JOSÉ GUADALUPE POSADA
tatetitotu9 de Diciembre de 2012
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JOSÉ GUADALUPE POSADA
Laboriosas investigaciones realizadas por Topete del Valle nos hace saber que José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852, en la Ciudad de Aguascalientes.
En la familia de Posada había un artesano, su tío, el alfarero Manuel Posada, en cuyo taller parece que el niño ayudaba en labores de decoración, siempre que no tenía que asistir a la escuela, dirigida por su hermano mayor, Cirilo. Aseguran fue cuando empezó a familiarizarse con las formas plásticas. La dignidad del dibujo indígena, cuyo vinculo más común de expresión después de la Conquista fue precisamente la cerámica, ejerció sin duda un efecto muy estimulante en él cuando era niño, manifestando su vocación muy tempranamente.
Sus biógrafos lo encuentran dibujando mientras cuidaba de los alumnos más pequeños de su hermano Cirilo. Francisco Antúnez dicen en sus Primicias litrográficas que el futuro artista ayudaba a su hermano en las tareas docentes; por otra parte Rodrigo A. Espinosa relata que la tarea del pequeño consistía en entretener a los pequeños “copiando estampas religiosas o bien las pinturas que llevaba al dorso de las cartas de la baraja”.
Posada tenía 12 años de edad y en aquel corto lapso de su vida habían ocurrido en nuestro país muchas cosas. Por entonces, en 1864, las tropas francesas de ocupación y los conservadores preparaban la recepción de Maximiliano en la capital, mientras el Gobierno de Juárez se retiraba hacia San Luis Potosí, iniciando una dolorosa peregrinación que sólo habría de terminar tres años más tarde, cuando, fusilado Maximiliano y evacuadas del territorio nacional las tropas extranjeras, fue restaurada la República.
Es hasta entonces cuando los biógrafos vuelven a encontrar al joven Posada. Entretanto, su pasión por el dibujo había acrecentado. Había asistido, aunque parece que por poco tiempo, a una academia de dibujo que dirigía Antonio Varela. Un condiscípulo de Posada, apellidado Espinosa, diría más tarde que en aquel corto lapso el joven artista había demostrado grandes capacidades. De cualquier modo, tanto las enseñanzas recibidas como, sobre todo, la vocación, lo llevaron a dedicarse muy tempranamente a la actividad a que consagraría toda su vida. Topete del Valle encontró entre otros documentos, un padrón general de vecinos del Cuartel Noveno de la Ciudad de Aguascalientes, levantado en el año de 1867 y autorizado por el juez de paz del barrio, don Pablo Guadalajara, vecino y consuegro del padre de Posada, en el que se registra a éste con la edad de 15 años y su oficio como el de pintor.
En 1868, a los dieciséis años de edad, ingresa al taller del maestro José Trinidad Pedroza, taller que fue sin duda la mejor escuela que pudo encontrar, pues en él tuvo que enfrentarse cada día, cada hora, con la impostergable necesidad de llevar a la piedra litográfica o a las planchas de metal o de madera, las ideas que se le entregaban para que les insuflara la vida de formas.
Como todos los grandes artistas, Posada aprendió haciendo y rehaciendo en el diario trabajo. No olvidemos que grandes escuelas han sido los talleres de los maestros que ya antes del Renacimiento enseñaban a través de la ejecución de la tarea directa el milagro plástico de las formas y los colores.
El taller del maestro Pedroza era en aquellas fechas uno de los mejores de la República, esto lo comprueba nuestro aserto numeroso de ejemplares salidos de sus prensas, en los que podemos contemplar la rica variedad de caracteres propios de aquella época romántica de la tipografía mexicana, dispuestos y estampados con el gusto y el excelente oficio que distinguió a muchas de nuestras imprentas de aquel entonces. La buena formación profesional de los tipógrafos, grabadores y dibujantes de la provincia era fruto de diversos factores, uno de ellos, lo difícil y tardío de las comunicaciones entre las diversas regiones del país y su centro político; otro, la experiencia lograda durante la sangrienta guerra de Reforma y contra la intervención francesa, cuando cada entidad, por la fuerza de las circunstancias, había tenido que valerse a sí misma en la obra común de defenderse a la Patria. Esto explica los numerosos talleres de imprenta y litografía y correlativamente el de publicaciones periódicas en diversas entidades de la República, así como también la fundación de instituciones como la Academia de Dibujo, Escultura y Arquitectura creada en Aguascalientes el año de 1836 por don Francisco Semería, centro educativo que desapareció tiempo después, pero que restableció en 1849 don Jesús Terán, prócer del Partido Liberal, quien represento a México en Francia durante la lucha contra el imperio.
