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Gabriela Mistral


Enviado por   •  6 de Julio de 2013  •  2.739 Palabras (11 Páginas)  •  261 Visitas

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Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, conocida por su seudónimo Gabriela Mistral (Vicuña, 7 de abril de 1889 – Nueva York, 10 de enero de 1957), fue una destacada poeta, diplomática, feminista1 y pedagoga chilena. Una de las principales figuras de la literatura chilena y continental, fue la primera americana no estadounidense en ganar el Premio Nobel de Literatura,2 que recibió en 1945.

Hija de Juan Jerónimo Godoy Villanueva, profesor, y de Petronila Alcayaga Rojas, de ascendencia vasca.3 Gabriela Mistral nació en Vicuña, ciudad en la que hoy existe un museo4 dedicado a ella en la calle donde nació y que hoy lleva su nombre. A los diez días sus padres se la llevaron a La Unión (Pisco Elqui), pero su "amado pueblo", como ella misma decía, era Montegrande, donde vivió de los tres a los nueve años, y donde pidió que le dieran sepultura.

Sus abuelos paternos, oriundos de la actual Región de Antofagasta, fueron Gregorio Godoy e Isabel Villanueva; y los maternos, Francisco Alcayaga Barraza y Lucía Rojas Miranda, descendientes de familias propietarias de tierras del Valle de Elqui. Gabriela Mistral tuvo una media hermana, que fue su primera maestra, Emelina Molina Alcayaga, y cuyo padre fue Rosendo Molina Rojas.

Aunque su padre abandonó el hogar cuando ella tenía aproximadamente tres años, Gabriela Mistral lo quiso y siempre lo defendió. Cuenta que «revolviendo papeles», encontró unos versos suyos, «muy bonitos». «Esos versos de mi padre, los primeros que leí, despertaron mi pasión poética», escribió.5

A los 15 años se enamoró platónicamente de Alfredo Videla Pineda, hombre rico y hermoso, más de 20 años mayor que ella, con el que se carteó durante casi año y medio. Después conoció a Romelio Ureta, un funcionario de ferrocarriles. Este sacó un dinero de la caja del ferrocarril donde trabajaba con el fin de ayudar a un amigo; como no lo pudo devolver, Ureta se suicidó. Más tarde -a raíz de su triunfo en los Juegos Florales con Sonetos de la muerte, versos que relacionaron con el suicida- nació el mito, que tuvo amplia difusión, del gran amor entre ambos.

En 1904 comienza a trabajar como profesora ayudante en la Escuela de la Compañía Baja en La Serena y empieza a mandar colaboraciones al diario serenense El Coquimbo. Al año siguiente continúa escribiendo en él y en La Voz de Elqui, de Vicuña.

Desde 1908 es maestra en la localidad de La Cantera y después en Los Cerrillos, camino a Ovalle. No estudió para maestra, ya que no tenía dinero para ello, pero posteriormente, en 1910, convalidó sus conocimientos ante la Escuela Normal N° 1 de Santiago y obtuvo el título oficial de Profesora de Estado, con lo que pudo ejercer la docencia en el nivel secundario. Este hecho le costó la rivalidad de sus colegas, ya que este título lo recibe mediante convalidación de sus conocimientos y experiencia, sin haber concurrido al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Posteriormente su valía profesional quedó demostrada al ser contratada por el gobierno de México para asentar las bases de su nuevo sistema educacional, modelo que actualmente se mantiene vigente casi en su esencia, pues solo se le han hecho reformas para actualizarlo.

Inicios literarios

Decreto del Ministerio de Educación que designa a Lucila Godoy directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas en 1918.

El 12 de diciembre de 1914 obtiene el primer premio en el concurso de literatura de los Juegos Florales organizados por la FECh en Santiago, por sus Sonetos de la Muerte.

Desde entonces utilizó el seudónimo literario Gabriela Mistral en casi todos sus escritos, en homenaje a dos de sus poetas favoritos, el italiano Gabriele D'Annunzio y el francés Frédéric Mistral. En 1917 Julio Molina Núñez y Juan Agustín Araya publican una de las más importantes antologías poéticas de Chile, Selva Lírica, donde Lucila Godoy aparece ya como una de las grandes poetas chilenas. Esta publicación es una de las últimas en que utiliza su nombre verdadero.

Desempeñó el cargo de inspectora en el Liceo de Señoritas de La Serena. Además, como destacada educadora, visitó México, Estados Unidos y Europa estudiando las escuelas y métodos educativos de estos países. Fue profesora invitada en las universidades de Barnard, Middlebury y Puerto Rico.

El hecho de haber vivido desde Antofagasta, en el extremo norte, hasta el puerto de Punta Arenas, en el extremo sur, donde dirigió su primer liceo y estimuló la vida de la ciudad, la marca para siempre. Su apego a Punta Arenas también se debió a su relación con Laura Rodig, que vivía en aquella ciudad. Pero la escritora de Elqui no soportaba bien el clima polar. Por eso, pidió un traslado, y en 1920 se mudó a Temuco, desde donde partió en ruta a Santiago al año siguiente. Durante su estancia en la Araucanía conoció a un joven llamado Neftalí Reyes, quien posteriormente sería conocido mundialmente como Pablo Neruda.

Gabriela Mistral aspiraba a un nuevo desafío después de haber dirigido dos liceos de pésima calidad. Opositó y ganó el puesto prestigioso de directora del Liceo Nº6 de Santiago, pero los profesores no la recibieron bien, reprochándole su falta de estudios profesionales.

Desolación, considerada su primera obra maestra, aparece en Nueva York en 1922 publicada por el Instituto de Las Españas, a iniciativa de su director Federico de Onís. La mayoría de los poemas que forman este libro los había escrito diez años atrás mientras residía en la localidad de Coquimbito.

Gabriela Mistral en 1925.

El 23 de junio de ese año Gabriela Mistral, en compañía de Laura Rodig, zarpa hacia México en el vapor Orcoma invitada por el entonces ministro de Educación José Vasconcelos. Allí permaneció casi dos años, trabajando con los intelectuales más destacados del mundo hispanoparlante en aquel entonces.

En 1923 se inaugura su estatua en México, se publica allí su libro Lectura para mujeres, aparece en Chile la segunda edición de Desolación con una tirada de 20.000 ejemplares y aparece en España la antología Las mejores poesías, con prólogo de Manuel de Montoliú.

Tras una gira por Estados Unidos y Europa, volvió a Chile, donde la situación política era tan tensa que se vio obligada a partir de nuevo, esta vez para servir en Europa como secretaria de una de las secciones de la Liga de Naciones en 1926; el mismo año ocupa la secretaría del Instituto de Cooperación Internacional, de la Sociedad de las Naciones, en Ginebra.

En 1924 publica en Madrid Ternura,

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