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Esculpir el Tiempo de Andrey Tarkovski


Enviado por   •  19 de Octubre de 2012  •  Ensayos  •  1.602 Palabras (7 Páginas)  •  338 Visitas

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Universidad de Los Andes

Facultad de Arte

Escuela de Artes Escénicas

Cátedra: Actuación para Cine y Televisión.

“El Comienzo. Capítulo I

Esculpir el Tiempo de Andrey Tarkovski”

(ensayo)

Hecho por

Elizabeth Santander

C. I. V- 14 873 313

Cuarto Año

Profesora: Irina Dendiuck

Mérida, mayo de 2011

Inicia Tarkovski este capítulo con una reflexión en torno a ese cuestionamiento al que llegó, luego de haber rodado lo que fue su primer largometraje: La Infancia de Iván, basado en el cuento de Bogomólov. Destaca aquí, lo expuesto por otros textos referentes al hecho cinematográfico, donde se exalta la necesidad de separar el cine de la literatura. Cualquier obra literaria no puede ser llevada a la pantalla, cada rama del arte tiene sus propios códigos de expresión.

No obstante, existen historias claramente estructuradas, con temas originales y a las que parece no importarle el sentido estético con el que son contadas, este es el caso de la historia escrita por Bogomólov. Texto que es empleado como fuente para el largometraje de Tarkovski. El director y guionista, confiesa el hecho de haberse dejado atrapar por esa narración que habla de la cotidianidad de la vida militar. Lejos de describirnos las hazañas heroicas de los protagonistas, se centra la historia en ese intervalo existente entre dos de ellas; aunado a un final en el que el protagonista muere y ello conlleva a que no exista un más allá del final propuesto.

Dice el autor de Esculpir el Tiempo, que estos planteamientos generaron en él, el interés ante la posibilidad de recrear la situación descrita, demostrando así la verdadera atmósfera que enmarca a la guerra. Además de ello, exalta el dejarse cautivar por la personalidad del jovencito, a quien la guerra había arrebatado la esencia de la niñez, y había marcado un nuevo carácter, tal vez adquirido. Personalidad que se refleja de manera fiel en la interpretación hecha por el actor que diera vida a este personaje, en el que una actitud recia y la fuerza que proyecta a través de su mirada captura de manera inmediata la atención del espectador. No se trata de una progresión gradual en el desarrollo del personaje, sino de un estado de tensión perenne que el intérprete mantiene hasta su última aparición.

A tal efecto, dice (Andrey Tarkovski 1993 pág.20) “En un estado de tensión constante y sin desarrollo las pasiones alcanzan su máximo nivel y se manifiestan de una manera más vivida y convincente que en un proceso de cambio gradual”.

Comenta el autor que por ello seguramente le atraen tanto los personajes de Dostoievski, pues estos se caracterizan por mostrarse estáticos exteriormente pero con una inmensa carga interna de energía. Desde mi punto de vista, ello aplica en gran medida a la interpretación requerida para el cine, donde un movimiento marcado y amplio del cuerpo o rostro, podría ser tildado de expresionista o en el peor de los casos de sobre actuado, pues la pantalla tiende a amplificar cada gesto, y es aquí donde se hace necesario fortalecer la sensación o el sentimiento desde el interior.

Ahora bien, volviendo a la experiencia de Tarkovski con La Infancia de Iván, el autor narra que solo hasta esa visión de uno de los personajes principales, hallaba la conexión. La textura emocional que presentaba el cuento, le era extraña, éste era contado como si se tratase de un informe y haberlo mostrado así en la gran pantalla iría en contra del sentido estético que el perseguía, al menos con su primer trabajo.

Ello impulso a que el cuento fuese tomado sólo como punto de partida, y a que Tarkovski como guionista y director recreará un nuevo argumento. Esto es posible cuando el director y el guionista son la misma persona; hecho que no debería suceder cuando llega a las manos del director un texto propuesto por otro. Allí la tarea se limita a tratar de reproducir el material que le ha sido entregado por escrito.

Luego, el autor señala las relaciones poéticas que es posible encontrar en el cine. A diferencia del teatro tradicional que une las escenas una tras otra, siguiendo un orden; en el cine se puede dejar al descubierto la lógica del pensamiento, ello permite mayor participación por parte del espectador y la posibilidad de que este vaya descubriendo junto a los personajes cada giro que presente la historia.

Esta propuesta de historias no lineales, se refleja en La Infancia de Iván, donde se mezclan los acontecimientos acaecidos en el campamento o las otras vivencias de tipo militar, con las alucinaciones y sueños del jovencito de manera alterna.

