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LA VIDA COTIDIANA

CRISTHIANS05Ensayo6 de Marzo de 2013

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LA VIDA COTIDIANA

RESUMEN

El presente ensayo crítico-reflexivo aborda la noción de la categoría epistémica de Vida Cotidiana en tanto concepto que relata el hábitat de la cultura, cuyo espacio y tiempo común permiten la construcción de su discurso de saberes y prácticas. El uso de esta categoría nos remite a análisis, reflexiones y críticas de cómo la Vida Cotidiana es definida como el espacio donde habita lo diverso y la unidad; así mismo, como tiempo de búsqueda de referentes ontológicos, epistemológicos y axiológicos para significar los saberes construidos desde las prácticas que dan sentidos a los pensamientos, afectos y acciones que crean la vivencia, la convivencia y –hasta- la sobrevivencia en una realidad natural, social y cultural. De allí que sea necesario, a partir del diálogo como método de investigación, que interpretemos los significados de las intenciones y los sentidos de las acciones, que han sido desarrolladas por los autores citados en este escrito para argumentar y trascender el abismo existente entre las realidades imaginarias y las reales, entre el Logos, contenidos de la Racionalidad y las emociones, contenidos de los Afectividad. En razón de lo antes expuesto, presentamos aquí las definiciones con el propósito de resemantizar la categoría de Vida Cotidiana como espacio y tiempo donde los seres humanos construyen sus saberes y prácticas que le permiten dialectizar con la vida y crear, con el devenir de la misma, acciones, como mencionara Gadamer, “para hospedar al Otro, que a su vez, somos siempre también nosotros mismos”. Palabras claves: Vida Cotidiana, Subjetividad de la Cultura, Enfoque Cualitativo.

El presente ensayo crítico-reflexivo tiene como propósito abordar la noción de la categoría epistémica de Vida Cotidiana en tanto concepto que relata el hábitat de la cultura, en tanto espacio y tiempo común, que permiten la construcción del discurso de la subjetividad, es decir, los saberes y prácticas que se intercambian en las relaciones sociales. El uso de esta categoría nos remite a análisis, reflexiones y críticas de la Vida Cotidiana como el espacio relacional donde se encuentran lo diverso y la unidad; así mismo, como tiempo de búsqueda de referentes ontológico, epistemológico y axiológicos para significar los saberes construidos desde sus prácticas que dan sentidos a los pensamientos, afectos y acciones que crean la vivencia, la convivencia y –hasta- la sobrevivencia en interacción con una realidad natural, social y cultural. De allí que sea necesario, a partir del dialogo entre los significados de las intenciones y los sentidos de las acciones de los autores citados en este escrito, trascender el abismo entre las realidades imaginarias y las reales, entre el Logos, contenidos de la Razòn y las emociones, contenidos de los Afectos, para, de esa manera, ir disipando la permanente diatriba con el ethos de la Vida Cotidiana, la cual emerge de la lucha por y del poder entre “lo que es” y “lo que debería ser” la vivencia de la realidad en la cotidianidad de la vida. En este horizonte de posibilidades, presentados en este ensayo, con la intencionalidad de integrar, a partir de las diversas nociones que conceptualizan la Vida Cotidiana y las evidencias que de ella se tematizan en las acciones humanas, esa perspectiva fragmentaria entre la mentalidad y la corporeidad que reflejan una separatidad entre lo que se designa como Vida Cotidiana y lo que realmente se revela en la materialización de la Subjetividad de la Cultura, a través de la exclusión mutua del conocimiento institucional (explícito) y el sensible (implícito), al emerger las interpretaciones para representar la realidad social. En razón de lo antes expuesto, se presentan aquí algunas definiciones con el propósito de resemantizar la categoría de Vida Cotidiana como espacio y tiempo donde los seres humanos construyen sus saberes y prácticas que le permiten dialectizar con la vida y, para crear, con el devenir de la misma, acciones, como mencionara Gadamer, para hospedar al Otro, que a su vez, somos siempre también nosotros mismos. La Vida Cotidiana es metáfora de metáforas del pensamiento, el sentimiento y la acción, ya que ella es la esencia de las vivencias que se transforman en experiencias de vida desde la percepción, ya no sólo desde las sensaciones, sino de la transformación de los contenidos de la vida cotidiana en conocimientos.

