James Augustine Aloysius Joyce
lordpreciousBiografía13 de Junio de 2012
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1.- Biografía
James Augustine Aloysius Joyce (Dublín, 2 de febrero de 1882 – Zúrich, 13 de enero de 1941) fue un escritor irlandés, reconocido mundialmente como uno de los más importantes e influyentes del siglo XX. Joyce es aclamado por su obra maestra, Ulises (1922), y por su controvertida novela posterior, Finnegans Wake (1939). Igualmente ha sido muy valorada la serie de historias breves publicadas bajo el título de Dublineses (1914), así como su novela semi-autobiográfica Retrato del artista adolescente (1916). Joyce es representante destacado de la corriente literaria denominada modernismo anglosajón, junto a autores como T. S. Eliot, Samuel Beckett, Ezra Pound o Wallace Stevens.
Aunque pasó la mayor parte de su vida adulta fuera de Irlanda, el universo literario de este autor se encuentra fuertemente enraizado en su nativa Dublín, la ciudad que provee a sus obras de los escenarios, ambientes, personajes y demás materia narrativa. Más en particular, su problemática relación primera con la iglesia católica de Irlanda se refleja muy bien a través de los conflictos interiores que asolan a su álter ego en la ficción, representado por el personaje de Stephen Dedalus. Así, Joyce es conocido por su atención minuciosa a un escenario muy delimitado y por su prolongado y autoimpuesto exilio, pero también por su enorme influencia en todo el mundo. Por ello, pese a su regionalismo, paradójicamente llegó a ser uno de los escritores más cosmopolitas de su tiempo.[1]
La Enciclopedia Británica destaca en el autor el sutil aunque veraz retrato de la naturaleza humana que logra imprimir en sus obras, junto con su maestría en el uso del lenguaje y su brillante desarrollo de nuevas formas literarias, motivo por el cual su figura ejerció una influencia decisiva en toda la novelística del siglo XX. Los personajes de Leopoldo Bloom y Molly Bloom, en particular, ostentan una riqueza y calidez humanas incomparables.[2]
El escritor argentino Jorge Luis Borges escribió sobre el autor: «Es indiscutible que Joyce es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo. Verbalmente, es quizá el primero. En el Ulises hay sentencias, hay párrafos, que no son inferiores a los más ilustres de Shakespeare o de Sir Thomas Browne.»[3]
Ulises es una novela del escritor irlandés James Joyce, publicada en 1922 con el título original en inglés de Ulysses. Su título proviene del protagonista de la versión latina de La Odisea de Homero, originalmente llamado en griego Odiseo. Es considerada por gran parte de la crítica la mejor novela en lengua inglesa del siglo XX.[1] Según el crítico español Francisco García Tortosa, Ulises es una de las novelas más influyentes, discutidas y renombradas del siglo XX.[2] El libro ha sido objeto de numerosos y profundos estudios, críticas y controversias.
3.-Argumento
Ulises relata el paso por Dublín de su personaje principal, Leopoldo Bloom y de Stephen Dedalus -ambos, álter egos del autor: Leopoldo (Joyce viejo) y Stephen (joven)-, durante un día cualquiera, el 16 de junio de 1904. El título alude al héroe de la Odisea de Homero. Existe todo un sistema de paralelismos (lingüísticos, retóricos y simbólicos) entre las dos obras (por ejemplo, la correlación entre Bloom y Odiseo, así como la que existe entre Stephen Dedalus y Telémaco). En la actualidad, los lectores fervientes de Ulises celebran el 16 de junio en todo el mundo como una festividad que lleva el nombre de Bloomsday. Joyce escogió esa fecha porque fue el día en que se citó por vez primera con la que después sería su pareja, Nora Barnacle.
Ulises es una novela enorme: 267.000 palabras en total, con un vocabulario de más de 30.000. En la mayoría de las ediciones consta de entre 800 y 1.000 páginas, divididas en 18 capítulos. A primera vista el libro parece desestructurado y caótico, pero los dos esquemas que Stuart Gilbert y Herbert Gorman hicieron públicos tras la edición para defender a Joyce de las acusaciones de obscenidad hicieron explícitos los vínculos con la Odisea. En el mismo sentido, resulta un gran aporte para la comprensión del universo simbólico de la obra el llamado Esquema de Linatti, el cual fuera elaborado por el propio Joyce y enviado a su amigo italiano.
Uno de los rasgos más importantes del libro está en que Joyce utiliza un estilo diferente para cada capítulo. El más usado es el de monólogo interior («conciencia interior» —stream of consciousness— en la terminología de William James), que consiste en expresar los pensamientos del personaje sin una secuencia lógica, como ocurre en el pensamiento real. La culminación de esta técnica narrativa es el epílogo de la novela, el famoso monólogo de Molly Bloom, en el. que el relato, sin signos de puntuación, emula el fluir, libre y desinhibido, del pensamiento.
