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El Bovino


Enviado por   •  10 de Mayo de 2015  •  3.749 Palabras (15 Páginas)  •  112 Visitas

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n este artículo se analiza la evolución en el tiempo de los paradigmas de conservación forestal, recurriendo principalmente a ejemplos de la historia europea y americana. También se examinan y comparan los paradigmas hoy dominantes.

Christopher Elliott es el Asesor Forestal superior del Fondo Mundial para la Naturaleza en Gland, Suiza. Trabaja actualmente en una tesis de doctorado sobre política forestal en el Instituto Federal Suiza de Tecnología, Zurich.

A mediados de los años noventa, en algunas regiones del mundo todavía se explotan los bosques sin control, pose a que casi todos los países tienen políticas forestales cuyo objetivo explícito es conservar los bosques. Aunque los responsables políticos convienen en que hay que detener la explotación incontrolada, no todos entienden lo mismo por conservación y ordenación. La interpretación del término y la implantación de políticas de conservación forestal han dado lugar a numerosas controversias.

Los bosques han tenido siempre una función compleja en las economías nacionales y locales, porque suministran bienes y servicios muy variados, y algunos usos entran inevitablemente en conflicto con otros. Algunos historiadores incluso han visto en estos conflictos sobre el uso de los bosques el origen del concepto de conservación. Glacken (1965) observa:

«La práctica de la transhumancia llevó con frecuencia a la tala de bosques para aumentar los pastizales de montaña a expensas de los árboles... Otra explicación del crecimiento de la idea de conservación debe buscarse en los conflictos de interés respecto al uso [de los bosques]... Los escritores [occidentales] de los siglos XVII a XIX concebían la naturaleza como un usufructo: el hombre, como el ser más excelso de la creación, tenía responsabilidades y también privilegios para su uso.»

Esta visión del papel del hombre como administrador de la naturaleza tiene estrecha relación con las definiciones de conservación que dan los diccionarios modernos, por ejemplo «La planificación y gestión de los recursos para asegurar su uso general y la continuidad de los suministros al mismo tiempo que se mantienen y aun se elevan su calidad, su valor y su diversidad» (Allanby, 1993). Conviene notar que esta definición no coincide con la de «preservación» (que normalmente se refiere a la protección de un lugar particular contra actividades humanas como la extracción de madera o la minería), a pesar que los términos se usen muchas veces indiferentemente en los medios de información de masas. En este artículo, se considera la preservación como una de las varias formas de conservación.

Ha habido siempre dos concepciones distintas de la conservación. Una, que se puede llamar elitista, tiene sus orígenes en los grandes cotos de caza imperiales de Asiria y China. Otra, que puede calificarse de populista, se originó en las múltiples reglamentaciones que las comunidades locales han elaborado a través de los tiempos para administrar los bosques como recursos comunales. A continuación se consideran algunas de las formas que la conservación de los bosques ha adoptado en distintas épocas.

HISTORIA DE LA CONSERVACION DE LOS BOSQUES

La utilización de los bosques a nivel nacional atraviesa generalmente tres fases: explotación no regulada o en todo caso incontrolada, custodia protectora y conservación o administración. La fase de custodia supone una intervención profesional en la ordenación del bosque, la reducción o detención de la deforestación y la iniciación de la recuperación forestal tras los excesos de la explotación. La fase de conservación (o administración) se alcanza una vez que son efectivos los beneficios de la fase de custodia, y cuando los recursos forestales pueden administrarse de manera sostenible. Como todos los modelos, éste simplifica en exceso, pero ofrece una referencia útil.

Paradigmas antiguos de conservación de los bosques (antes del ano 1200)

Desde la invención de la escritura, hay constancia de las relaciones complejas y a menudo conflictivas de la humanidad con los bosques. La más antigua obra literaria conocida, la epopeya de Gilgamés, describe las aventuras de un rey sumerio de la ciudad de Uruk que vivió en torno al 2700 a.C. Se le menciona como constructor de las murallas de Uruk, que hizo una expedición a los bosques fuera de las murallas hasta la montaña de los Cedros para matar al guardián de los bosques, Huwawa. La epopeya se ha interpretado como el relato de una búsqueda de madera, que era un producto de gran valor para los sumerios porque ya en esa época la extensión de la agricultura en Mesopotamia había provocado el agotamiento de los bosques, o bien como un relato de la destrucción de los bosques de cedros del Líbano. Desde un punto de vista psicológico, se ha visto aquí la descripción de un intento humano de dominar la naturaleza.

Los primeros datos claros sobre medidas de conservación forestal se encuentran en Asiria en 700 a.C., cuando se delimitaron por decreto cotos de caza para las cacerías reales (Dixon y Sherman, 1991). Los bosques de China no se utilizaban sólo para la caza: hacia 300 a.C. el filósofo chino Mencio se preocupaba por la deforestación de la montaña del Toro debido a la extracción de madera, el pastoreo excesivo y sus consecuencias sobre las corrientes fluviales (Waley, 1939).

El filósofo griego Platón, en uno de sus escritos del siglo IV a.C., observaba que tras ser descuajados los árboles de Atica, «la tierra se ha deslizado constantemente montaña abajo, y lo que queda es como el esqueleto de un cuerpo arruinado por la enfermedad» (citado por Thirgood, 1981).

Cosmología medieval y conservación forestal (aproximadamente 1200 a 1500)

En la Europa medieval, fue en aumento la tala de bosques en beneficio de la agricultura y para extraer leña para la siderurgia. Pero al mismo tiempo, en Europa y en otras partes del mundo había tradiciones arraigadas de administración forestal y de reservas para la protección de los bosques:

«Los bosques comunales... pertenecían a un terrateniente, generalmente el señor feudal; pero los lugareños, que ocupaban tierras particulares, tenían derecho a utilizarlo. Por lo general, los pastos pertenecían al pueblo y la tierra (con derecho a los minerales) era del señor. Los árboles podían pertenecer a uno u otro dueño: a menudo la madera de construcción era del señor feudal, y la leña... era aprovechada por los habitantes del lugar (no necesariamente las mismas personas que disponían de los pastos). En la Edad Media, estos derechos databan ya de

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