La vida cotidiana

La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y para ellos tiene un significado subjetivo de un mundo coherente. El mundo de la vida cotidiana no solo se da establecido como realidad por los miembros ordinarios de la sociedad en su comportamiento dentro de su vida, es un mundo que se origina en sus pensamientos y acciones, y que está sustentado como real por los miembros de dicha sociedad.

El método que consideraron más conveniente para calificar los fundamentos de la vida cotidiana es el del análisis fenomenológico, método descriptivo empírico que así consideran a la naturaleza de las ciencias empíricas. El análisis fenomenológico, o más bien, la experiencia subjetiva de la vida cotidiana, es un freno en contra de todas las hipótesis causales o genéticas.

La conciencia siempre es intencional, siempre apunta o se dirige a objetos. Nunca podemos aprender tal o cual supuesto de conciencia en cuanto tal, sino solo la conciencia de esto o aquello. Esto es lo que ocurre, ya sea que el objeto de la conciencia se experimente como parte física del mundo exterior, o se aprehenda como elemento de una realidad subjetiva interior.

La realidad de la vida cotidiana se presenta ya objetivada, o sea, constituida por un orden de objetos que han sido designados como objetos, antes de que se aprecie en escena. El lenguaje utilizado en la vida cotidiana proporciona continuamente las objetivaciones indispensables i dispone el orden dentro del cual estás adquieren sentido y dentro del cual la vida cotidiana tiene significado. La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí” de mi cuerpo y el “ahora” de mi presente, este es el foco de la atención prestada a la vida cotidiana. Sin embargo, la realidad de la vida cotidiana no se agota por estas presencias inmediatas, sino abarcan fenómenos que no están presentes “aquí y ahora”. Esto significa que se experimenta la vida cotidiana en diferentes grados de proximidad y alejamiento, tanto espacial como temporal. La realidad de la vida cotidiana se presenta además como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparten distintas sociedades.

El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el espacio como en el tiempo, la estructura espacial es totalmente periférica con respecto a nuestras consideraciones presentes. La temporalidad es una parte intrínseca de la conciencia. Todo individuo tiene conciencia de influir en el interior del tiempo que a su vez se basa en los ritmos psicológicos del organismo aunque no se identifique con ellos. La estructura temporal es coercitiva, no se puede intervenir a voluntad las secuencias que ella impone.

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