dijo después de observar q miraba mis croquis y volteaba a la casa continuamente, y solo atino a decir: hummm…ya la regó. No le digo, ya deje el chupe.

No don poncho-le dije muy serio, al momento q repasaba mil veces y pensaba: como dibuje y medí algo q no estaba ahí¡?? O al menos no como debía si yo soy uno de los mas experimentados en el ramo y no había necesidad de inventar nada. Me levante y le dije:-A ver, vengase, vamos a ver q pedo. -Ya molesto y decidido a investigar.

No me diga q ya supo donde esta la olla – Me dijo – Perese¡¡ - Conteste – Es algo… a ver? Sorprendido grite –Ah cabron¡¡¡ - Con los ojos abiertos y el vello corporal errado junto con un escalofrío sumamente helado, me detuve y sin dejar de ver mis dibujos me di cuenta horrorizado, de que… la cámara…Q parecía horno y etc…No estaba en mis croquis y la teníamos enfrente¡¡¡¡

A esta altura de mi vida, con la experiencia adquirida y después de todas las vivencias a mi edad; era difícil creer que me impresionara algo aun.

Sabíamos de antemano que al tratarse de una construcción antigua encontraríamos algo inusual como siempre: Objetos extraños artículos personales antiguos, cacharros cosas que para mi siempre resultaban atractivos y para mucha gente les eran insignificantes. Pero que yo siempre re3cogia y conservaba.

La “olla” famosa a la que Don Poncho se refería era un mito el cual todo constructor inconscientemente buscaba.

Se trata de una olla de barro, cofre de metal o madera que iba repleto de monedas o metales preciosos y que siempre salía a comentario cuando alguien intervenía una casa antigua o terreno con ciertas características.

Se dice que no a todos les iba bien, que el “azogue” o gas que despide mata a quienes le descubren; o que, algún ente diabólico que la custodia posee al o los mismos y que en el mas benévolo de los casos, daba riqueza a manos llenas.

Pero que el dinero nunca rendía, en fin nada que podamos asegurar, solo, un mito.

Todo, todo lo escuchado, lo leído y visto en tv y cine; paso por mi mente en ese momento, con mi mano primero en mi boca cubriéndola totalmente y con los ojos muy abiertos seguía pensando que decir.

Don Poncho, no decía nada ahora, mirando mi expresión esperaba una reacción con un gesto ahora, de preocupación; en un segundo había pasado por mi mente todo esto pero creo q para el, habían sido minutos eternos.

Voltee solo los ojos a el, me di cuenta de su expresión y pase la mano de mi boca hacia la cabeza tomando mi pelo, pensando en q hacer, tenia miedo, pánico¡ tanto q quise decirle salgamos a la seguridad de la calle y la protección de la gente q oíamos pasar… pero…aspire profundo y al fin gire la cabeza y con la mirada estudie todo nuestro alrededor. Definitivamente había algo fuera de lo común y decidí investigar sin saber el trauma q me iba a ocasionar esa decisión.

A ver Don Poncho vamos a revisar esto—le dije muy serio , al tiempo q explique el motivo de mi curiosidad – no la friegue—Dijo, con un ademán de pensar lo contrario. Mejor vámonos a la ch…--recrimino ya atemorizado--no—conteste—puede ser, esta, la oportunidad de q tengamos algo en la vida o de q nos lleve a chingada de una vez—Recalque , resignado y como si supiera q teníamos q entrar ahí y averiguar que pasaría.

Recorrimos el rededor de la cámara y nos dimos cuenta de que era de un metal muy grueso y resistente, no generaba ni un ruido si se le golpeaba, Algo muy extraño. Por el frente y hacia la calle tenia una ventana q se veía muy sucia, pero q estaba completa y formada por un solo grueso cristal de aproximadamente 30x40 cm. De ancho y alto respectivamente, a nuestro frente tenia una puerta con una ventana en el mismo orden que la anterior, toda ella muy bien remachada y con un viajo candado q se veía muy endeble, al igual que la puerta se notaba muy reforzada. El resto de la cámara, la cual definí como de 1.50 mts. X2.00 mts. Del lado de la puerta.

Esforzándonos, abrimos el candado, y la puerta se pudo abrir y fue q salio un espantoso hedor del interior, tanto que cubriéndonos boca y nariz nos hizo retroceder asqueados y aterrorizados por el mito del ”azogue” famoso, pensando lo peor pero sin dejar de ver hacia la puerta poco a poco recuperamos el aliento

Arqui¡¡ Vámonos a la chingada deje eso a chingar su madre—Grito Don Poncho—Siento q algo no anda bien—Agrego en tono temeroso, mientras yo me acercaba y tomaba ángulo para mirar al interior sin soltar ni dejar de apretar la pesada herramienta con q abrimos el candado.

