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La Niña Mala


Enviado por   •  12 de Octubre de 2011  •  1.141 Palabras (5 Páginas)  •  461 Visitas

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Parece de antemano imposible o, por lo menos, difícil de asumir en un mundo que día a día se vuelve más escéptico, que el narrador de esta novela encare no sólo el tema del amor, sino también el del erotismo y la seducción de una manera tan peculiarmente interconectada que no puedan separarse -al menos radicalmente- uno de los otros.

He planteado el orden de los temas de la siguiente manera: “Seducción, erotismo y amor”. Esto acontece con Otilia -personaje principal de la novela- en quien prevalece la necesidad de seducir primero, entregarse luego a un erotismo que es para ella tentativo y gradual, para concluir -no en todos los casos, posiblemente sólo en uno- inmersa en una forma peculiar del amor que ella profesa por el protagonista de la novela.

Ricardo y Lily, Ricardo y Arlette por mencionar tan solo dos de los momentos cíclicos que reúnen a los antagonistas en esa lucha irrefrenable que sostienen y mediante la cual desean: uno, aferrarse y eternizar el momento y, la otra, intentar un acercamiento del cual no está convencida, en tanto que una voz interior le grita que algo hay para descubrir que ella aún no ha percibido claramente.

Observemos en primera instancia el motivo poético de la seducción. Cuando Arlette -segundo rostro simbólico de Otilia- llega a París, el focalizador interno fijo graba tres o cuatro características de la personalidad de la joven que van más allá de meros atributos individuales para anclar en una manera de ser no totalmente preconcebida, pero que delinea rasgos implícitos de una personalidad carismática para el amor y el sexo.

Ella tiene una silueta graciosa, una piel cálida y, a pesar de la vestimenta en extremo sencilla y algo grotesca que llevaba, hay una señal que puede percibirse más allá de esos vestidos, se halla ese toque femenino expresado en la manera de caminar y moverse, aunado al modo de fruncir sus gruesos labios cuando habla de temas no del todo trascendentes.

Y ella no es una actriz consciente de su papel, es más bien alguien que desempeña un rol que desconoce en lo inmediato y que conoce mediatamente a la perfección cuando su experiencia le permite ver y palpar los resultados que alcanza.

Dicho de otro modo, se trata de una mujer capaz de atrapar en las redes de sus movimientos seductores al más prevenido. Teje su tela con los materiales que la madre naturaleza le ha dado; captura a su víctima y se sienta a devorarla pausadamente; se deleita y sufre a la vez, porque sabe que muchas veces las cosas le salen muy bien, pero en otras ocasiones no sucede así.

Otro atributo que radica también en la cara son sus ojos oscuros y expresivos; diría más bien, ojos equívocamente expresivos y simbólicamente oscuros; no pasamos por alto la referencia racial que se indica en el negro de sus ojos, pero quiero detenerme en la sugerencia que está implícita en ellos. Al igual que el Tabaré de Zorrilla con sus ojos azules representaba la unión forzada de dos culturas, también la niña mala con sus ojos oscuros alegoriza la unión de una mujer tipológica, casi podríamos decir “común y corriente”, con otro tipo menos común y nada corriente; me refiero a la fémina que se ha formado en la escuela de la necesidad y la búsqueda y que ha moldeado en esta misma escuela una personalidad que atrapa, subyuga y erotiza. Su magia consiste precisamente en no contar con sortilegio alguno, a no ser su capacidad innata

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