En un bien documentado estudio, publicado por primera vez hace veintiséis años, Stuart Gilbert ha tratado pacientemente de desentrañar el misterio del Ulises de James Joyce, analizando detenidamente cada uno de sus “organismos” hasta encontrar lo que él cree son las raíces fundamentales en que se nutre esta genial novela del siglo XX. Se trata, más que de un estudio literario, de un análisis paleográfico de la obra. La exegesis demasiado minuciosa se pierde en un laberinto de datos precisos que más que descubiertos son determinados por el wishful thinking de Stuart Gilbert. (Por otra parte este es el mecanismo de todos los exegetas.) Trata Stuart Gilbert de establecer un paralelo entre el fisicismo primario de Ulises y el simbolismo heroico de la Odisea. (Ejemplo: “The Hours (as important personages in Ulysses as in the work of Proust) are associated with the morris (moorish) dancers with their “caps of indices” numbered like the hours”, pág. 340.) Y aunque llega a sus conclusiones por el buen camino, sin embargo, en él el filólogo oscurece al historiógrafo de la literatura, y el exegeta exhaustivo esconde siempre al crítico y al antropólogo; al antropólogo que busca en la literatura no el fósil neanderthaleano sino al hombre viviente. Cuando hemos terminado de leer el estudio de Stuart Gilbert entendemos el libro pero en el fondo nos hacemos la misma pregunta que el Doctor Jung: ¿Quién es Ulises?
En realidad la tragedia de Ulises ha sido que siempre ha caído en manos de una crítica que llamándose, ya a estas alturas, joyceana ha sido o bien analista, o bien alienista.
Analista en el sentido del trabajo de Stuart Gilbert; alienista en el sentido de esa obra pobre y triste que Jung lanzó al mundo con el título de ¿Quién es Ulises?
Stuart Gilbert ha escrito la historia del Ulises, ha encontrado sus orígenes fuera de James Joyce, ha interpretado, ha desentrañado su sentido críptico (!) y ha puesto ante nuestros ojos la relación lógica entre sus símbolos y la realidad, es decir, ha reducido el Ulises a la pobre condición de una paráfrasis de la mitología, en suma, ha hecho el Ulises comprensible si por comprensibilidad se entiende la reducción de un texto a las categorías lógicas fundamentales. Luego, Jung ya ha planteado una pregunta primaria, esencial: ¿Quién es Ulises? y ha querido contestarla con el procedimiento inverso, es decir, partiendo de las categorías lógicas primarias (¿Quién es?) trata de contestar a la pregunta fuera del mismo campo en que ha sido formulada dejándola, por lo tanto, sin respuesta. En el fondo quienes podían haberla contestado son aquellos que, por desgracia, no disfrutan de la hospitalidad tipográfica de las revistas especializadas de Zúrich o de Berna. De cualquier manera, Jung debería de haber planteado la pregunta en otros términos: ¿Quién es el Ulises de Joyce? Esta era la pregunta que, en resumidas cuentas, interesaba pero el Doctor Jung, formulándola en otros términos, corría el riesgo de ser confundido con uno de sus pacientes pues no sólo James Joyce mismo y en general todos los hombres hubieran podido contestarla con toda desenvoltura sino que además esa respuesta hubiera sido la conclusión lógica del razonamiento por demás simplista que obligaba a formular la pregunta, ¿Quién es el Ulises de Joyce? –el Ulises de Joyce es Mr. Leopold Bloom de 7 Eccles St., Dublin, Irlanda, 16 de junio de 1904.
El hecho de que contingentemente la vivencia de Leopold Bloom el 16 de junio de 1904 se asimile a la del rey Odiseo en su viaje a Ítaca no interesa ni al antropólogo ni al crítico moderno ni mucho menos al psicólogo, sobre todo cuando que esta obra nace exactamente de la formulación de la misma pregunta en la mente de James Joyce. En realidad se trata de una de esas preguntas trascendentales que todos los hombres se han hecho en algún día de su vida. Nosotros sabemos tan bien como Joyce que Leopold Bloom existe, sabemos que los hombres existen, sabemos que Leopold Bloom es un hombre y que todos los hombres son Leopold Bloom (en todo caso, basta leer Ulises para saberlo).
Posiblemente (y casi seguramente) entre todos los hombres Joyce ha sido el único en saber, antes de que existiera el Ulises, que todos los hombres son Leopold Bloom. A Joyce se le plantea la misma pregunta ¿quién es el hombre-Leopold Bloom? –si después de 708 (páginas) de respuesta genial el Doctor Jung todavía pregunta ¿quién es Ulises?...
La esencia de Ulises no reside en la forma misma con que a nosotros nos es dado comprender la novela. Si se busca bien en los intersticios de esa forma aparentemente compleja se llega forzosamente a Moby Dick, por lo que a la historia de las formas literarias respecta. Sin embargo, no se trata aquí de un realismo simbólico, es decir, de un realismo que propone símbolos constituidos por objetos de la realidad, símbolos que
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