Ya recuperada la ecuanimidad y terminado el olor que nos había golpeado, vi el interior solo un poco al entrar la escasa luz, y en ese momento dije a Don Poncho: No pasa nada, haga de cuenta que fue un enorme pedote¡¡¡¡

Jajajajajajaja—Solté mi inconfundible carcajada .

--Pues no me pagan por estos pedos¡¡--dijo insinuando retirarse—Y aparte, pedote fue el que me saco a mi esa madre¡¡

--jajajaja, nuevamente reí, pero esta vez no fue mi carcajada, mas sin embargo, sonó igual¡¡¡¡

Cuando esto paso ya no fue tan impresionante x mi ya tenia la puerta totalmente abierta y miraba el interior, asumiendo que fue el eco y la resonancia la q hizo q sonara mi riza así, sin dejar de sostener la puerta con la herramienta voltee hacia Don Poncho y le dije, q se acercara y la sostuviera, para entrar en la cámara.

--Mejor habría de ponerse pedo y no hacer esto.

--Si anduviera ebrio, ya estaba adentro—Conteste observando el interior y pensando que pasaría si entrara y cerrara la puerta.

Ya dentro, con el previo cuidado y escudriñado todo a una sola hojeada, note q los refuerzos eran mas fuertes por dentro, demasiado fuertes, prácticamente se podía salir, pero jamás entrar si dentro no se quería y note ciertas inscripciones en algunas partes y la q note mas fue la q estaba al frente sobre la ventanilla q daba hacia la calle.

Note que eran inscripciones simulando el latín pero entendibles al español, decía (si no eres elegido, saldrás perdido) pensando en que podría ser, si amenaza o posibilidad, dije a Don Poncho –Detenga bien la puerta, no la deje cerrar.

- Yo no me comprometo a nada-Pero lo hizo aun.

- No se preocupe, ya sabe que yo si me voy me voy solo, no me llevo a nadie.

- Mm.…-expreso.

- Solo asegurese de que sucede, entrare y cerrare la puerta pero no me deje aquí dentro pase lo que pase.

- Haré lo que pueda. –Dijo resignado, pero yo sabia que jamás me abandonaría, nunca lo hizo bajo ninguna circunstancia y eso me animo a entrar y cerrar por dentro, cada vez estaba mas seguro de que esa cámara no era solo para un uso común.

Moviéndome entre basura y ropas y artículos raros, empecé a dar una ultima vista a el interior de la cámara, vi. mas inscripciones en el metal, parcialmente hundidas y algo perdidas entre el oxido del tiempo y la humedad, pero ya no quise detenerme a estudiarlas y averiguar su significado, ya sin pensar demasiado cerré la puerta aplicando unos pesados picaportes de metal que se trababan de una manera tan exacta que no daban lugar a moverlos por accidente ni mucho menos a que alguien los pudiera operar desde fuera, eran exactos y seguros muy, muy seguros tanto que quise volver a quitarlos y no pude; el temor empezó a apoderarse de mi, pero ya no daría vuelta atrás, tome un pedazo de tela tirado sin ver de que se trataba y limpie el grueso cristal de la puerta vi a Don Poncho que encendía su inseparable cigarrillo. – Jjjmm…-sonreí para mis adentros.

Voltee hacia el otro cristal y lo limpie mas fuertemente, el color era diferente, tenia un azul claro que hacia ver diferente a la luz del día, no pasaba nadie ni había autos en ese momento, nadie ni nada en la calle que hace unos minutos rebozaba de movimiento, termine de limpiarlo totalmente y paso rápidamente una auto, no preste mucha atención pero alcance a notar algo diferente, iba como envuelto en un humo espeso.

Voltee hacia Don Poncho y me observaba con cierta risa curiosa, parecía hablar y preguntar si algo pasaba, pero, no lo escuchaba solo le veía mover sus labios con el cigarrillo entre sus dedos y cerca de su boca. Me encogí de hombros y revise las cerraduras pensando en abrirlas pero una sensación extraña me hizo voltear a la ventanilla azul. Lo que vi me causo un terror infinito!!! Ahogue un enorme grito por que se me trabo la quijada, era indescriptible lo que vi que pensé en haberlo imaginado y trate de recuperar el aliento.