En esta Academia estudió Pedroza, quien ingresó muy joven al establecimiento industrial de su tío, don José María Chávez, mártir de la lucha contra la intervención francesa, que murió fusilado por las tropas de ocupación siendo gobernador de Aguascalientes, Chávez, hombre progresista, organizó un gran establecimiento industrial denominado “El Esfuerzo”, que contaba con talleres de grabado, litografía, imprenta, fotografía, encuadernación, fundición y aun herrería y carrocería, esencial entonces, dado el sistema de comunicaciones por medio de diligencias.
El taller de Pedroza, como lo había sido “El Esfuerzo”, fue mucho más que un mero centro de trabajo. Sabido es que distinguidos impresores, como don Ignacio Cumplido y don Vicente García Torres, fueron a la vez contribuyentes destacados en la promoción de importantes corrientes políticas. Aquel taller, pues, era un centro de reunión donde se discutían los problemas políticos y culturales de la entidad y de la República, y Pedroza, ligado por la sangre al movimiento reformista, no podía ser ajeno a las grandes inquietudes de su tiempo.
En este ambiente reformista el joven Posada realiza sus primeras litografías. Las que aún se conservan demuestran que José Guadalupe comenzaba donde otros terminaban. Puede verse en ellas su dominio del dibujo, muy al gusto de la época y en el que se advierte esa “honradez del arte” que reclamaba Ingres.
AÑO 1871
Este año fue un año decisivo para Posada, su maestro y jefe era uno de los principales amadores del grupo oposicionista que luchaba en contra del cacique, el coronel Jesús Gómez Portugal, por la renovación de poderes locales. En la Tipografía de Ortega (número 17 de la calle de Tacuba) y bajo la responsabilidad de don Apolonio García, se imprimieron 10 de los 11 números del periódico político “El Jicote”, pues el número tres se realizo en el taller de Pedroza. Las caricaturas litografiadas eran obra de Posada, y el coronel Portugal era el blanco preferido del ácido lápiz litográfico del artista. La campaña culmino el 20 de agosto de aquel año con la derrota y desbandada de la oposición.
Concluida la contienda, Pedroza se desterró voluntariamente, yéndose a León Guanajuato. Lo acompañó Posada, que había perdido a su padre el 16 de septiembre de ese mismo año. En un ambiente nuevo inician sus actividades con una circular dirigida al comercio y a los profesionistas, fechada el 15 de mayo de 1872, en la que anuncian la instalación de un taller de imprenta y litografía en la casa número 14 de la calle del Indio, hoy Gante. Un año más tarde, Pedroza decide regresar a Aguascalientes. Al frente del taller de imprenta queda Posada quien el 20 de septiembre de 1875 se casa con la señorita María de Jesús Vela. Pedroza y Posada deshacen su sociedad en 1876, quedándose el segundo con la propiedad del taller instalado en León. El equipo era modesto y consistía en una prensa de mano fabricada por la casa R. Hoe&Co, de Nueva York, y llevada a Aguascalientes por el tío Pedroza, don José María Chávez, por el año de 1855; había además dos rodillos entintadores y media docena de piedras litográficas. Las impresiones que se conocen no son de 31 por 43 centímetros, quizás el tamaño máximo que podía admitir la prensa.
Era León hacia los setentas del siglo pasado una ciudad industrial incipiente dedicada a producir calzado, artículos de peletería y otros muchos bienes. Contaba también con seis o siete fábricas de cigarros torcidos a mano que necesitaban presentar de manera atractiva su producción. Posada realizó en Aguascalientes para la cigarrera “La Regeneradora”, propiedad de don Antonio Morfín, varias litografías para cajetillas, inspirándose en las impresas por la Litografía de Loreto en Guanajuato.
Por 1675 Posada litografío varias piedras para cajas de cerillos, con reproducciones de monumentos, edificios y paseos públicos de León. De ellas ha dicho el maestro Francisco Díaz de León que “son deliciosas viñetas en las que abundan los arabescos y ornamentaciones vegetales”.
La estancia de Posada en León cuenta con escasos informes, después de su separación de Pedroza, parece que trabajó tanto en los encargos que le hacían las imprentas como en los que le ordenaban directamente otros clientes. Se ha hallado un tomo “La mortal practica” de Th. H. Borreau, con ilustraciones de Posada. El examen de los documento que posee la Escuela Nacional Preparatoria de León, que guarda los archivos de la antigua Escuela de Instrucción Secundaria en cuyo profesorado figuró Posada nos dice que la clase de litografía se creó el 4 de abril de 1883, donde Posada fue designado como maestro “practico”.
El licenciado don Enrique Aranda, a pesar de sus 90 años aún recuerda a Posada y lo pinta como un hombre muy modesto, correctamente vestido al uso de entonces, nos dice que eran muy pocos sus discípulos en la época en que él lo trató. Topete del Valle parece haber localizado la casa donde estuvo el
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