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Gabriela Mistral


Enviado por   •  12 de Octubre de 2012  •  3.267 Palabras (14 Páginas)  •  515 Visitas

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Vida y obras de Gabriela Mistral.

Gabriela Mistral su verdadero nombre es Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, nació el 7 de abril de 1889 en el pueblo de Vicuña en Chile pero su "amado pueblo", como ella misma decía, era Montegrande, donde vivió de los tres a los nueve años, y donde pidió que le dieran sepultura. Su padre fue Juan Jerónimo Godoy Villanueva, profesor, y su madre Petronila Alcayaga Rojas, que era de ascendencia Vasca, tuvo una hermana llamada Emelina Molina Alcayaga, solo por parte de madre era 11 años mayor que Gabriela y fue una gran guía para ella al ser su primera maestra. Su padre la abandono cuando ella tenía tres años. Sin embargo, ella lo quiso y siempre lo defendió recogió de él la vocación literaria y sus admirados ojos verdes. Cuenta que "revolviendo papeles", encontró unos versos suyos, "muy bonitos". "Esos versos de mi padre, los primeros que leí, despertaron mi pasión poética”, escribió Gabriela.

Su vida en la infancia fue muy humilde estudio en su casa al comienzo y después fue a la escuela de la Unión y termino la enseñanza básica en Vicuña mientras trabajaba para la directora. La directora de dijo que tenía retraso mental y la humillo mucho. Por eso sus estudios fueron autodidacta, guiada por su interés hacia la lectura y hacia la educación.

En 1904 comenzó a escribir en el diario El Coquimbo en la ciudad de Serena y sus primeros seudónimos fueron "Alguien", "Soledad" y "Alma" y sus primeros poemas publicados, fueron Ensoñaciones, Carta Íntima y Junto al Mar. Por como escribía ella era solitaria y romántica.

En su adolescencia aun era humilde y tubo que mantenerse económicamente trabajando en diferentes lugares, ella escribía versos y ayudaba a todos los profesores que podía y a la corta edad de 15 años empezó a trabajar en un liceo de la Compañía, cerca de Vicuña.

Ella era una gran maestra por su entusiasmo, su fantasía y tenía mucha facilidad de comunicación con sus alumnos y por eso todos decían que ella poseía un don pedagógico.

Cuando tenía 15 años se enamoro de un hombre llamado Alfredo Videla Pineda con él se escribió por un año y medio. Después en 1906 cuando era maestra en la escuela de La Cantera, se enamoro de Romeo Ureta, que trabajaba en el Ferrocarril el saco un dinero de su trabajo para un amigo y no lo pudo devolver por eso en 1909 se suicido, con esto ella quedo muy triste y se dicen que por el suicidio de Romeo ella escribió sus más grandes poemas Incluso Sonetos de la muerte.

Más tarde vendrán otros amores, como el vivido con el poeta romántico Manuel Magallanes Moure, que se encontraba entre el jurado que la premió en los Juegos Florales de Santiago en 1914, y a quien dirige una encendida correspondencia amorosa en la que expresa su soledad y su dolor. A partir del reconocimiento obtenido en este certamen comienza en la vida de Gabriela una etapa fecunda y creativa: publica algunos poemas en la revista Sucesos y entra en contacto con el poeta Rubén Darío, quien publica en la revista Elegancias de París su poema «El ángel guardián» y el cuento «La defensa de la belleza».

Los sonetos de la muerte

Del nicho helado en que los hombres te pusieron,

te bajaré a la tierra humilde y soleada.

Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,

y que hemos de soñar sobre la misma almohada.

Te acostaré en la tierra soleada con una

dulcedumbre de madre para el hijo dormido,

y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna

al recibir tu cuerpo de niño dolorido.

Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,

y en la azulada y leve polvareda de luna,

los despojos livianos irán quedando presos.

Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,

¡porque a ese hondo recóndito la mano de ninguna

bajará a disputarme tu puñado de huesos!

Este largo cansancio se hará mayor un día,

y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir

arrastrando su masa por la rosada vía,

por donde van los hombres, contentos de vivir...

Sentirás que a tu lado cavan briosamente,

que otra dormida llega a la quieta ciudad.

Esperaré que me hayan cubierto totalmente...

¡y después hablaremos por una eternidad!

Sólo entonces sabrás el por qué no madura,

para las hondas huesas tu carne todavía,

tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.

Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;

sabrás que en nuestra alianza signo de astros había

y, roto el pacto enorme, tenías que morir...

Malas manos tomaron tu vida desde el día

en que, a una señal de astros, dejara su plantel

nevado de azucenas. En gozo florecía.

Malas manos entraron trágicamente en él...

Y yo dije al Señor: ?«Por las sendas mortales

le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!

¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales

o le hundes en el largo sueño que sabes dar!

»¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!

Su barca empuja un negro viento de tempestad.

Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor».

Se detuvo la barca rosa de su vivir...

¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?

¡Tú

...

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