La imagen que quedo en mi cerebro por segundos era espantosa alguien con ojos profundamente rojos llenos de sangre chispeante, me había observado desde afuera y se había movido rápidamente, tan rápido que dejo una estela humeante, pero su forma quedo en mi cerebro, se trataba de una especie de demonio bien formado, largos colmillos sangrantes y nariz tauriforme, alcance a identificar cuernos retorcidos semejantes a los de los carneros…pero no quise pensar en mas detalles. Tampoco quería voltear hacia Don Poncho por temor a dar la espalda a la ventanilla azul.

Recuperado y sin dejar de ver hacia la ventanilla, note que pasaba gente por el frente, pero no la distinguía por el color y lo lejos de mi perspectiva. Me acerque y me decidí a probar el por que de las cerraduras, dando una rápida mirada a Don Poncho para saber si tenia a su lado alguien que por que…alguien me había observado a mi…desde afuera y no había sido el…de eso no había duda.

Lo vi rápidamente y daba una fumada mirando al suelo disfrutando su cigarrillo, eso me dio valor y me acerque a la ventanilla. Fue cuando pude ver lo que hizo que mis rodillas se doblaran y me hincara del pavor, rogando por no haber sido visto desde afuera y mucho menos por lo que vi.

Pasaba en ese momento una persona del sexo masculino, un hombre maduro de aspecto común, pero acompañado por un espantoso demonio, prácticamente abrazado con camaradería de él, quien al verlo yo volteo hacia mi como si supiese que yo lo estaba observando y esbozando una sonrisa macabra que denotaba cierto aire de triunfo.

El miedo estaba poseyendo mi ser entero, recordando toda mi vida y actos en ese instante y pensando en mis ideas positivas desvaneciéndose no pude evitar que una lagrima resbalara por mi ojo derecho al cerrarlos con fuerza para asimilar lo visto y tratar de convencerme de que no era cierto.

Pero, ahí estaba, dentro de la cámara y empecé a armar ideas, pegado con pavor a la fría pared de la cámara volteé hacia Don Poncho pero el ángulo de mi posición no me dejaba ya verlo.

Nada pasaba dentro, vi mi rededor y nada cambiaba, solo en mi cabeza giraban las imágenes y el terror que me habían provocado eran lo que estaba pasando. ¿La ventanilla hacia ver cosas?. Tome mi tiempo y empecé a enderezarme dando la espalda a la pared de la ventanilla sin tocarla y volteando de reojo sin ver hacia fuera dominando al mismo tiempo la de Don Poncho.

Vi su ventanilla y me observaba con curiosidad pero calmo al fin, como siempre, todo normal por allá, tape mis ojos y apreté la mano en mi cara, lo volví a ver y solo movió los hombros preguntándose: ¿Que pasaba?

Era algo para afrontar, ya estaba ahí y definitivamente la cámara con su ventanilla, eran una mirilla a algo que estaba halla afuera. Pase saliva apreté los dientes y empecé a mirar por la ventanilla.

Fue cuando me di cuenta, y recordé el primer cuadro, el hombre caminaba con cierto aire de valentía como si fuese a pelear por algo o con alguien, también había visto de pronto a una mujer con sus hijos de un lado e igual llevaban de lado a tres diferentes demonios a su lado y entre ellos cada quien con su demonio particular por así decirlo, espantosos, riendo hacia mi, disfrutando el hecho de que alguien ya sabia de ellos y que nada se podía hacer, algo iba a pasarle a esa gente o algo iban a hacer con el apoyo de esos entes y ellos ya sabían que yo estaba ahí, pero la gente no. Unos caminaban con aire tan espantoso, que cuando creía que ya no habría mas siempre aparecía otro mas horrendo, cada quien los hacia progresar en su fealdad. Se notaba cuando alguien llevaba odio en su interior por que le seguía uno de los mas horrendos. Aun los pequeños que pasaban los llevaban desde algunos que parecían angelicales en su aspecto pero que al pasar cambiaban sus rostros al mirarme y se deformaban gesticulando grotescamente.

Mi cerebro empezaba a no querer seguir, no llegaba a entender como podría existir esa co-relación, perdí el miedo a seguir observando aun cuando mas pasaban cada vez mas horrendos a veces mas empezaba a pensar en algo a lo que no quería llegar.

Vivíamos entre demonios, todos, siempre, de todos tipos, de lo mas horrendos y espeluznantes posibles. ¿Por qué?, ¿Para que?, ¿Quien los creo?, definitivamente me sentí agobiado, rendido, desolado, profundamente triste al pensar en que solo era cuestión de cometer alguien un error y estas creaciones diferentes a uno, tomarían otra forma y harían su labor.

