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Vida Cotidiana


Enviado por   •  23 de Julio de 2013  •  2.744 Palabras (11 Páginas)  •  290 Visitas

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EL GRUPO INSTITUYENTE DEL SUJETO Y EL SUJETO INSTITUYENTE DEL GRUPO * Analizando la obra de Enrique Pichon-Riviere, el itinerario que sigue en su desarrollo, nos encontramos con un autor que accede a la temática de la intersuejetiuidad a partir de su interrogarse por la intrasubjetiuidad. Es la pregunta por el sujeto' y su acontecer, particularmente por ese tipo de experiencia que se denomina psicosis lo que lo llevará a interrogarse por la interacción, el vínculo, el grupo, su estructura y su eficacia determinante. Desde su descubrimiento de que la enfermedad mental, esa modalidad peculiar de significarse a sí y al mundo, de interpretar la experiencia, es un emergente, es decir, tiene sus condiciones de producción en ciertas formas deinteracción familiar, la problemática• del ~ujeto y la temática, del grupo quedarán definitivamente articuladas en su pensamiento en tanto se reenvían recíprocamente. En la relación terapéutica, y a partir del análisis del proceso transferencial Enrique Pichon-Riviere accede a un mundo interno, dimensión intrasubjetiva que tiene las características de una trama argumental interna, de una dramática en la que se articulan e interactúan el self y los objetos internos. Interaetúan relacionándose con las características de una formación grupal. En la "conducta réplica", en la "falsa conexión" de la transferencia, Enrique Pichon-Riviere veía no sólo actualizarse deseos, sino como lo señala Neuyrat, .a una relación del pasado interrogar a esa relación del presente. Accedía a las formas de esa dramática interna porque ésta intentaba desplegarse en el e~pacio transicional de la relación terapéutica, espacio del grupo. Y ese desplegarse se manifestaba por un adjudicar roles o intentar asumirlos, por un reeditar modelos de relación inscriptos en ese mundo interno, sostenidos en esa trama argumental desde la que se interpretaba la realidad. En el paciente . psicótico o neurótico esa dramática condiciona un empobrecimiento de la relación sujeto-mundo, la intensidad del estereotipo revela una detención del aprendizaje. El carácter interaccional, grupal, dramático de la dimensión. intrapsíquiea había sido adelantado por Freud a partir de las diversas formulaciones del concepto de fantasía y en particular cuando en "Psicología de las masas y análisis del yo" afirma: "en la vida psíquica está siempre integrado el otro, como objeto, modelo, rival o ayudante". A la vez, desde la Escuela Inglesa, de tanta influencia entonces (fines de la década del '40 y década del '50) en el pensamiento de Enrique Pichon-Riviere se plantea que las primeras fantasías se experimentan como sensaciones, pero que toman más tarde la forma de imágenes plásticas y representaciones dramáticas. Podemos preguntamos: ¿qué • hechos de su práctica clínica llevaban a ese psicoanalista, que tenía a su disposición esas respuestas en las que el deseo inconsciente y la actividad pulsional aparecían como artífices de esa dramática, a seguirse interrogando por su origen? Y ¿qué lo llevaba a centrar su indagación en los procesos de interacción, la dialéctica entre sujetos, buscando las condiciones de producción de esa dramática, replan- teándose el concepto de relación de objeto y sustituyéndolo por el de vínculo 1, en el que se adjudica eficacia no sólo a una interrelación fantasmática, producción del sujeto, sino a la acción del otro, del objeto, que se mueve de hecho hacia la gratificación o frustración, resituando así el lugar fundante de la experiencia con el otro, de las relaciones reales con el contexto, en la constitución de lo subjetivo? ¿Cómo llega Enrique Pichon-Riviere a elaborar la hipó- tesis de que la enfermedad es un emergente, es decir una cualidad nueva que aparece en un •campo interaecional y que tiene sus condiciones de producción en un proceso de interacción que denominamos patogenético, siendo el que enferma portavoz de ese proceso? Su práctica terapéutica, particularmente en el campo de la llamada "urgencia" psiquiátrica lo contactaba no sólo con el paciente en crisis, sino con su grupo familiar, también en crisis. Y en este grupo la situación de crisis, la emergencia de la enfermedad en uno de sus integrantes des-cubre con toda crudeza los mecanismos de interacción. La crisis funciona como analizador, en el sentido de que permite explicitaciones de lo hasta allí encubierto o implícito. ¿Qué queda al descubierto? Las formas de comunicación, el sistema de fantasías que organiza la interacción grupal, la adjudicación y asunción de roles, las formas de la mutua representación intema, las alianzas y exclusiones, los secretos grupales, las proyecciones masivas, las depositaciones, el destino de la necesidad de los integrantes, que es habitualmente un destino de negación o frustración sistemá- tica. El mecanismo de segregación que comienza a estructurarse y que da cuenta de que el portavoz empieza a ser significado por los otros como el portador de lo siniestro, de lo que "debiendo permanecer oculto se ha manifestado". Ese contacto le permite establecer ciertas correspondencias; algunas hipótesis acerca de una relación de causalidad dialéctica, no lineal, no especular, entre el acontecer del paciente y el acontecer del grupo 2. Ese contacto espontáneo es tan revelador que Enrique Pichon-Riviere lo transforma en recurso técnico, y ya en ese encuadre una investigación sistemática de esas relaciones pone de manifiesto los nexos entre ese sistema interno, esa dramática (mundo interno del portavoz) y la interacción grupal. Grupo familiar y paciente aparecen articulados en un sistema o "gestalt", en una relación cambiante de figura y fondo. Esto es: esa investigación sistemátiCa, dada ya en el abordaje grupal familiar del proceso del enfermarse, revela relaciones de causalidad dialéctica entre la estructura y dinámica de ese grupo familiar y la estructura y dinámica del mundo interno del portavoz. Esto conduce a Enrique Pichon-Riviere a caracterizar a ese mundo interno, a esa trama argumental como reconstrucción fantaseada de la trama de relaciones en la que emerge, trama que es escenario de su experiencia y la determina, la significa, la organiza. Así el émergente de la enfermedad, ese delirio, ese discurso psicótico, ese síntoma, remite como signo a un proceso interaccional, con un presente y con una historia, proceso que ha operado como condición de producción de esa estructura (la del grupo interno) y de la actual quiebra entre grupo interno y grupo externo. La enfermedad es indicador, denunciante del funcionamiento de esa estructura grupal. Eso lo lleva a pensar que esa conducta no tiene sólo un sentido intrapsíquico sino que es esencialmente relacional aun la aparentemente más aislada, y en tanto relacional e~ también 9ireccional. Es señal, respuesta

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