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Jose Alcides Carrion

docvic8 de Abril de 2014

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Hijo de José Ulloa y Molina y de Justa Bucelo, en 1844 se matriculó en la Escuela de Medicina de la Universidad de San Marcos, graduándose como médico cirujano en el año 1851, y en este mismo año fue enviado por Cayetano Heredia a París para perfeccionarse. En diciembre de 1859, se casó con Catalina Cisneros, hermana de Luciano, Carlos y Luis Benjamín Cisneros. Tuvieron siete hijos, entre ellos el diplomático Alberto Ulloa Cisneros y el intelectual Luis Ulloa. En febrero de 1880 fue nombrado por, el entonces presidente de Perú, Nicolás de Piérola, Cirujano en Jefe del Ejército del Perú durante la guerra con Chile. Fundador y director de la Gaceta médica de Lima, en 1885 contribuyó a la creación de la Academia Libre de Medicina y fue el primer peruano en ocuparse de la psiquiatría. Desde 1987 es Patrono del Servicio de Sanidad del Ejército peruano.

El siglo XIX fue para la medicina peruana un periodo de enormes cambios que la transformaron de una disciplina aislada de los avances científicos en una disciplina pujante reconocida como líder en la modernización de la sociedad y en el desarrollo de la ciencia y la técnica en el país. El gremio médico pasó de ser motivo de la mirada burlona y a momentos procaz de un poeta popular como Caviedes o de la más amable pero no menos incisa imagen del médico pueblerino que retrataba Pancho Fierro, a ser un gremio unido, ampliamente reconocido por toda la sociedad como un colectivo moderno y opinante, con una participación notable en los más diversos temas de actualidad y debate de la República. Este extraordinario cambio coincide con los cambios de régimen político y las consiguientes adecuaciones de la sociedad colonial a la vida republicana que encontró en los médicos, por su relación con esa nueva fe que era la ciencia y además por su cercanía con problemas de interés común, una opinión y una alternativa que fue aprovechada por estos para su consolidación como un colectivo profesional.

En ese proceso existen figuras ampliamente reconocidas por la historiografía médica que se identifica casi exclusivamente con Hipólito Unanue y Cayetano Heredia agotando con ellos su relato del siglo XIX, y aunque se señala otras figuras menores, estas adoptan una posición subordinada a los personajes principales a los cuales se les atribuye prácticamente todo el aporte. En ese contexto, es importante destacar la figura de José Casimiro Ulloa, uno de los discípulos de Cayetano Heredia quien a contrapelo de la frecuente informalidad y falta de institucionalidad que observamos en nuestra historia es un fundador de instituciones, un propulsor de iniciativas osadas, un permanente defensor de la medicina y de sus practicantes y sobre todo un omnipresente opinante y polemista sobre los más diversos tópicos en cuanta publicación surge durante la segunda mitad del siglo XIX, contribuyendo más que ningún otro al afianzamiento del gremio médico y de las instituciones médicas en la sociedad peruana. A esta notable labor añade su trabajo silencioso como Secretario de la Facultad de Medicina y Secretario Perpetuo de la Academia Nacional de Medicina gracias a la cual se puede rescatar los debates y discusiones que ocupaban a la Academia Peruana en esa etapa de consolidación.

Sorprende en realidad la diversidad de áreas y ámbitos en los que Ulloa interviene y, aunque su pluma es particularmente hábil en el comentario breve periodístico, eso no le resta profundidad sino que adquiere desde muy temprano la maestría en el comentario exacto y preciso que apunta al meollo del asunto. Con justicia dice de él Avendaño El Dr. Ulloa intervino en todos los sucesos grandes o pequeños, ligeros o trascendentales, habidos en el Perú en el período a que me refiero.

José Casimiro Ulloa Bucello nació en Lima el 4 de marzo de 1829, de familia modesta, sus padres fueron don José Ulloa y Molina, un artesano que tenía su taller en el Banco del Herrador y doña Justa Bucelo. Por su origen Ulloa era considerado un “pardo”, es decir que su semblante denotaba ancestros mestizos o mulatos y, si bien se había abolido formalmente las “castas” y las limitaciones que tenían para acceder a cargos y designaciones oficiales y académicas, estas persistieron en el imaginario y accionar cotidiano. Esa condición probablemente signó su permanente inconformismo y por cierto fue también el motivo de injustas y vilipendiosas críticas.

