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Trabesura De La Niña Mala


Enviado por   •  24 de Junio de 2012  •  1.947 Palabras (8 Páginas)  •  472 Visitas

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Travesuras de la niña mala

(Resumen del libro de Vargas Llosa,

ten en cuenta que contiene detalles muy precisos sobre el libro.)

El escritor peruano Mario Vargas Llosa, brinda un extraordinario regalo a sus lectores, con la deliciosa novela “Travesuras de la Niña Mala”. Este autor posee un magnífico manejo de la letra escrita, es espléndido.

En este libro se aprecia la vida de la Niña Mala desde que era una chiquilla. Inquieta por naturaleza así como rebelde, dispuesta a romper con todos los esquemas y patrones sociales que le impidieran lograr que lo que se propusiera, realmente nunca conoció de límites.

La historia inicia en Perú, cuando la Niña Mala, Lilly, contaba con unos pocos años de vida. Era una chica graciosa que pretendía llamar la atención de las personas con las que interactuaba. Siempre fue la mejor para bailar y quien gozaba de ser atractiva para los muchachos del barrio, lo que incrementaba su ego. Ricardo Somocurcio era el que encabezaba la lista de pretendientes. Quedó enamorado perdidamente de ella desde entonces, le arrobó el corazón.

Ella se decía originaria de Chile y se hacía pasar por una jovencita proveniente de una familia de muchos recursos económicos, hasta que se encontró con quien la cuestionó acerca de familias chilenas reconocidas y ella se vio en la penosa situación de desconocerlas, lo que favoreció que se delatara su nacionalidad fraudulenta.

Después de algún tiempo que Ricardo cumplió su sueño de ir a París a desempeñarse profesionalmente como traductor de varios idiomas, en la UNESCO, rodeado de muy pocas amistades debido al reducido tiempo que tenía en la Ciudad Luz, contactó con un paisano cuya ideología era de corte revolucionaria y en determinados momentos trasladaba personas para enlistarse en las filas de los movimientos sociales de Cuba. Entonces, después de tantos años, logró reconocer a Lilly, pero no estaba seguro pues se la presentaron como Arlette, sin embargo, él se dio cuenta en seguida de quién se trataba y sin mayor explicación ayudó a su viaje a Cuba, en donde conoció y se hizo amante de uno de los líderes revolucionarios de aquel país.

Después de algún tiempo más, Ricardo estaba totalmente absorbido por sus actividades de traductor tanto en París como en otros países, conoció a un compañero de trabajo, a quien apodaban el “Trujimán”, que era aficionado a la colección de soldaditos de plomo. Un tipo un tanto raro pues se dedicaba a trabajar, sin tener el más mínimo tiempo para el amor ya que se había prometido a sí mismo nunca más volverse a enamorar.

Nuevamente se topa con la Niña Mala en París, cuando ésta ya había contraído nupcias con un diplomático francés. Fue cuando ella adoptó el nombre de Madame Arnoux. En ese encuentro se reconocieron mutuamente y vivieron un romance clandestino, ratos de pasión ilimitada, en los que hacían derroche de amor y de sensaciones. Ricardo, como su fiel enamorado, le propuso matrimonio inútilmente ya que ella le dijo que solamente se casaría con aquel hombre que fuera muy rico y poderoso. Para ella, Ricardo, es un Niño Bueno y con falta de ambición.

La Niña Mala abandonó muy pronto al francés y huyó a otro país. Se fugó con toda la fortuna de su marido, sencillamente se desapareció del mapa. Ricardo, al no saber de su paradero, comenzó a sentirse desesperado por no tener claro dónde localizarla, se sentía mal, desamparado, por lo que decidió refugiarse en su trabajo y en los viajes que éste le implicaban.

Somocurcio tuvo contacto con un viejo amigo peruano en Inglaterra, su nombre era Juan, se dedicaba a pintar, consiguió contratos para pintar a los caballos más finos y veloces de las carreras que se presentaban. Ricardo visitaba a Juan y lo acompañaba al hipódromo. Estuvo en ese país en repetidas ocasiones hasta que se volvió a encontrar con la Niña Mala. Esta vez ya se había convertido en Mrs. Richardson, pues era la esposa de un potentado aficionado a los caballos.

Ricardo y la Niña Mala en ese reencuentro, establecieron otro idilio a escondidas, en el que estaban presentes todas las prácticas amorosas sin ninguna reserva. Ricardo se entregaba totalmente al placer de estar con el amor de su vida. Otra vez había caído en sus redes. Él se sentía traicionado y un imbécil por seguir enamorado de una loca aventurera, pero su amor era más fuerte que su voluntad y se conformaba con esas sesiones amorosas en las que se hacía ilusiones de poseerla solamente para él, daba rienda suelta a sus emociones, no había ninguna clase de limitación.

En Inglaterra fue descubierto el matrimonio que la Niña Mala sostuvo con Arnoux, lo que provocó que se esfumara nuevamente, sin dejar rastro.

El “Trujimán”, quien coleccionaba los soldaditos de plomo, se trasladó a Japón pues tuvo la oportunidad de un mejor trabajo de traductor que en la UNESCO. Sostenía comunicación con su amigo y le platicaba lo interesante de aquel país, las experiencias de trabajo, además de las correspondientes al amor, pues llevaba una relación con una japonesita. Contra toda su voluntad, sentía que su novia le daba todo el amor, la aceptación y la pasión en la intimidad que ambos necesitaban. En el fondo no era así. La japonesita lo rechazaba pues no estaba acostumbrada a que la trataran con tanta dulzura. La hastiaba.

En una de las cartas que Ricardo recibió de su amigo de Japón, le comentó que conoció a su Niña Mala, lo que lo cimbró en su interior. Hizo todas las gestiones necesarias para que fuera contratado en eventos de aquel país, lo que facilitaría su comunicación con ella. Lo logró y emprendió el viaje.

Efectivamente, ahora la Niña Mala estaba involucrada con un japonés dedicado a negocios del contrabando de afrodisíacos,

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