No obstante, la noción de Vida Cotidiana se ha venido en rupturas que han irrumpido la estructura categorial de base conceptual, dejando así, su contenido vacío de referentes compartidos cuando la evocamos y/o la invocamos en el corpus teórico de los discursos de los saberes. De allí que empezamos desnaturalizándola de su sentido colectivo sin poder conciliar los pares opuestos entre el conocimiento y la experiencia que emergen de la diferencia y la singularidad de los afectos y de los actos, que se relatan como testimonios del “aquí” y del “ahora” que acontece en cada persona particular en tanto integrante de un grupo social. En este orden de ideas, la Vida Cotidiana es la medida de las relaciones humanas con el tiempo, con la habitabilidad de los espacios, con la búsqueda de imaginarios y con la construcción de historias, todos ellos como referentes de los contenidos que se relatan en los discursos de la racionalidad, la afectividad y la corporeidad que elaboramos para tematizar el cómo pensamos, sentimos y actuamos la existencia de la cultura donde vivimos y convivimos. (Pollio, Henley, y Thompson, 2006). . Es así como en este diálogo entre los significados particulares y sentidos compartidos (Austín, 2000), se construyen las prácticas y los saberes que se enuncian en los contenidos que explican el mundo natural, social y cultural evidenciado en la cotidianidad de la vida. La Vida Cotidiana es un referente teórico y experiencial que permite abordar, según Heller (1991) y Rockwell (1996), todo tipo de actividad desde las cuales cada sujeto particular constituye procesos significativos de reproducción social, apropiación cultural y las prácticas sociales, mediante las cuales las personas se apropian de los diversos contenidos de aprendizaje intercambiados en las relaciones sociales para construir los conocimientos, sentimientos y acciones para vivir. De allí que cuando se desea conocer una sociedad, se debe comprender e interpretar cómo sus grupos viven, trabajan, piensan, sienten, actúan y esto se hace a través del estudio de la Vida Cotidiana.

Esta categoría ha sido definida teóricamente como el espacio de construcción de actividades de producción y relaciones sociales que regulan la existencia material y simbólica de las personas en un contexto social, económico e histórico determinado. (Perera y Martín, 2003). A partir de esta definición, se puede enunciar que en la Vida Cotidiana se establece una dialéctica entre el sujeto social representado en las instituciones y el sujeto individual representado en la persona concreta. En este sentido, Rojas y Ruiz (2001), también señalan que la vida cotidiana es, en cierto modo, la concreción de las relaciones sociales; de allí que los intercambios que se realizan entre los individuos que conforman un grupo social, no pueden ser considerados como un conjunto de actos mecánicos o rutinarios de percibir las situaciones del diario vivir; sino como acciones que le dan significados y sentido a la vida misma de cada individuo según la ideología, los referentes valorativos, las experiencias y las condiciones del medio socio-económico en que transcurre su existencia.

Precisamente esta presencia de la sociedad, según González Rey (1997), de lo cotidiano se debe a que la Vida Cotidiana es el espacio donde las personas se integran en el nivel más íntimo de su vida social en tanto lugar donde viven y, por tanto, es precisamente en la cotidianidad donde confluyen los comportamientos sociales que develan la coherencia o la ruptura de la referencia axiológica o ideología social dominante. En este orden de ideas, Heller (1991), considera que la Vida Cotidiana es heterogénea y jerárquica. La primera categoría alude a los diversos ámbitos en que nos movemos y que son distintos en contenido y en significación. La segunda categoría da orden a la vida cotidiana y varía en cada época en función de las estructuras económicas y sociales; evidenciándose así que cualquier abordaje de la realidad social debe reconocer la importancia de la Vida Cotidiana como espacio específico que conecta a los individuos con la realidad histórica, social y económica a través de las relaciones de intercambio que las personas establecen en el hogar, el trabajo, la escuela y las instituciones. El planteamiento de esta ensayo sobre la conceptualización de la Vida Cotidiana, su espacio y temporalidad como unidad de análisis de los fenómenos sociales, también coincide con Lindón (2002) al señalar esta autora, que lo cotidiano se constituye en el lugar donde se encuentran en una dinámica compleja e intersubjetiva, la vivencia y la producción y reproducción de las estructuras sociales. De allí que la vida cotidiana, desde la perspectiva que aquí interesa resaltar, es centralmente el escenario de la reproducción social, la cual está indisociablemente vinculada con lo que en un momento específico y en una cultura particular, se asume como legítimo, normal, necesario para garantizar la continuidad de la cultura. Por tanto, la Vida Cotidiana es histórica, es decir, no puede pensarse al margen

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