No tenemos noticia de sus primeros estudios, los que podemos especular que realizó bajo la orientación de algún párroco, como era habitual en la época, pero sí sabemos que los continuó en el Seminario de Santo Toribio, adquiriendo, sin duda, una formación humanística. Desconocemos también, por la ausencia de rasgos autobiográficos, qué motivaciones lo inclinaron a seguir estudios médicos, pese al triste estado en que se encontraba la casa fundada por Unanue que había sufrido los embates de la gesta libertadora, la consiguiente reacción realista y, luego de la independencia, las continuas revueltas y revoluciones que afectaron al Perú. Hubo largos periodos en que los profesores de San Fernando no percibieron sus salarios y los estudiantes internos o “escolares fernandinos” debieron salir a tomar alimentos y refugiarse en hogares limeños que los acogían pues los ingresos del Colegio no alcanzaban ni para lo elemental. En ese entorno poco propicio Ulloa ingresa al Colegio de la Independencia como alumno externo en 1844 a los 15 años, edad no infrecuente para iniciar los estudios médicos pues el Colegio completaba la instrucción básica de sus escolares para luego continuar con las disciplinas propiamente médicas, siguiendo lo instituido en el Quadro Sinóptico de Unanue.

Cayetano Heredia se encontraba en su segundo mandato como Rector del Colegio de la Independencia, el primero había sido entre 1834 y 1839 y había terminado abruptamente luego de múltiples problemas. En este segundo periodo la situación del Perú era diferente y los estudios de medicina comenzaron a encaminarse según la propia nación se estabilizaba. Ulloa terminó sus estudios en 1851; se debatía entonces la necesidad de una nueva ley de educación que pusiera orden en el caótico sistema existente y Heredia pensando en lo que correspondería a la medicina, previsoramente interpuso sus buenos oficios para enviar a un grupo selecto de sus egresados a estudiar a Francia, preparándolos para el cambio que se avecinaba. Viajaron Francisco Rosas, José Pro, Rafael Benavides, Celso Bambaren, Camilo Segura y José Casimiro Ulloa. Cayetano Heredia llamaba a todos “sus hijos” y con preocupación paterna intentaba dirigirlos y orientarlos desde Lima. En ese menester contaba con Ulloa, quien le comentaba todos los pormenores de los estudios y actividades del grupo; esto no era del agrado de los demás y por el contrario causó rencillas y resentimientos, muestra de eso es la ultrajante décima que Francisco Rosas, uno de sus compañeros le compuso:

“El tercerón Casimiro Fuelle de grajo y pezuña Es una fétida cuña Que no consiente el respiro. Por qué nos llame suspiro, De vuelta al hogar peruano Librándonos de este “hermano” Tan soplón como sabihondo Y tan zambo y tan hediondo, Nuestro Padre Cayetano

Los “hermanos” al regresar a Lima se integraron a la docencia, destacando cada uno de ellos en la especialidad que habían elegido y contribuyendo notablemente al desarrollo de la medicina. Ulloa ocupó la cátedra de Terapéutica y Materia Médica, pero desde su retorno a Lima, dio inicio a su permanente intervención en los más diversos aspectos que se discutían en la sociedad peruana; su credo fue liberal y desde la tribuna periodística se incorporó a los debates entre los conservadores, encabezados por Bartolomé Herrera quien proclamaba la “soberanía de la inteligencia”, y los liberales encabezados por el Dr. José Gálvez, pero también fue hombre de acción y participó en la rebelión libertadora de 1855 y la llamada restauradora de 1865 . Ese carácter liberal ilumina su diversa obra la cual intentaremos resumir en algunos de sus aspectos

ENSEÑANZA MÉDICA

Desde su época de estudiante fue seleccionado por Cayetano Heredia para incorporarse a la docencia pero el viaje de estudio a Francia tuvo, además, el objetivo de revisar la organización de la enseñanza médica y luego plantear la reforma de los estudios médicos en el Perú en el marco de un nueva Ley de educación que se reclamaba. Aunque Cayetano Heredia no dejó obra escrita, el relato de los antecedentes de la creación de la Facultad de Medicina por Ulloa nos acerca a este complicado nacimiento: Desde el año 51 se escogieron diferentes profesores y alumnos para que estudiasen en Europa materias especiales de enseñanza, con la mira de que viniesen luego a difundirlas en el Perú. Nosotros tuvimos el honor de ser considerados en esta elección, a cuyo objeto nos hemos esforzado por corresponder dignamente, así como el mandato que recibimos particularmente, para estudiar todas las cuestiones que envuelve un plan de organización médica. Las recomendaciones de Heredia a sus discípulos fueron escuetas y se percibe en ellas la disciplina que imponía, así en carta a Ulloa le indica: Estudia los clásicos sin olvidar a Hipócrates y enfermos en los hospitales nada más.

El Mariscal Castilla promulga en 1855 una nueva ley de Educación; se establece una educación primaria, una secundaria y una superior que se impartirá en las Universidades. La Universidad de San Marcos se organiza en Facultades, que absorberán los Colegios en los cuales se desarrollaban los estudios profesionales, como el de la Independencia que formaba médicos. Se dispone por consiguiente que la naciente Facultad elabore su Reglamento. En esa empresa, por sus particulares condiciones, fue Ulloa el que

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