Frente a la calle en la acera del frente, se sentó un indigente, revisaba su maloliente costal con un gesto de perdida realidad y despreocupación; hasta entonces repare en que no había yo puesto atención en nada mas que las entes deformes o amorfas que seguían a cada persona que veía. Y había dejado de lado a quienes no traían a nada tras de si, extrañado lo empecé a observar ignorando a toda criatura que al cruzar trataban de llamar mi atención, de alguna u otra forma.

Empezó a sacar algunos mendrugos de comida y empecé a sentir cierto alivio al pensar en que no todos ni todo, traían el mal consigo ni estaba perdido, pero cuando mas bien empezó a hacerme sentir esta aislada imagen del hombre sin preocupación, note que detrás de el se habían detenido unos enormes pies…no…deformes pezuñas, definitivamente desproporcionada su musculatura con su altura…no había proporción…en nada lo hay que aparece en esta mirilla, levante la mirada para provocarme la mezcla mas grande. Del odio al temor mas profundo combinado con la mas infinita desesperación al ver que el hombre volteo directo hacia mi, con ojos que reflejaban la tranquilidad mas grande pero ignorando lo que sucedía, se acababa de dar cuenta de que yo lo observaba, quiso sonreír pero entonces fue tomado por la parte posterior de sus cuello y levantado en vilo, su expresión cambió, me miro rogando y gritando sin decir nada, solo aullando con la mirada pidiendo ayuda, el enorme demonio lo llevo a la altura de su babeante y horripilante hocico, y sin dejar de mirar mi expresión de desesperación por no poder hacer nada, introdujo su enorme mano al tamaño del vientre del hombre para con sus afiladas uñas extraerle los intestinos…no quise ver…hincado y llorando voltee a ver hacia donde Don Poncho se encontraba, no lo vi, me levante y avance desesperado hacia la ventana de la puerta, y lo vi sacando de su bolsillo su cajetilla de cigarrillos y sacar uno para encenderlo.

Fue un rápido ir y venir de emociones, entre la realidad? Y…los demonios. Pensé que uno los crea uno los destruye quise averiguar mas, para saber que hacer. Voltee hacia la mirilla, lleno de coraje y odio, acerque la cara hacia ella y vi con horror que yacían los restos del hombre en la calle y la gente desesperada al derredor de el, claramente se veía que sus restos estaban grotescamente colocados coincidiendo con los de un camión que había pasado por ahí, impactándolo contra el muro y un registro de concreto sobresaliente de la pared y dando como resultado lo que le hizo el demonio que le había tocado. Puse mis manos en la cara y lentamente me senté de espalda y bajo la mirilla, sollozando en silencio, respirando agitadamente y temblando por….ya no se que sentimiento.

De pronto pensé, y los demonios? No los había visto cuando los restos del hombre, me levante inmediatamente y vi que seguían cada uno con su cada cual, pero serios muy serios, algunos con cierto dejo de nerviosismo, que había pasado?...no solo aquí en la realidad, sino, con ellos también, quien vino fue su superior o fue solo un aviso? Para ellos y nosotros?

Respire profundo y voltee hacia don poncho ya me miraba medio desesperado por saber q sucedía, voltee a mi rededor como para buscar con que abrir la puerta y moví con los pies las ropas q había y la basura, fue cuando repare q lo que estaba confundido entre todo eso eran esqueletos humanos, que pasaba???

Ya no busque respuestas… encontré la herramienta con la q entre y moví los enormes pasadores…se abrieron y …voltee hacia la ventana pensando en, que hacer yo, ahora? Pensé en mi hija tan bella e inocente y quisiera averiguar q le persigue, pero y si eso provoca algo como a aquel hombre, pensé en Don Poncho, decirle pase por el frente, pero y si me doy cuenta de lo que el realmente es?...Salí, no dije nada, Don Poncho tampoco, ni lo vi a la cara, solo le dije cierre bien y no entre, me deje caer en el suelo de rodillas y llore en silencio, con la cara entre las manos, sin pensar en nada, ya…no podía.

Desperté en mi oficina, y don poncho fumaba preocupado…empezó lo peor, mi cerebro empezó a armar ideas…descabelladas, y a crear un panorama desolador, era aterrador pensar en lo que viví, en lo que vi, había gente que se merecía conocer esto, pero los hay muchos que no…tenía que haber una razón para todo esto…Don Poncho se dirigió a mi en voz baja, jalo de su cigarro profundamente y …--Arqui, échese un pegue. –Acercándome una botella de vino. –Si sabe todo lo que paso? –Dijo, como si hubiese algo aun mas, impactante que lo que yo experimenté.

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