(Tarkovski 1993, pág. 23) “El método por el que el artista obliga al público a crear un todo a partir de las distintas partes, y a pensar más allá de lo que ha sido expresado, es lo único que lo pone en pie de igualdad con el artista en la manera en que ambos perciben la película”. Es por ello, que el film puede resultar tedioso ante los ojos de un espectador de nuestro tiempo, acostumbrado a recibir la información de manera lineal y a avanzado ritmo, tal y como la suele presentar el cine comercial.

Por otra parte, el autor señala que cuando habla de poesía, no se refiere a esta como género artístico, sino a la forma de relacionarse con la realidad. En ese sentido, se remite a grandes del arte como: Charles Chaplin, Manddelstam, Pasternak y otros; quienes con un gran poder emotivo lograron trascender en la historia a través de su creación. “Un artista(…) es capaz de ir más allá de los límites de la lógica lineal y transmitir la profunda complejidad y verdad de las relaciones impalpables y los fenómenos ocultos de la vida” (Tarkovski: 1993: pág.24). Visto de esta forma, el arte en cualquiera de sus manifestaciones no puede ser un reflejo exacto de la vida, dado que de ser así, sólo estaríamos ante una imagen simplista y carente de profundidad.

Seguidamente, vuelve Tarkovski a hablar de esa separación que debería existir entre el cine y la literatura, pues no se trata de lo mismo, y es aquí cuando menciona esa necesidad que el cine ha tenido también de otros medios de expresión como la pintura y el teatro. A raíz de ello, el autor opina que este nexo con las demás ramas del arte termina por convertirse en un obstáculo que ha llevado al cine a carecer de su propio carácter específico.

Un alto número de clichés propios del teatro han pasado a formar parte del cine. Uno de ellos, la lógica del teatro tradicional llevada a la narrativa del cine, pero para comprender mejor este aspecto Tarkovski revisa el concepto de puesta en escena, definida como: “Un bosquejo que contiene la disposición de los actores entre sí y con su ambiente” (Tarkovski: 1993 pág. 27). Otros autores como Michael Rabiger centran su atención en lo asociado a la imagen (dirección y ubicación de la cámara, dirección de objetos y composición), pero Tarkovski destaca que más que ilustrar se trata de capturar la personalidad de los personajes y su estado psicológico, quizás por ello la profundidad mostrada por sus actores en sus films es notoria. No se trata de un hecho simple y falso, sino de un intérprete que desgarra las vísceras del personaje. Por ello es que, ninguna puesta en escena debe ser repetida, o estaríamos hablando de un cliché.

“La verdadera imagen artística está basada siempre en una relación orgánica entre la idea y la forma” (Tarkovski: 1993 pág. 29). Consiste entonces en buscar un equilibrio entre esa energía interior del actor, y aquello que se muestra a través del artificio que forme parte del ambiente en el que se desarrolle la escena. Ambos aspectos son importantes, puesto que si la magia del set logra que el actor se ubique en un estado cargado de emotividad, este efecto se proyectará en el público.

En La Infancia de Iván, los recuerdos también adquieren un gran valor que favorecen la identificación del espectador con los personajes. Para Tarkovski, los recuerdos en general son preciosos y conllevan a que se mantenga una atmósfera emotiva particular. Dice el autor que fue posible llegar a todos estos aportes que expone en este primer capítulo, sólo después de haber realizado su primer largometraje, considerado como una prueba final que certificaría si realmente tendría madera de cineasta o no. En mi opinión, al igual que todos los oficios del arte, solo la experiencia puede llevar al verdadero aprendizaje. No obstante, vale acotar, con esta afirmación no pretendo restarle importancia a las bases teóricas, puesto que estas siempre serán un complemento necesario para enriquecer esa experiencia acumulada.

Por otro lado, tuvo Tarkovski, quien se opusiera a esta manera de plantear la trama, e incluso quienes llegasen a afirmar que las escenas alusivas a los sueños, como aquella del caballo y las frutas al final de La Infancia de Iván, eran solo una trasportación de las artes visuales al lenguaje cinematográfico, pero a ello el guionista y director mantuvo que todo fue introducido a través de la vida misma, y no por medio de las artes visuales como se pretendía hacer creer.

Culmina el autor este capítulo con el reconocimiento a los aportes hechos por cada uno de los integrantes del equipo que formaron parte de la película, y para nuestro interés destaca la originalidad de algunos de los actores y esa facultad de asumir los sentimientos de los personajes, como aquellos que corren por las venas de nosotros en la actualidad.

Referencias Bibliográficas

• Tarkovski, A. (1993). Esculpir el Tiempo. México: Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Universidad Nacional Autónoma de México.

• Rabiger, M. (1993). Dirección de Cine y Video. Técnica y Estética. Madrid: Instituto Oficial de Radio Televisión Española.

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